Supongo que la ciudadanía espera con ansia la conclusión de las campañas electorales que este jueves llegan a su fin después de meses de propaganda difundida en todos los medios, bombardeados noche y día con mensajes políticos, más destructivos que constructivos, sobre todo los del PRI y PAN, los potenciales electores ya se muestran cansados de este proceso que coincidirá el domingo con un partido de la selección de futbol nacional.
Aunque el Instituto Nacional Electoral intentó que ese día no hubiera actividades que distrajeran la atención de los ciudadanos y ciudadanas y que pudiera influir su inasistencia a las urnas, nada se pudo hacer, “coincidentemente” se programó un evento deportivo que seguro tendrá repercusiones en el resultado de la elección.
Así arrancan los últimos 4 días de campaña del proceso 2015, en Tamaulipas los candidatos y candidatas de todos los partidos están por cerrar sus actividades y ya no hay vuelta de hoja, el o la que logró penetrar con sus mensajes al electorado esperan que el domingo no entre la flojera, el miedo o la desesperanza y acudan a emitir su sufragio.
Construir sociedades más igualitarias requiere de disciplina, participación ciudadana no sólo en las urnas en el momento de votar, sino estar al día en quiénes serán quienes les representen y exigirles cuando asuman su cargo.
Esta Cámara de Diputados tendrá peso específico en la elección del 2018, la conformación del poder legislativo en la parte baja del periodo de Enrique Peña Nieto influirá no sólo en los tres años siguientes, sino en el sexenio que sucederá al del priísta.
La conclusión de las campañas en el estado dejan la sensación de cierta apatía a participar, y los mensajes que se han escuchado una y otra vez a través de muchos años no tuvieron el valor de ocho mil millones de pesos que le cuesta esta elección a los ciudadanos mexicanos.
En un reportaje de datos del periódico El Universal, las cifras que se gastaron en este proceso prueban una vez más que los resultados que los mexicanos obtenemos continúan siendo muy pobres si se contabiliza cuánto cuesta cada voto.
Según El Universal, hace 17 años los partidos recibían menos de la mitad del presupuesto que están recibiendo en esta elección, el dinero entregado a las facciones políticas alcanza los cinco mil 200 millones de pesos, de los cuales mil 173 se destinaron a los gastos de campaña.
Haciendo cuentas, si tenemos 83 millones de votantes, y si todos acudiéramos a las urnas, entonces valdría la pena el gasto ejercido, pero eso es una meta difícil de conseguir.
Las artimañas de los candidatos y candidatas, así como sus partidos políticos, desaniman al electorado, la situación se agrava si como observamos al INE, que debería sancionar a aquellas facciones que violan la ley; sin embargo, va dictando medidas a modo, como es el caso del Partido Verde que ni siquiera ha pagado las multas que se supone irían a programas de ciencia y tecnología.
Lo cual nos lleva a lo declarado por el Congreso local en Tamaulipas de que se tomó el acuerdo de que las sanciones económicas a los partidos serán para este mismo rubro en el estado, siguiendo la directriz de las autoridades federales.
Pero a la hora de hacer cuentas, resulta que al Verde Ecologista, el máximo violador de la legislación federal durante el proceso 2015, se limitaron a quitarle un día de spots y campaña y sanseacabó.
Lo cual nos lleva a ver que eso de aplicar multas y destinarlas a fomentar la ciencia y la tecnología puede tomarse como una graciosa concesión sin aplicación en la realidad.
15 PUNTOS ARRIBA
Según el resultado de la encuesta del periódico Hora Cero en Nuevo León, Jaime Rodríguez, el candidato llamado independiente, que es más bien sin partido, le lleva 15 puntos de diferencia a su más cercana competidora a una semana de la elección para la gubernatura en ese estado.
La encuesta aplicada entre el 25 y 30 de mayo arrojó resultados que ponen a “El Bronco” con un 42.4 por ciento de preferencia electoral, mientras que Ivonne Álvarez del PRI estaría con 27.7 por ciento. Y el panista Felipe Cantú en 22.8 por ciento y los indecisos suman el 4.8 por ciento.
Este resultado le da una amplia ventaja a Rodríguez Calderón, pero lo mejor sería que se abatiera el abstencionismo, el más grande mal que tenemos en México y que influye en el estado de cosas que padecemos, si los indecisos salieran a votar, si quienes tienen la credencial de elector y la usan sólo como identificación concientizaran la importancia de su participación, este país comenzaría a mejorar y tendríamos una sociedad más participativa y exigente.
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