CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tamaulipas aún conserva estigmas y discriminación hacia las personas homosexuales, sin embargo, hoy la comunidad gay se ha empoderado y reclama igualdad de derechos para contraer matrimonio e incluso adoptar.
La Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia reportó que Tamaulipas se sitúa en el lugar 15, a nivel nacional, en cuanto a agresiones a personas gays. Sólo de 1995 al 2014, hubo 20 asesinados, y se estima que por cada reportado, hubo al menos 20 más que no fueron dados a conocer.
El 17 de mayo del año pasado, México, el segundo país con más odio a los gays después de Brasil, celebró por primera vez el día internacional de la lucha contra la homofobia. El día fue elegido porque en esa misma fecha, pero del año 1973, la Organización Mundial de la Salud excluyó la homosexualidad como una enfermedad mental, y en su lugar, se empezó a estudiar la homofobia.
La homofobia, es decir, la aversión o miedo hacia las personas homosexuales, ha ido disminuyendo con el paso de los años, expone la propia comunidad en Tamaulipas, sin embargo, los derechos aún no son iguales para todos.
La homofobia existe, hasta en los mismos gays
Para Alejandro Betancourt, un joven profesionista diseñador gráfico, la aversión hacia las personas que gustan de su mismo sexo se presenta en gran parte de la sociedad, e incluso, entre los propios gays.
«Para poder avanzar tenemos la obligación de hacerlo saber para cambiar las cosas, y para que lo que venga sea mejor. No se debe rayar en la vulgaridad o el exhibicionismo, pero debemos tener el mismo derecho de mostrar nuestro afecto, de formar una alianza legal, ¿por qué no se permite el matrimonio si las leyes son para beneficiar al pueblo?».
«Me ha tocado que me dicen que no hay problema que sea gay, mientras no me exprese, que no diga que me gustan los hombres. El silencio condena, el silencio de la gente y el silencio por parte de las mismas personas homosexuales, que tienen miedo de decirlo a sus amigos, a su familia, que al final de cuentas ya lo saben. La homofobia empieza a veces por la misma persona gay».
Expone que el temor se presenta por la discriminación social, laboral y familiar que puede haber.
«Si no eres tan afeminado se puede decir que tienes más opciones de avanzar en el trabajo o la escuela, pero también es admirable lo que hacen las personas que sí son afeminadas, porque hacen presencia, y se debe hablar del tema».
«Uno de mis sueños es poderme casar, debemos tener esa opción, ese derecho que nos pertenece, porque debemos estar en igualdad de condiciones. Aunque han cambiado los tiempos, la homofobia ha disminuido, hay más apertura».
Les niegan el derecho a casarse
Jeraldine Ortega y Guadalupe Solís son dos chicas que tienen casi dos años de relación. Han formado una familia, pero su unión no tiene reconocimiento legal, dicen que se les ha negado ese derecho.
Apenas el año pasado, el Juzgado Tercero de Distrito, con sede en Nuevo Laredo, concedió un amparo contra el artículo 124 del Código Civil y 43 del reglamento, para que 57 parejas homosexuales pudieran casarse. Aun con esa situación, en Tamaulipas no se han legislado los matrimonios o uniones entre personas del mismo sexo.
«La homofobia lamentablemente se da, la gente está cerrada, sólo porque nos gusta nuestro mismo género, sin cuestionar nuestra calidad humana. La palabra lesbiana para muchos es sinónimo de morbo y asco, pero muchas de nosotros tenemos más cualidades que otras personas, no por ser lesbiana o gay vales menos. Gente buena hay en todos lados», expresa Jeraldine.
«Más que todo, nosotros queremos formar una familia, amar, vivir, soñar y formar una familia, queremos casarnos porque para nosotros es sellar ante la ley y ante Dios, porque todos somos hijos de Dios y tenemos los mismos derechos, porque somos una familia.
La pareja tiene el reconocimiento de su familia, de sus amigos, pero no de la ley hasta ahora, manifiesta Guadalupe.
«Me parece mal, se sigue viendo discriminación, no nos dan los mismos derechos de los que entre comillas se dice es el matrimonio normal, no se nos permite hacer lo mismo, si al final de cuentas somos del mismo sexo».
Juntas, tomadas de la mano, dicen que lucharán por sus derechos, por tener el reconocimiento legal.




