Hoy que la derecha trata de reescribir la historia de México, y sepultar en el olvido la proeza libertaria del presidente Benito Juárez, que combatió a un imperio, fusiló a un príncipe europeo, expulsó de nuestro territorio a las fuerzas imperiales de Francia, y construyó las bases de la soberanía política y territorial del México independiente que ahora disfrutamos.
Hoy que los magnates de la globalización, el TLC y la delincuencia lesionan tan impunemente la soberanía de la nación, y atentan contra su desarrollo autónomo; resulta imperativo evocar el legado de Juárez para denunciar a quienes han vendido a la «Casa Blanca», y marchantean de rodillas nuestro petróleo como si fuéramos un país que hubiera perdido una guerra.
Hoy que los adversarios ideológicos del Presidente Benito Juárez tratan de enterrar su legado y su memoria, es encomiable y congruente que el Gobierno del Estado, los ayuntamientos y los grupos liberales, organicen la ceremonia conmemorativa del 18 de julio, para recordar la obra de Juárez y evocar el aniversario de su fallecimiento. La doctrina que constituye el legado político e ideológico de Juárez, se sintetiza en los conceptos siguientes:
1.- «Si Francia, los Estados Unidos de América o cualquier otra nación se apodera de algún punto de nuestro territorio, y por nuestra debilidad no podemos arrojarlo de él, dejemos siquiera vivo nuestro derecho, para que las generaciones que nos suceden lo recobren».
2.- «Todo lo que México no haga por sí mismo para ser libre, no debe esperar, ni conviene que espere que otros gobiernos u otras naciones hagan por él».
3.- «La respetabilidad del gobernante le viene de la ley, de un recto proceder y no de un traje ni de aparatos militares propios, sólo para los reyes del teatro».
4.- «Yo no reconozco otra fuente de poder más que la opinión pública».
5.- «Los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con la recta ejecución de las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo».
6.- «Yo puedo condenar las ofensas personales que se me hagan, pero no está en mi arbitrio permitir que se ultraje impunemente la dignidad del gobierno, y que sea el escarnio y la befa de los malvados».
7.- «Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».




