5 diciembre, 2025

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Circo Beas …el primero en Victoria

En los años cuarenta era uno de los principales atractivos de temporada, el circo Beas-Modelo que llegaba a la ciudad por tren y se instalaba en terrenos de la ex Hacienda de Tamatán

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- A inicios de la década de los cuarenta, Victoria, la pequeña capital del estado tenía entre sus distracciones el cine y los circos, el primero se disfrutaba en el antiguo teatro Juárez y los segundos llegaban por temporadas en tren.

Don Arturo Salazar recuerda el circo Beas–Modelo, que se instalaba en los primeros terrenos de la feria al fondo de los terrenos de la ex hacienda Tamatán. Un espacio que aún conserva gradas y un foro al final de su descenso.

“Eso fue antes del cincuenta, si mal no recuerdo, eran las ferias que organizaba el gobernador don Magdaleno Aguilar Castillo. No era en los terrenos de la vieja feria, donde ahora está Tamatán, ese espacio se utilizó tras la llegada del gobernador Norberto Treviño Zapata. Pero cuando era niño recuerdo haber asistido con mi padre al circo, en aquel lugar de Tamatán; mi papá me llevaba, claro que en ese tiempo todo era monte, nada estaba poblado, bajaba uno el terraplén, hasta llegar abajo”.

El Beas–Modelo tenía también atracciones mecánicas y se trasportaba en tren, no se sabía si era propio o rentado, pero los furgones tenían los anuncios del circo en los costados y eso impresionaba a los niños.

“Me acuerdo que una vez a la vueltecita de la Iglesia de San Isidro, por donde pasaba la vía de la Pedrera que estaba más adelante, yo iba con mi padre y vimos los furgones que estaban ahí, lo recuerdo bien. Con el tiempo, ese mismo circo , unos 15 años más adelante, se instaló en los terrenos del estadio, entonces ya tenía vedette, había dos, pero me acuerdo de una; tenían también títeres, Rosetti y Aranda, eran unos títeres de algunos 45 centímetros y se colocaban por la calle Carrera Torres”.

Don Arturo salía entonces de la mano de su padre, don Genaro Salazar Torres, un hombre que trabajó como Oficial General de Gobierno, quien había establecido su domicilio en el 17 y 18 Méndez, por el lado sur de la Alameda.

Con los años llegó el circo Atayde Hermanos y venía acompañado siempre de don Aurelio Atayde, quien disfrutaba recibir a los asistentes sentado a un costado de la entrada.

En medio de la función se vendían los algodones de azúcar y fotografías con el payaso.

El circo Atayde se instalaba en el 17 Carrera Torres, donde se ubica actualmente las oficinas de la UPySSET, que entonces era una manzana enmontada.

“Yo me perdí una vez antes del año 50, yo no supe cómo me distraje, pero me encontró la señora Petrita Montezuma, quien todavía vive en el 17 Ocampo y Méndez. Ella fue quien me llevó a la casa y mi papá aún estaba en el circo buscándome. En el circo Atayde ya veíamos malabaristas, contorsionistas y payasos, pero su mayor atracción era Truckson, un gorila caballero, que tenía bombín, un chaleco, su cama y la “porcelana” abajo, su gracia era sacar y meter la porcelana o la “nica”, debajo de la cama”.

Para cerrar las funciones en el Atayde siempre estaba el Capitán Ráfaga Palmer, en el globo de la muerte, es decir, se introducía en una esfera metálica y con su motocicleta hacía círculos dentro, luego incorporaron a otro compañero y mientras uno circulaba de derecha a izquierda el otro lo hacía en sentido contrario.

Al paso de los años don Arturo creció, y aunque seguramente también lo hizo el Capitán Ráfaga, debía trabajar, y llegó en alguna ocasión a una tienda de don Arturo para comprar un refresco en en el 12 Zaragoza.

Ahí le confesó la emoción que vivía de niño al ver sus actuaciones y que le marcaron más que el circo Osorio en el 6 Matamoros y el circo Fernandi, que se instalaba en el 13 Morelos, donde ahora se ubican las oficinas de TELMEX.

Para la década de los 80 se instalaba en los terrenos del 21 y 22 Carrera Torres y en la actualidad, aunque se ausentan, los circos con más frecuencia buscan sus espacios en la salida a Soto La Marina o en el estacionamiento de Soriana, hacia el oriente.

Aún se venden los algodones de azúcar y se toman fotografías instantáneas que más tarde adquieren el nombre de recuerdos…

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