TIANJIN, China.- Una fuerte lluvia cayó sobre los restos del parque industrial de la ciudad china de Tianjin, devastado por gigantescas explosiones, lo que hace temer un aumento de la contaminación.
Unas 700 toneladas de cianuro altamente tóxico siguen almacenadas en el sitio de la conflagración, que causó 114 muertos.
El agua podría arrastrar y dispersar los residuos químicos en el suelo y también en el aire, cuando se evapore.
Además, muchas sustancias desconocidas podrían entrar en reacción.
La ciudad se disponía a celebrar una ceremonia para honrar a las víctimas, mientras que la cólera de los familiares no se apacigua.
El Gobierno chino anunció la apertura de una investigación sobre un responsable de la seguridad laboral.
Familiares y vecinos del lugar del desastre desconfían de las llamadas a la tranquilidad de las autoridades, y organizaciones como Greenpeace exigen transparencia.
«Estoy preocupado porque no sabemos lo que hay en la lluvia» declaró un taxista local.
«Podría estar lleno de veneno», añadió preocupado.
De los 40 puntos de control del agua, ocho mostraban niveles excesivos de cianuro el lunes, dentro de una zona acordonada.
El índice más elevado era 28.4 veces superior a los estándares oficiales, reconoció Bao Jingling, ingeniero jefe de la oficina de protección de medio ambiente de Tianjin.
Los equipos de socorro construyeron barreras a base de sacos de arena y tierra para delimitar una zona de 100 mil metros cuadrados alrededor del lugar de las explosiones.
«Estamos pendientes de las previsiones metereológicas para los próximos días» declaró Bao a los reporteros.
El aire está siendo monitoreado constantemente en 18 puntos de control, y si se detectan niveles excesivos de cianuro o de otros componentes tóxicos la población será alertada, prometió este responsable.
«¿Cómo se puede decir que el aire está limpio?» se preguntó Chen Xingyao, un vecino del lugar que protestaba ante el hotel donde se celebró una rueda de prensa de las autoridades.
Chen reclamaba una indemnización porque aseguraba que su apartamento quedó destrozado.
Los medios de comunicación oficiales aumentan la presión sobre los responsables locales, en lugar de apuntar a posibles fallos generalizados en el férreo sistema comunista.