EL MANTE, Tamaulipas.- Como un precedente en el Estado, por primera ocasión un Juzgado en materia civil logra reconocer plenamente los derechos de una pareja homosexual, al acreditarle el reconocimiento del concubinato que mantuvieron por 20 años, tras la muerte de la pareja del ahora solicitante se inició el procedimiento que le otorga ante las autoridades plenamente los derechos para procedimientos y trámites legales, como la pensión, herencia, entre otros.
De lo anterior dio cuenta el defensor público del área civil Jonás Montalvo Báez, quien estuvo a cargo de la petición presentada desde el año 2014 por el promovente, de quien solo se menciona como del sexo masculino, con 46 años de edad; mismo que a muerte de su pareja con quien vivió en concubinato por más de 20 años, realizó el procedimiento para acreditar su relación y obtener los derechos que les otorga a las parejas.
«La petición se denomina Jurisdicción voluntaria sobre información testimonial para acreditar la relación de concubinato, al cual ya se dictó sentencia favorable para el promovente, con el número 1552 de fecha 12 de marzo del 2015; misma que ya causó ejecutoria».
El procedimiento duró más de 10 meses para poder acreditar mediante la presentación de testigos y otras pruebas que la relación de concubinato fue real, logrando como efecto legal que la persona pueda iniciar el reclamo de los derechos legales que la misma constitución le ofrece, a pesar de que su pareja era una persona del mismo sexo que él.
«En el Supremo Tribunal de Justicia en Tamaulipas no existe un antecedente similar, no hay precedente; esto se logra a través del Instituto de la Defensoría Publica en el Estado y la visión que logra aportar el Juzgado de Primera Instancia, ya que incluso la decisión va un paso más adelante de las leyes vigentes para el Estado, mismas que no han sufrido reformas sustanciales en la materia».
Montalvo Báez destacó que esta es una tesis aislada, en donde se consideran varios elementos para determinar que no existe ningún otro impedimento, más que el reconocimiento de los derechos como ser humano, sin importar que en este caso sea una persona «homosexual» la que reclame los derechos contraídos a lo largo de dos décadas de convivencia.




