CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Ciudad Victoria está por entrar al caos vehicular porque nadie respeta el reglamento vial ni las autoridades le han puesto atención a los marcados cambios que vive la Capital con mayor número de habitantes y muchos más carros en circulación.
El obispo Antonio González Sánchez opinó que este es un problema social donde todos tienen algo de culpa y que por desgracia está cobrando vidas como las de tres jóvenes que murieron el fin de semana pasado por ir a exceso de velocidad.
Dijo que no es suficiente con hacer un llamado a los conductores para que extremen sus precauciones al ir manejando, ya que la zona urbana registra un rápido crecimiento, así como las unidades motrices en circulación y si a eso se suma conducir alcoholizado, el escenario se complica.
Señaló que sólo hay que ver la nota roja de los medios de información para darse cuenta de que la mayoría de los accidentes viales ocurren a causa del alcohol sin que se vean campañas de seguridad vial para prevenirlos mediante la aplicación estricta del reglamento.
Incluso, se animó a expresar que no se sabe lo que pasa con las autoridades que permiten la circulación de carros con placas americanas o láminas vencidas de hasta tres sexenios y son esas unidades las que se vuelan más altos o se estacionan donde sea.
Remarcó que los accidentes vehiculares son un problema serio porque provocan pérdida de vidas humanas o lesiones graves, a veces hasta con secuelas invalidantes y lo peor es cuando esto le sucede a terceros que iban conduciendo con precaución.
“Son problemas sociales en los que todos tenemos un poquito de culpa, pero todos andamos en el peligro porque unos andan bien y viene un coche y embiste”, señaló.
El obispo recordó que hace unos años cuando se registró una racha de accidentes vehiculares con dos y hasta tres muertos por semana, un padre de familia se le acercó pidiéndole consejo para proteger a los más jóvenes de la familia que ya conducían, en respuesta le dijo que simplemente les quitara las llaves del carro porque en la calle no hay quien responda, ni las autoridades ni conductores responsables.
