Este domingo desperté como a las siete de la mañana, y tomé mi celular como es costumbre para leer si había mensajes en el Whatsapp o qué novedades tenía mi correo y el Twitter.
Lo que leí, pensé inicialmente que era una remembranza de aquella vez en que se fugó Joaquín “Chapo” Guzmán Loera del penal de alta seguridad. Pero no, se trataba de una nueva nota, y entonces… Twitter se volvió loco.
Leí que hasta supuestamente su hijo, en una cuenta de esta red social, había anunciado su regreso desde el 8 y 9 de mayo y la policía cibernética ni cuenta se dio del mensaje.
Al parecer hasta el ex reo tuiteó este domingo para dar las gracias, amenazar y anunciar que sigue en el negocio más lucrativo que existe en el mundo, porque ese sí pertenece al libre mercado.
Todos los comentaristas de noticias, columnistas, portales de periódicos, medios digitales y electrónicos hacían eco del notición. Todos se levantaron temprano pensando tal vez ganar la primicia, que ya había sido arrebatada por algunos medios, como Expreso de Matamoros.
Y yo no sabía si reír o llorar.
Llorar por este paisito mío, diría Mafalda, lleno de contradicciones, y del más puro surrealismo, el mismo que André Breton descubrió cuando visitó nuestro país, y al observarlo decía que México era el máximo representante de este movimiento.
Pareciera que décadas después sigue prevaleciendo esa imagen que Breton tenía de nuestro país.
Un país que no termina de madurar, pese a los años transcurridos.
Reír porque no deja de causar hilaridad que Guzmán Loera les repitiera la dosis a las autoridades que pensaron que lo tenían bajo siete llaves, sí, pero sin pisos, paredes y cielos blindados.
El hombre para más de uno representará el ejemplo de tenacidad, que a más de uno nos hace falta.
En septiembre del 2010, el periodista británico-estadounidense Malcolm Beith, escribió que en su primera fuga en el 2001, Guzmán Loera recibió ayuda de la Agencia Antidrogas estadounidense. Vaya usted a saber, lo único verdadero de todo esto es que volvió a irse, tranquilamente escapó por un túnel que “ninguna autoridad detectó” que se estaba construyendo a kilómetro y medio de la cárcel de alta seguridad.
Y ya lo dijo Enrique Peña Nieto desde Francia, el país de Florence Cassez, la chica acusada de secuestros en México, a la que su gobierno le abrió la puerta para que se fuera, así como El Chapo, tranquilamente, había dicho que sería imperdonable que el reo fugado se les escapara una segunda vez:
“Estamos tomando providencias, es algo en lo que he insistido, créeme que todos los días al titular de Gobernación (Miguel Ángel Osorio Chong) es algo que le digo, “¿y lo tienes bien vigilado, estás seguro?”, evidentemente es una responsabilidad que tiene a cuenta el Gobierno de la República, que la fuga ocurrida hace algunos años nunca más se vuelva a repetir”, decía Peña Nieto en febrero del 2014 en una entrevista a Univisión.
Y la corazonada de Peña lamentablemente ocurrió.
Algo que me hace pensar que la próxima vez que El Chapo vuelva a estar al alcance de las autoridades no lo dejarán vivo. Sólo así evitarán que se les vuelva a escapar. No encuentro otra lógica.
El Chapo, la ficha roja, pero no de Parchís, sino de la Interpol, ya no negociará con el gobierno peñista su entrega, ahora sí tendrá que aplicarse la inteligencia policíaca mexicana para dar con él.
Y para lograrlo ya llegó de Francia en un avión especialmente fletado para Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien personalmente dirigirá la búsqueda y recaptura, según informó Peña Nieto. Le deseo suerte al hidalguense, es posible que la próxima baja del equipo presidencial sea él precisamente.
¿Y cómo afectará a Tamaulipas todo esto?, sólo espero que no arrecie otra vez la violencia.
TRIUNFOS DESPRECIADOS
Una de las cosas negativas de la fuga del reo más famoso de México es que le resta brillo en los medios de comunicación a los triunfos de la delegación Mexicana en los Juegos Panamericanos.
Y que la actividad en el volcán de Colima obligó a reubicar a las familias por la caída de ceniza.
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