El país se despertó ayer domingo con una noticia que seguramente relegará a segundo término todos los temas relacionados con los movimientos políticos relacionados con el proceso electoral que se dará el año próximo en el que, en el caso de Tamaulipas, tiene por objeto la renovación de los ayuntamientos y la legislatura local. “EL CHAPO” GUZMÁN, uno de los narcotraficantes más poderosos en Latinoamérica, nuevamente acapara los titulares noticiosos nacionales e internacionales.
En lo que se antoja una acción de película, Joaquín Guzmán Loera se fugó la noche del sábado del penal de alta seguridad, esto habría que ponerlo entre comillas, del altiplano a través de un túnel de kilómetro y medio construido entre la prisión y una finca abandonada en las cercanías y que es una obra maestra de ingeniería.
Es la segunda escapatoria del mafioso, pues el 19 de enero de 2001 logró fugarse del penal de Puente Grande, en Jalisco, en un carrito de lavandería cubierto con ropa sucia y un viejo colchón, librando la vigilancia de varios puestos de control.
Apenas habían pasado cincuenta días de que VICENTE FOX QUESADA había tomado posesión como presidente de la república. El hecho fue considerado como una burla al incipiente sexenio panista.
Y ahora, cuando el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO anda en otro glamoroso viaje internacional, esta vez a Francia, “El Chapo” vuelve a burlarse del sistema penitenciario y seguramente a estas horas debe estar en algún lugar seguro echándose unos tragos y riéndose del gobierno mexicano.
Una obra subterránea como la que utilizó el narcotraficante difícilmente se habría poder construido sin complicidades. Toneladas de tierra debieron extraerse durante la excavación que llegó hasta la misma zona de regaderas del reclusorio. Ello debió llevar meses y nadie advirtió irregularidad alguna o simplemente hubo omisiones deliberadas.
Sistemas de ventilación e iluminación fueron instalados en el extenso ducto para evitar que en su escape el reo pudiera sufrir alguna alteración en su salud. Incluso poco antes del anochecer se le habían administrado en su celda medicinas que requería. Era un plan perfectamente diseñado y digno de ser llevado a la pantalla cinematográfica.
El presidente PEÑA NIETO, al enterarse del suceso, emitió un comunicado en el que asienta que la fuga de “El Chapo” es una afrenta al estado mexicano. Más bien, se trata de una afrenta a su gobierno, que hace muchos meses festinó la recaptura del capo que era uno de los prófugos más buscados a nivel internacional.
Por lo pronto envió de regreso al secretario de Gobernación, MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG, para que se haga cargo de las investigaciones y articule los procedimientos para localizar al sinaloense. En pocas palabras, le echó el paquete a su más cercano colaborador para que él pueda seguir asistiendo a las cenas de gala que están programadas en la capital francesa. Habrá que ver si la oficina de Información de la presidencia se atreve, a la luz de los hechos recientes, a difundir fotos del mexiquense ataviado con “frac” en una comilona de postín.
Este es otro punto nebuloso, tras de que, ya en su administración, una resolución judicial puso en libertad a RAFAEL CARO QUINTERO, otro narcotraficante que marcó el inicio de la delincuencia organizada en nuestro país. Cuando se revocó el auto de soltura, éste ya andaba quien sabe por qué tierras y hasta la fecha no ha sido posible localizarlo.
Los medios de comunicación internacionales coinciden en que éste es un nuevo golpe durísimo contra PEÑA NIETO, cuyo gobierno igualmente se ha visto salpicado por sospechas de corrupción tras el caso de la “casa blanca” que adquirió su esposa a un costo de ochenta millones de pesos y de la compra de otra costosa finca por parte del secretario de Hacienda, LUIS VIDEGARAY en la que también fue elemento común un poderoso contratista supuestamente consentido por el jefe de la Nación desde que era gobernador del Estado de México.
El asunto de la huida, como es de esperarse, concentrará la atención de la opinión pública durante un buen tiempo. El hecho no es para menos. Guzmán Loera, se ha burlado otra vez de las autoridades federales.
Todo lo anterior nos hizo recordar a aquel legendario delincuente de los años cincuenta y sesenta SANTIAGO REYES QUESADA, mejor conocido como “El Capitán Fantasma” y que se hizo famoso por sus insólitas escapatorias, una de las cuáles fue del penal de Andonegui, del cuál se evadió escondido en un mueble de madera confeccionado por él mismo. Antes se había fugado de penales como el de Lecumberri, en la Ciudad de México y de los de Torreón y Puebla.
Su mote provenía de que para cometer los asaltos en carreteras se disfrazaba de militar con insignia de capitán. Y su habilidad para eludirse de las celdas le añadió el calificativo de “fantasma”.
Él no usaba obras de alta ingeniería ni cuantiosas sumas de dinero para comprar complicidades. Simplemente era ingenioso y personalmente calculador. A la luz de los hechos del pasado fin de semana, “El Jimmy”, como fue conocido al inicio de su carrera delictiva, ya tiene quien le compita en los anales históricos de las huidas penitenciarias.
Pregunta ¿A qué se debe la inédita invasión de tráileres de doble remolque en las principales avenidas de Tampico a todas horas del día? El riesgo de accidentes se ha vuelto exponencial.
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