CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La Loma del Muerto al inicio del siglo XX pertenecía al señor Ascensión Gil, en la parte más alta de la loma donde ahora se ubican la Universidad Autónoma de Tamaulipas ahí la familia Gil colocó una cruz.
Con los años la cruz comenzó a cambiar de ubicación debido a la urbanización hasta llegar a Río Verdito.
Esto ocurrió mucho antes que existiera el primer campo de aviación en la loma, un espacio que el gobernador don Magdaleno Aguilar solicitó en construcción gracias a las aventuras que don Marcilio Cavazos enfrentó en la frontera norte de nuestro estado, en su afán de ser piloto aviador.
“La cruz quedó en los terrenos de Río Verdito y cada día 3 de Mayo, que se celebra el día de los albañiles, le hacen su fiesta, hay danzantes y todo. Un día cuando yo me iba al hospital a hacer las visitas caminando, pasé y no vi la cruz, se me hizo raro. Yo pregunté en una tienda por ella y me dijeron que aquella cruz, ya muy vieja, se la habían llevado. Yo fui a buscarla en la tarde cuando el sol ya no era muy fuerte. Recuerdo que era verano y después de algunas horas la encontré. El señor muy amable me dijo: “Señora, yo no me la robé, se cayó. La rescaté porque tuve temor que la fueran a hacer leña, yo sé que es una cruz muy antigua y me dio tristeza”, recuerda la señora Cucú Licona.
De inmediato, como era costumbre en esos tiempos, la señora Cucú llegó a casa y tomó el teléfono en su hogar para llamar al arquitecto Quezada, entonces secretario particular del Gobernador Emilio Martínez Manaotu, respondió de inmediato a la petición de construir una base de concreto para colocar la cruz.
Con el tiempo la cruz se renovó, pues la madera, a pesar de su calidad, se arruinó con el paso de los años, pero aún se celebra ahí la misa del día de la Santa Cruz y se hace danza en su honor.
Una fiesta tradicional en Victoria desde la década de los años veinte, y quizá una de las mayores celebraciones junto la fiesta de San Isidro Labrador.
“Ahora lo único que me gustaría es hacer que la tradición de esa Cruz persista, porque es la misma que una vez estuvo en la punta de la loma, en lo más alto de Victoria. Fue bajando por las circunstancias, pero fue una tradición de don Ascensión Gil, padre de mi suegra, doña Enriqueta Gil, prima hermana de Emilio Portes Gil, porque doña Adela y don Ascensión eran hermanos”.
La señora Cucú Licona tiene aún la encomienda personal de revivir la tradición de la Santa Cruz, luego de salvar la Plaza de la República y las palomas en la Plaza Juárez, con seguridad lo logrará, pues adelantó hace varios años resguardar el área verde donde se ubica la Santa Cruz en un rinconcito a espaldas de la colonia Mainero.
