“Oír hablar a socialistas sobre crear empleos, es como oír a Paris Hilton hablar de fundar conventos…” Esperanza Aguirre. Condesa de Bornos y Presidenta del Partido Popular de Madrid, España.
LO CLARO. En tal o cual momento, la gran mayoría de mexicanos hemos sido beneficiarios de los trabajos sociales que llevan a cabo los universitarios en sus prácticas en los hospitales de asistencia social, llamados precisamente hospitales-escuela.
Ahora, hay una nueva faceta de integración entre los próximos profesionistas con la comunidad donde se desarrollan.
El caso concreto de Tamaulipas, mediante la colaboración interinstitucional del gobierno municipal de Altamira; sumado a las acciones y programas del Gobierno Estatal (Sedesol) y la coparticipación de los alumnos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (plan piloto), en los centros de asistencia municipal creados exprofeso, -llevan por nombre ‘Tamul’, lugar de encuentro en lengua huasteca-. Los estudiantes participan a la sociedad sus prácticas profesionales en áreas como servicios asistenciales de salud; en materias jurídicas y sociales, entre otros.
Servirá el prototipo de iniciativa para llevarlo a los demás municipios de la geografía tamaulipeca.
Un referente de colaboración y vinculación universitaria con la sociedad.
LO OSCURO. Que si la tríada del poder cercano al presidente, pierde fuerza. Que si acaso la sobrina de Carlos Salinas, ahora canciller mexicana, tiene el inglés suficiente para debatir con Trump. Que si los calcetines al revés, merecen una comisión investigadora, con pruebas de laboratorio en Holanda.
Mejor veamos la realidad: un analista –y presidente empresarial de firma consultora- dijo en televisión que la expectativa de generación de empleo, está en las mismas condiciones adversas, que el México de la postguerra. El México de 1940.
Se necesitan generar al menos 1.5 millones de nuevos empleos por año, que permitan incorporar a los miles de jóvenes universitarios; que eviten la fuga de mano de obra al extranjero y que repongan los empleos perdidos, por empresas que cierran.
La menor cifra considerada, es de un millón. Que evite mantener saldos desocupados de mano de obra ‘atraíble’ por los fenómenos delincuenciales.
Y para tal fin, cada año debe existir una inversión en infraestructura generable por la iniciativa privada y por el gobierno, de un 25% del PIB. Mínimo.
Significan: construcción de tiendas departamentales, de aeropuertos, hoteles, restaurantes, fraccionamientos, carreteras, hospitales, redes de drenajes, eléctricas, petroleras, etc.
O lo que es lo mismo, un estimado del 7% de esa inversión, debe provenir año con año de las arcas gubernamentales.
En los recientes ejercicios, no hemos llegado más allá del 4%. En el mejor escenario.
Tales cifras, no se observaban desde que Manuel Ávila Camacho gobernaba el país y con expectativas de sacar adelante una economía abatida por el contagio norteamericano.
Hoy, según las cifras oficiales del INEGI, existen más adultos mayores incorporados a la economía laboral, que jóvenes; que demandan los mismos espacios.
4.56 millones de ‘abuelitos’ –mayores de 60-, comparados con los 3.09 millones de jóvenes de entre 15 y 19 años.
Estados Unidos, a partir de su crisis inmobiliaria, desplomó en generación de empleos. A escasos años y con creatividad empresarial-gubernamental, se encuentran en términos superhabitarios de 200 mil nuevos empleos por mes.
No son objetivas ni claras, las políticas económicas de las autoridades hacendarias mexicanas. Quizá tengan un plan maestro que deberá transformar todas las iniciativas y reformas constitucionales, en oportunidades laborales. Esta última, es la realidad contundente que buscan los mexicanos. Empleo.
Ya déjense de ‘Casas Blancas’…
LO CLAROSCURO. A Carlos Slim se le observa en su hablar, cuando en medios, anuncia su ‘pleito’ contra Televisa; o cuando proclama una nueva compra de empresas. Habría alguien de poner un poco más de atención a uno de sus consejos. Quizá sirva… “La educación y el empleo, son los remedios para la pobreza”.
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