1.- Un buen de nacionales están ciertos de que el presidente de la república debió emitir un mensaje-informe más claro y contundente. Se preguntan, ¿qué fue lo que quiso decir con tantas cifras, estadísticas y porcentajes sobre cuestiones que el común no entiende?. Mejor hubiera sido, dicen, alimentar la esperanza como vía alterna para conquistar la confianza perdida. El mismo Peña Nieto acepta que la sociedad está ofendida por diversos motivos, especialmente por los hechos que en los últimos tiempos han puesto en duda el quehacer oficial. Y no se equivoca porque importantes asuntos de la república siguen pendientes, algunos sin la más remota posibilidad de solución pronta, como el caso de los normalistas desaparecidos.
Lo cierto es que el discurso presidencial no cubrió las expectativas, por el contrario, creó mayor confusión. Es un tema que ya le digo, ocupa los más serios espacios de análisis y con mayor interés ahora que Guatemala está dando ejemplar muestra de respeto a sus instituciones y valor real a la democracia. Ni cómo negar que Otto Pérez, el ex presidente de aquel país aportó dignidad al poder enfrentando a la justicia cuando fácilmente pudo huir. Pero bueno, estas historias todavía siguen lejanas a pesar de la cercanía de ese territorio que antes también fue México.
De manera que Peña Nieto debió ser más claro a cambio de sacrificar aplausos. Fueron veintidós las interrupciones que nos remontaron a las celebraciones que iniciaban el mes de la patria, sólo que ahora ya no sucede en el Congreso de la Unión que es la casa de todos por aquello de la “representación popular”, sino en un recinto donde están cancelados los reclamos y desde luego también las protestas. Es decir, donde sólo están permitidos los aplausos, lícitos sin duda “porque pa´ eso hicimos la Revolución”.
En considerando que el supremo gobierno requiere ahora más que nunca respaldo mayoritario, bueno sería encarar lo necesario por más rudo y duro que fuese. En este sentido el columnista insiste que un primer paso sería que el presidente de México regrese a la Cámara de Diputados, sobre todo en tiempos difíciles. Una referencia es la de Díaz Ordaz cuando ante diputados y senadores aceptó toda la responsabilidad derivados de los dolorosos hechos del dos de octubre del 68. No rehuyó la crisis, por el contrario, intentó justificar un delito por el que al final de cuentas fue condenado moralmente por los días de los días. Sin embargo ahí estuvo, tratando de jugarle contras a la historia que lo juzgó por exceso de autoritarismo y crimen de lesa humanidad.
De ninguna manera es el caso del actual presidente ni de un país víctima de circunstancias internas y externas. Sin embargo algo habrá que hacer para que el poder actúe en consecuencia, es decir, mirando de frente presente y porvenir.
Dícese por otra parte, que la institución presidencial no debió publicitar la demagogia y el populismo a los que se les ha puesto nombres y apellidos. Pocos ignoran que el mensaje está dirigido a Andrés Manuel López Obrador en primer término, y enseguida a Jaime Rodríguez “el bronco”, cualquiera de ellos podría ser adversario del PRI en las elecciones del 018. Especialmente AMLO al que “sin querer queriendo” el tricolor lo catapulta sin costo alguno, sea que “le hacen la chamba” ubicándolo como una opción viable hacia Los Pinos.
2.- La diputación federal de MORENA presentaría (quizá a estas horas ya lo hizo), una iniciativa mediante la cual propone disminuir el sueldo de la alta burocracia y la venta de todos aquellos activos no obligadamente necesarios para el gobierno, entre ellos el flamante y oneroso avión que no lo tienen, aseguran, ni quienes dirigen los países más poderosos. De llevarse a cabo el proyecto habría un ahorro de 450 mil millones de pesos. Sólo falta que el Congreso lo apruebe. Hasta ha de creer.
Lo anterior tendría congruencia con el anuncio oficial en sentido de que toca al gobierno “amarrarse el cinturón”. Y poniendo el ejemplo, la diputación de MORENA ya renunció a “dietas”, pagos extraordinarios, compensaciones “en lo obscurito”, seguros médicos personales, boletos de avión, vehículos, celulares, computadoras y todo lo que es costumbre que reciban los legisladores en turno con cargo desde luego, a los contribuyentes. ¿Sabía usted que nuestros diputados y senadores ni siquiera pagan en las casetas de Caminos y Puentes federales y que a pesar de ganar entre 250 mil y 300 mil pesos mensuales reciben generosa despensa cada quincena?. He aquí algunas de las razones por las que tales cargos son ferozmente disputados.
SUCEDE QUE
A mediados de semana se registró singular debate en el seno del Instituto Nacional Electoral en torno de algunos consejeros estatales que están al servicio de partidos políticos. Fueron los casos de las tamaulipecas Tania Contreras López y Nohemí Argüello. A la primera se le acusó de ser militante del PRI y a la segunda del PANAL. Obvia la defensa del presidente del INE Lorenzo Córdova quien no esconde su favoritismo oficial. Y ni modo que sea invento…Por otra parte ya sabemos que el Partido del Trabajo no existe más, por lo tanto nos preguntamos, ¿qué sucederá con el neolonés Alejandro Ceniceros quien desde hace casi diez años ha disfrutado la membrecía por estos andurriales?.
Y hasta la próxima.
