27 diciembre, 2025

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El jurásico tricolor, la sucesión y la gubernatura de Tamaulipas

De Reojo

«Somos el partido en el gobierno. Y el gobierno es Enrique Peña Nieto. Que nadie se extrañe. Que a nadie le llame la atención. Ahí estaremos. Aquellos tiempos en los cuales se hablaba de una ‘sana distancia’ están muy atrás”, dijo hace algunos días Manlio Fabio Beltrones, candidato único a la presidencia nacional del PRI y el también diputado federal con licencia en la sede de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).

En compañía de Carolina Monroy del Mazo, compañera de fórmula como candidata a la Secretaría General del PRI, dijo que el partido abanderará las causas oficiales y buscará el voto para ganar las próximas elecciones.

Insistió en que al asumir la dirigencia hará “las consultas necesarias” con el presidente Enrique Peña Nieto para fortalecer su programa de gobierno y cumplir las metas.

Monroy del Mazo aseguró que no habrá dedazo en la designación de candidatos para los próximos comicios. “Los mejores cuadros se eligen a partir de la sociedad y no los elegirá la cúpula”, dijo.

Pero fuera de las apariencias hay que decir que existe una evidente conciliación del Grupo Atlacomulco, de donde proviene el Presidente y los demás grupos existentes dentro del partidazo, que en este momento tomarán la bandera personal de Manlio Fabio para poder llegar a acuerdos puntuales, que les permitiera, por un lado evitar ser borrados del mapa, dejando toda la sartén al presidente y con ello poder evitar que el tricolor se trasformara en una sucursal única del grupo Atlacomulco.

Este es un asunto más que diferencias ideológicas o de proyectos políticos como se dio en 1988 con la Corriente Democrática del PRI, donde una fracción de connotado militantes que abanderaban la posición nacionalista, decidieron salir del PRI y formar lo que se conoció como el Frente Democrático Nacional (FDN).

En esta ocasión más bien es una pugna de intereses, los de Manlio que coinciden con muchas de las corrientes regionales y locales que conforman al partidazo y los que representan los de Atlacomulco, de donde provienen la mayoría de elementos que apoyan a Peña Nieto.

En pocas palabras la designación de Manlio Fabio Beltrones como presidente del PRI, contra los deseos originales de Enrique Peña Nieto, que quería imponer a Aurelio Nuño su operador en Los Pinos, significa toda una concesión presidencial para distender las contradicciones internas del PRI.

Colocar a Aurelio Nuño como mandamás del PRI habría permitido a Los Pinos hacerse del control absoluto del aparato electoral, en detrimento de las otras fracciones del partido.

El hecho que de fuera el jefe de la diputación priista en el congreso de la unión, el ungido para la presidencia del PRI, fue una decisión de Peña Nieto que fue forzada por la lucha entre las distintas especies de este parque zoológico que es la clase política, antagonismo que está lejos de resolverse entre algunas de sus especies.

Así es, esta concesión fue un mal necesario pues da una salida a todas las especies en pugna para tratar en lo posible de forma anticipada de evitar el cataclismo de tener que entregar el poder político del Ejecutivo Federal a otra fuerza que no sea la priista en el 2018.

Pero han encontrado un derrotero de consenso que le permitirá a las saurios de Atlacomulco sobrevivir pese a que la presidencia que controlan pueda estar en uno de los peores momento de descrédito e ingobernabilidad, coyuntura que aprovecharon los demás grupos para poder negociar posiciones, garantizando con esto también su sobrevivencia para las presidenciales.

Ahora ¿esto que significará para los priistas tamaulipecos? ¿Qué se podría esperar para el 2016? Al parecer es un hecho que Baltazar Hinojosa se le complican las cosas en su camino a la gubernativa tamaulipeca.

Si quiere ser gobernador tendrá que hacer un mayor esfuerzo para coronar sus aspiraciones de ser el candidato al gobierno estatal, pues con la llegada de Manlio a la dirigencia del tricolor, también revive a un casi muerto Marco Antonio Bernal, pues con esto tomará una bocanada de oxigeno para nuevamente ponerse a la palestra política, al ser un aliado cantado del nuevo presidente priista.

Será aquí donde se medirán las fuerzas, la jerarquía política de cada uno de ellos para lograr la candidatura priísta en Tamaulipas y los priistas locales tendrán que escoger entre la linea de la presidencial a través del «Bache» o la linea del flamante dirigente partidista, representado en Marco Antonio Bernal, evidentemente sin olvidar por ningún momento los intereses de otras actores generen en el proceso de definición de lo que será la sucesión a la gubernatura del estado, pues estos generarán sus propios contrapesos para hacer imponer los intereses personales o de grupo que representan… esto se pone interesante… bueno eso decimos nosotros… pero usted… ¿Cómo ve?

La ojeadita…
¿Hay dinero desaprovechado en infraestructura? No… solamente un edificio de Seguridad Pública sin estrenar que costó 30 millones de pesos de recursos federales… una bicoca…

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