Las candidaturas independientes (sin partido, machacaban los precursores durante la última campaña, para que quedara bien claro) son acaso el suceso político más importante de los últimos años en México.
La victoria de Jaime Rodríguez Calderón, «El Bronco», en Nuevo León, y algunos otros casos en el resto del país, consiguieron que su creación no se convirtiera en una anécdota más, como quizá preveían los partidos políticos que les dieron vida.
Sería injusto negar que los independientes vinieron a oxigenar el juego político, pero también conviene poner cada cosa en su justa dimensión.
Lo anterior viene a cuento porque en las últimas semanas se ha generado un furor por este tipo de candidaturas; el problema es que muchos de quienes han manifestado su intención de buscar un puesto de elección por esta vía, son políticos -como «El Bronco»- que militan actualmente en un partido, lo hicieron durante años o de algún modo forman parte del sistema.
Es decir, de candidatos ciudadanos o independientes no tendrían más que el nombre.
En Tamaulipas el caso más evidente es el de Enrique Cárdenas del Avellano, quien hace algunos días lanzó una especie de precampaña acompañada por una advertencia velada: si no es con la candidatura de su partido —algo que luce muy complicado— se irá por algún otro, o por la vía libre, la de los independientes.
A nivel nacional llama la atención la actitud del jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
Palabras más, palabras menos, declaró que competirá por la Presidencia de la República y está evaluando si le conviene hacerlo bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido al que no se afilió pero que lo candidateó para el puesto que ahora ocupa, o como otro candidato independiente.
¿Cómo le caerán a los «Chuchos» las palabras de Mancera? Seguramente no muy bien, pero pragmáticos como son, las dejarán pasar con tal de seguir siendo una opción para el jefe capitalino.
Y en los municipios de Tamaulipas ya hay voces de políticos muy correteados que también exploran la posibilidad.
En suma, queda claro que la nueva figura será utilizada mayormente por la misma clase política que «chapulinea» de un lugar a otro con singular habilidad.
Ahora, en lugar de ir de partido en partido, pasarán a las filas de la «ciudadanía».
No hay por qué rasgarse las vestiduras, se trata de una posibilidad legítima a la que algunos le sacarán provecho.
La clave está en saber diferenciarlos: como ya se ha dicho, no es lo mismo «El Bronco», que Pedro Kumamoto, el joven que obtuvo una diputación local en Jalisco con una red de apoyo basada en las redes sociales y en un grupo ciudadano emanado de su universidad.
Por lo pronto, los meses que vienen se pronostica un vendaval de «amenazas». Se multiplicarán las declaraciones en las que políticos afirman estudiar la posibilidad de irse como independientes, si su partido no los elige.
En eso sí que no hay nada nuevo bajo el sol.
Comentarios:
mdominguezf@gmail.com
