MÉXICO, D.F.- En una tradición que inauguró en sus épocas de Arzobispo en Argentina, el Papa Francisco cerró el Jueves Santo con el lavado de pies a 12 presos, imitando el gesto de Jesús con sus discípulos en la Última Cena.
El Papa se inclinó a lavar, enjuagar y besar los pies de 12 detenidos, durante la misa de Jueves Santo en la cárcel romana de Rebibbia.
Francisco lavó los pies de seis hombres y seis mujeres, la mitad italianos y la otra mitad extranjeros.
Estos últimos eran dos nigerianas, una congoleña, una ecuatoriana, un brasileño y un nigeriano.
Durante el rito, el Pontífice también lavó los pies de un niño pequeño, hijo de una de las seis detenidas participantes, que estaba en brazos de su madre.
«También yo necesito ser lavado por el Señor: y por eso recen, durante esta misa, para que el Señor lave mis suciedades, para que yo me haga cada vez más esclavo de ustedes, más esclavo en el servicio a la gente, como fue Jesús», dijo Francisco a los detenidos en la homilía de la misa según la Radio Vaticana.
Horas antes, el Pontífice escribió un tuit coincidente con el día.
«Jesús lava los pies a los apóstoles. ¿Estamos dispuestos a servir también nosotros así a los demás?», cuestionó.
El Papa dio misa ante la presencia de unos 300 presos.
El tradicional lavado de pies ha sido revolucionado, ya que lo ha practicado con mujeres, no católicos y reclusos, pese a que las reglas del Vaticano lo estipulaban solamente para varones.
En 2013, el Papa Francisco, que acababa de ser elegido Pontífice, sorprendió anunciando que el Jueves Santo lavaría los pies a 12 jóvenes de diferentes nacionalidades y diferentes religiones, de los cuales dos eran mujeres.
Desde entonces se convirtió en una tradición y, durante la Semana Santa de 2014, el Papa lavó los pies a 12 enfermos de la Fundación Don Carlo Gnochi-Centro Santa María della Providenza.
