Siempre que un equipo decide cambiar de técnico, cientos y miles de personas nos enfrascamos en un reñido debate sobre si la decisión fue la correcta o es errónea, sobre quién debe llegar o en quién ni siquiera se debe de pensar para dirigir al equipo que indistintamente está pasando por un mal momento para haber llegado a esa decisión.
Y mientras muchos nos desgarramos las vestiduras defendiendo nuestra postura, incluso analizando lo que el equipo en mención necesita, estudiando perfiles y verificando trayectorias, la realidad es que ni lo que nosotros creamos será tomado en cuenta por quienes toman las decisiones a la hora de elegir al nuevo capitán de la nave.
Es decir, la designación de un entrenador en un equipo de futbol es el acto más antidemocrático y muchas veces injusto que puede existir en el mundo entero.
La decisión siempre resulta ser unilateral, un vil dedazo en el que a veces son considerados muchos factores antes del deportivo para la elección de un entrenador.
En Correcaminos, recientemente se decidió despedir de su puesto como director técnico a Alex Aguinaga, y antes a Omar Arellano, le precedió Joaquín del Olmo, José Luis Sánchez Solá, Ignacio Rodríguez, Jorge Francisco Almirón, Nelson Sanhueza, etcétera, etcétera, etcétera… y le pregunto, ¿alguien tomó en cuenta su opinión para asignarlos o destituirlos?. Nadie. Y no porque sólo pase en Correcaminos, esto pasa en cualquier club del mundo e incluso ni siquiera contratar a un técnico de gran palmarés es una garantía para la mejoría en resultados o consecución de títulos, es una moneda al aire.
Esa misma apuesta es la que hizo el equipo de la UAT en Ricardo Cadena, el novato entrenador del cuadro emplumado que llegó como emergente ante la salida de Aguinaga; y así como no se nos toma en cuenta ni a usted ni a mi para las decisiones del equipo, pues también es mi libre decisión creerme el cuento chino que el señor Cadena era el proyecto que Correcaminos tenía para que algún día llegara a ser el entrenador en jefe.
El sábado sufrió su primer descalabro y exhibiendo carencias que no alcanzó a corregir en el trámite del partido, apatía fue lo que abundó en la cancha por el lado naranja y es aquí donde el técnico tiene que mostrar firmeza, ¿la tendrá?. Veremos y redactaremos.




