Lo que se veía venir, pasó. Era lógico, era obvio, era natural, Correcaminos simplemente no daba paso hacía adelante y tuvo que suceder otra escandalosa goleada para que al técnico en turno se le dieran las gracias.
Así, Ricardo Cadena se convirtió en un técnico más que se va por la puerta de atrás del equipo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Le apuesto que usted, desde días, semanas atrás, ya había previsto la situación que el viernes se convertía en un hecho, usted que es aficionado, usted que tiene una familia por quien pensar, un trabajo en el cual cumplir, un millón de cosas antes que pensar en qué sucederá con el equipo del cual usted es seguidor.
No me sorprende, pero me sigue llamando la atención la capacidad de reacción que en Correcaminos poco existe en estas circunstancias, no veo por sitio alguno, protocolo a seguir en el manejo de crisis, no veo forma ni fondo, no se asoma el plan y dudo de la existencia del proyecto.
Manuel Campo Filizola, quien pasó de ser después de ocho años Director Deportivo a Gerente de Operaciones en el cuadro naranja -en funciones sigue haciendo lo mismo- sigue siendo, al menos para mí, parte fundamental en el desarrollo o no de los lineamientos que deberían existir en este equipo.
A la fecha, Campo en ocho años va por la docena de entrenadores que han desfilado mientras él se mantiene en su puesto, sitio clave desde donde se planea, se proyecta, se definen estrategias, es decir, donde está la esencia del club.
Mario García, Nacho Rodríguez, David Patiño, el que usted diga, el que quiera, el que escoja, va a tomar un equipo ya hecho, con un perfil que todos sabemos, es un equipo muy joven, penúltimo de la tabla, la gente ya no cree en él, ¿qué le van a decir? “ten, arréglamelo”.
Me sigo preguntando, como institución ¿hay proyecto? O se trata simplemente de una aspiración al triunfo lógica bajo los cánones que imponga el técnico en turno, porque hasta el momento es lo único que veo.
Falta de interés, de preparación, de conocimiento o a alguien le conviene que esto “funcione” así, es la única respuesta que encuentro ante el evidente caos, que ni el mismo Pep Guardiola arreglará, pues en la cancha sólo se refleja lo que de raíz se deja de hacer y sobre todo, lo que se hace mal.




