MATAMOROS, Tamaulipas.- Un fenómeno que se ha presenciado en los últimos años en Matamoros es la migración de personas de otros lugares del país hacia esta ciudad fronteriza, lo que ha ocasionado que se incremente el número de ancianos que ante la falta de familiares cercanos, cuando llegan a la vejez se quedan completamente solos.
Aunado a este fenómeno, la desintegración familiar que persiste en la sociedad, ha ocasionado que existan más abuelitos abandonados, muchos de ellos sufren de maltrato emocional o físico, motivo por el cual son recibidos en estancias o asilos donde les ofrecen una mejor atención y calidad de vida.
El Asilo de Ancianos Pan de Vida, A. C., que se encuentra ubicado en la colonia José López Portillo, se ha dedicado desde hace 30 años a recibir y brindar un hogar a estas personas que buscan un refugio ante el abandono del que son víctimas.
El padre Emilio Návar Diaz, responsable del Asilo informó que actualmente se brinda una atención integral a 23 abuelitos, 12 mujeres y 11 hombres, destacando que este lugar no es únicamente para personas católicas, sino que reciben a cualquiera que lo necesite sin distinción de religión.
“Tenemos un equipo de atención integral, desde para darles de comer, preparar sus habitaciones, bañarlos, tratamos de hacer lo mejor y más placentero en su vida, inclusive cuando fallecen les damos sepultura”, dijo.
“Sí tenemos un incremento considerable, pues hay muchas solicitudes de ingreso de personas que tienen a sus hijos y que quieren que entren, pero no queremos quitarles la obligación a ellos, pues es la responsabilidad de hacernos cargo de nuestros padres o abuelitos”, agregó.
Este asilo se mantiene gracias al apoyo de las mujeres del grupo de voluntarias María Auxiliadora, quien desde 1985, se han dedicado a ayudar con las necesidades de este centro así como del pago de la nómina del personal que atiende a los ancianos, para lo cual trabajan todos los días, aseguró la señora Elsa Astudillo de Guerra.
PARA LOS INDIGENTES
La Casa del Indigente de Nuestra Señora del Refugio, A.C., es una casa de asistencia social fundada por la iglesia Católica hace 8 años, y cuenta con un patronato y voluntariado que ayudan a sostener los gastos de estas personas, así como del personal que es remunerado para poder atenderlas.
Este refugio para quienes se encuentran en situación de calle y abandono total, se encuentra ubicado ubicado en la colonia Ampliación Solidaridad, en donde en estos momentos atiende a un promedio de 30 personas entre hombres y mujeres, más aquellas personas que por alguna situación llegan por ellos.
El padre Francisco Gallardo, encargado de dicha casa, señaló que en los últimos meses se les ha incrementado el número de personas de la tercera edad que sufren de abandono, y por lo cual deciden llevarlas al centro para brindarles atención.
“En Matamoros nos podemos dar cuenta de que hay muchas personas en las calles, muchos de ellos son deportados, otros son abuelitos abandonados y otros que emigraron hace años y no tienen familia que se haga cargo de ellos”, afirmó.
“Pero en los últimos meses nos han llegado personas ancianitas que están muy abandonados por su familia, esa es una realidad social en la que vivimos, pues muchos de estos abuelitos son maltratados, llegan en un estado de depresión o tristeza, por lo que pretendemos que tengan una vida digna, sencilla pero de calidad”, expresó.
El padre Gallardo también destacó que se ha logrado la inserción de algunas de estas personas con sus familias, a través del apoyo de las autoridades como el Sistema Dif estatal, con quienes se auxilian para localizar a parientes de los indigentes que se encuentran en la casa.
La Casa del Indigente se sostiene por el patronato que trabaja y realiza diversas actividades, además de los donativos que reciben, tanto económicos como en especie, con despensa, productos de aseo, ropa, y otros utensilios.
Ahí se les brinda su estancia, el alimento, servicios médicos, así como servicio de psicología, además de que también se les ponen diversas actividades para que ellos puedan entretenerse y no se sientan solos, con la participación de universitarios.
Por último, mencionó que hoy en día se debe crear mucha consciencia en los jóvenes sobre la sensibilidad hacia el cuidado de los adultos mayores, sobre todo en el ambiente de respeto hacia sus padres, y de los padres hacia sus hijos, para que no exista estas familias desintegradas, que ocasione que muchos de estos abuelitos terminen en sus últimos días en el abandono.




