MAESTRO:
Agradeciéndole a la Dra. Tatiana, su disposición de permanecer en estos diálogos pedagógicos para concluir el tema de la evaluación, me permito preguntarle: ¿A partir de qué sexenio presidencial se empezó aplicar todo un sistema de evaluación para la educación en México?.
DRA. TATIANA COLL:
Sin temor a equivocarme puedo expresar que a partir del 1 de diciembre del 2001, cuando la entonces prestigiosa lideresa del S.N.T.E., informó a los periódicos nacionales sobre la idea de que por primera vez el presidente Vicente Fox había lanzado la idea de establecer para la educación básica todo un sistema de evaluación surgiendo así la creación de ENLACE y del I.N.E.E., con el objetivo de avanzar en la búsqueda de la “Calidad de la Educación”. Hasta hoy, éste es aun el fondo de una compleja negociación que sigue en curso, marcada por mensajes crípticos, bombardeos mediáticos, amenazas y finalmente golpes de estado.
MAESTRO:
Lo anterior: ¿Podemos verlo como que desde ese momento las cartas se pusieron sobre la mesa. Y que en esta partida se ha estado jugando la hegemonía; es decir el control, sobre la educación y su principal actor: “El maestro”?
DRA. TATIANA COLL:
Así es sin duda, esta disputa taimada la encabezaron los personajes que se mueven dentro de los espacios de toma de decisiones del estado: El S.N.T.E. dominado por años por una ambiciosa figura encumbrada y moldeada por Salinas de Gortari; los empresarios representados por diferentes figuras: El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), “Mexicanos Primero”, Televisa (disfrazada de sociedad civil) y finalmente, el Gobierno, la S.E.P. y su Dirección General de Evaluación. La sórdida contienda dentro de esta, que bien podríamos llamar la Santísima Trinidad, se ha centrado sobre el actual instrumento de control e intervención del estado en la educación: La Evaluación.
MAESTRO:
En aquella histórica reunión recuerdo que la Sra. Gordillo le preguntó al Presidente Vicente Fox: ¿Cómo y para qué evaluar?. Doce años después tenemos la respuesta.
DRA. TATIANA COLL:
Creo que sí, a la distancia parece haber llegado el fin de la partida ya que la respuesta contundente se dio en tres días: proclamación constitucional de la seudorreforma educativa, encarcelamiento y alineación servil del S.N.T.E. La evaluación por obra y gracia del gobierno, es ahora un precepto constitucional, por absurdo que esto sea, que evaluará para determinar el ingreso, la promoción y la permanencia en el magisterio, mediante las pruebas denominadas respectivamente: Concurso de Oposición, Planea y Evaluación Universal. Textualmente se dice: Evaluar es medir. Así a pesar de la estridente reiteración mediantica de que el único fin de la evaluación es la calidad educativa, estas pruebas sólo pueden medir. Medir lo cuantificable y no la calidad, para poder clasificar lo medido y aplicar sus resultados: ingresar o ser excluido, entrar o no al estímulo, permanecer o ser despedido o cambiar de adscripción.
MAESTRO:
Doctora, ¿La pruebas mencionadas sustitutas de las aplicadas, tampoco generan procesos de calidad?.
DRA. TATIANA COLL:
Desde mi particular punto de vista, indudablemente que no, puesto que al igual que las anteriores siguen siendo reduccionistas, empobrecedoras de conocimiento, se fincan en la reiteración. En una palabra instrumentaliza la enseñanza y no permite ni siquiera saber si un niño puede escribir o no. Por ejemplo, la Prueba del Concurso de Oposición, sigue siendo prueba estandarizada, consistente en llenar bolitas de opción múltiple, no permite determinar si un maestro es apto para enseñar. Creo firmemente que para ser maestro se necesita tener capacidad de motivar, imaginar, explicar ampliamente, entender las dificultades de cada niño, para analizar problemas, descubrir el mundo y eso no se mide con bolitas.
MAESTRO:
Conociendo el origen de las organizaciones evaluadoras como el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior A.C. (Ceneval), el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (I.N.E.E.), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES ) etc. podríamos confiar en su autonomía, para ser capaces de elaborar un Sistema de Evaluación Alternativo, con el propósito de mejorar la calidad educativa?
DRA. TATIANA COLL:
Es difícil creerlo, puesto que todas esas instancias están integradas por exfuncionarios de la S.E.P., o expertos vinculados y entrenados por la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (O.C.D.E)., enmarcados todos ellos por objetivos, principios y metas muy específicas. Cuya función central es medir, cuantificar, clasificar y sólo apoyar a los mejores, en función de lo cual, establecen financiamientos paralelos para profesores, programas, proyectos e instituciones eficientes, admitiendo o excluyendo a los propios estudiantes.
MAESTRO:
Por último Doctora: ¿En algún momento de esta larga confrontación, estos poderes fácticos han tomado en cuenta las opiniones, las propuestas de cambio o las argumentaciones del magisterio democrático, que se niega a ser evaluados mediante una evaluación de castigo, en vez de una formativa?
DRA. TATIANA COLL:
Jamás se ha querido escuchar las propuestas; por cierto, muy bien sustentadas del magisterio democrático, que con una mirada crítica, su compromiso con una educación pública, laica y gratuita, su conocimiento de la materia de trabajo y su rechazo a mecanizar y empobrecer la enseñanza mediante las pruebas estandarizadas, lo único que han logrado es atraer una enfermiza ira de los enemigos de una educación humanista, científica y democrática.
MAESTRO:
Muchas gracias Doctora. A nombre de “Diálogos Pedagógicos, le agradecemos sus valiosas opiniones acerca de la tan polémica evaluación, que innecesaria y lamentablemente, ha causado una profunda división en el magisterio nacional. Cuídese.
*Diálogo basado en el artículo “Evaluación y Poder” de la Dra. Tatiana Coll de la Universidad Pedagógica Nacional y colaboradora del periódico La Jornada.




