Mientras en ese pequeño país de Latinoamérica sus ciudadanos están poniendo la muestra contra la corrupción exigiendo la renuncia de su presidente para someterlo a juicio y encarcelando a una ex vicepresidenta, en México pareciera que dos disculpas son suficientes para olvidar agravios a nuestro patrimonio y a nuestra inteligencia.
A menos que Enrique Peña Nieto saliera con la noticia de un cambio drástico en dos aspectos fundamentales para el país, el combate a la inseguridad y medidas para mejorar la economía, no le veo mayor trascendencia al informe que dará el mexiquense.
Lo que sí suena a burla es que sea él que admita que “el país no se está moviendo a la velocidad que todos queremos” debido a la corrupción, recuerde estimado lector y lectora aquel anuncio al principio del sexenio peñista de unos hombres que se la pasaban haciendo acrobacias de un edificio a otro para reafirmar el slogan de la actual administración federal.
En ese aspecto él habla con conocimiento de casa, dijo causa, por aquello de las casas de Videgaray, Rivera y la suya propia. Pero en este país donde todo sale al revés en un descuido y resulta que al que se le desplomó el peso lo premiarán con la candidatura del PRI a la presidencia en el 2018.
A Peña le está pasando lo de los panistas Calderón y Fox que se la pasaron echándole la culpa a los demás, especialmente a los priistas, por la situación del país.
Ahora el mexiquense atribuye la responsabilidad a la corrupción, le recordamos que el buen juez por su casa empieza, la desigualdad que él prometió combatir y la caída del precio del petróleo.
En los dos primeros casos está de más insistir que entran en el círculo de su responsabilidad combatirlas, en lo que se refiere a los precios del crudo, pues bien hubieran hecho si el presupuesto a ejercer lo hubieran amoldado a las condiciones que ahora tiene el barril de petróleo.
Pero en su mundo de caramelo nada de eso importa, ha gastado en spots e imagen personal lo que nunca había hecho un presidente anterior.
Por todo eso la inauguración de los trabajos de la nueva legislatura y el dichoso informe no son temas que me produzcan ningún sentimiento de empatía, más bien es la sensación de tristeza de ver que pasaron tres años de la vuelta de los priistas a la presidencia y pareciera que el tiempo se congeló, que nunca se fueron.
En tanto sigo con interés las notas de los guatemaltecos que ya se están sacudiendo a funcionarias y funcionarios corruptos, bien por ellos.
LOS DINEROS DEL HIDROCARBURO
Dice Ramiro Ramos, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, que el jueves 17 decidirán en Tula como se repartirá el 20 por ciento de impuestos que genera la extracción de gas en Tamaulipas.
Esa decisión corresponde a los legisladores que sesionarán en ese pueblo mágico, la duda es si se reparte entre los 43 municipios o sólo en aquellos donde hay hidrocarburo.
Decisión nada sencilla si se consideran los daños ambientales que puede ocasionar la extracción del carburante si se trata del fracking que contamina mantos acuíferos. Supongo que las y los diputados están bien enterados de como funciona todo, para que la decisión sea la más adecuada tomando en cuenta los beneficios y perjuicios para los habitantes de la región afectada.
“NO LO HICE”… NI LO VOLVERÉ A HACER
Digo, “ni lo ordené”, con esa declaración el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, espera quitarse de encima toda la atención mediática que ha despertado el quíntuple asesinato en la colonia Narvarte de la Ciudad de México entre cuyas víctimas se encontraban un periodista veracruzano y una activista que recientemente habían dejado el estado por sentirse inseguros.
La declaración hecha al periódico Milenio fue bien recibida por algunos columnistas, otros optaron por callar.
Y la Procuraduría del Distrito Federal sigue sin esclarecer el multihomicidio.
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