CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Un 19 de octubre de 1938, fue inaugurado el estadio Victoria por el entonces gobernador de Tamaulipas, Marte R. Gómez. Al evento asistieron personalidades del deporte de su tiempo, entre ellos el general Tirso Hernández quien fungía como Presidente del Comité Olímpico Mexicano y Jefe de Educación Física en el País, además de las autoridades locales y sobre todo muchos orgullosos habitantes de la ciudad.
“Don Marte R. Gómez había pertenecido al Comité Olímpico Mexicano y él fue el responsable de llevar a un grupo de deportistas a las competencias en Berlín, Alemania. A él le gustó el estadio, entonces ya era precandidato a gobernador del estado, y ya como gobernador hace contacto con la administración de Hitler, solicitando los planos del Estadio de Berlín para trasladarlos a la construcción de una réplica de aquel, pero más chico”, comenta Antonio Maldonado, Cronista de Ciudad Victoria.
El recinto tomó forma con una activa colaboración ciudadana que incluyó participar en las excavaciones del arranque de la obra, y realizar mediante decreto municipal el pago de un bimestre extra de contribuciones. La construcción estuvo a cargo del prestigiado urbanista mexicano Mario Panni, quien dio a esta tradicional población norestense un toque de vanguardia arquitectónica y un legado patrimonial inscrito en la historia de México.
“Panni era el jefe de los arquitectos que propiamente interpretó los planos alemanes y los adecuó a la creación de este espacio para los victorenses. Muchos le ha llamado estadio olímpico malamente, porque un estadio, una cancha o un parque adquieren ese grado hasta que se celebran eventos olímpicos que le den esa categoría.
Sin embargo, este es el estadio más antiguo de concreto en operación en México, tiene un extraordinario valor simbólico para el país inclusive. No hay otro estadio de ese tipo en México.
Cuando se terminó, la gente se resistía a meterse bajo la tribuna de sombra porque es un techo volado que no tiene soportes, no tiene columnas que lo sostengan, era en su época lo más moderno. Las personas tenían temor que se cayera el techo, entonces el personal de gobierno hizo subir una camioneta pick up encima para comprobarles que se sostenía, eso les dio confianza.”
Iniciaba la década de los cuarenta, y el visionario gobernador Marte, ya vislumbraba la posibilidad de consolidación de los terrenos aledaños al estadio como un área importante de desarrollo. En 1941, al rendir informe ante los diputados locales, se expresaba así sobre la obra: “Sin ser propiamente un edificio escolar, el estadio construido en esta capital obedece a propósitos de educación pública inobjetables. El campo deportivo del cual el estadio sólo es una de las partes, reclamará a la postre una inversión que estará muy cerca del millón de pesos.” Hoy el estadio lleva su nombre y está inscrito dentro de la Unidad Cívica, Social y Deportiva Adolfo Ruiz Cortines, la cual cuenta con instalaciones para el deporte, la educación, y actividades recreativas, en una superficie cercana a los 90 mil metros cuadrados.
“La consolidación del complejo, fue a largo plazo, no se hizo un solo proyecto. Por ejemplo, el 4 de diciembre del 1962 se inicia la primera etapa de la construcción del parque beisbol durante le periodo del Dr. Norberto
Treviño Zapata. También se construyeron las canchas de basquet, el gimnasio que hoy se llama Manuel Raga, y el jardín de niños que lleva el nombre su esposa Conchita García Manzo.
Ya en septiembre de 1965, exactamente el día 15 de septiembre, se concluye la segunda parte del parque de beisbol y se le pone el nombre del entonces gobernador del estado Lic. Praxedis Balboa Bojan.
En la época de Manuel A. Ravizé se construyó la fosa de clavados y la alberca. Las instalaciones que albergan al Instituto Tamaulipeco del Deporte son las de más reciente construcción, se hicieron durante el periodo de Enrique Cárdenas del Avellano.”
Antes de concluir el mes de enero, el Secretario de Obras Públicas de Tamaulipas, Manuel Rodríguez Morales, dio a conocer que dentro de los proyectos para 2012 está la ampliación de la capacidad del estadio Marte. R. Gómez para un aforo de 20 mil aficionados conforme lo establecido por la Federación Mexicana de Futbol. Además existe la necesidad de contar también con un espacio mínimo de estacionamiento para 500 vehículos, por lo
cual se contempla inmolar el Parque de Beisbol Praxedis Balboa.
Este anuncio ha causado controversia, pues más allá de los reglamentos deportivos de una disciplina y los fervores de los devotos a un equipo, existe un entramado de valores históricos y sociales ha considerarse antes de modificar un espacio público.
“Ni parches ni destrucción, ese es mi punto de vista. Yo estoy en contra de tirar para construir.
El proyecto de ampliación del estadio es para equipar, tener a futuro dos tribunas de frente, la de sombra y la de sol. La ampliación con la misma arquitectura implica un reto. Hacer el graderío en el lado opuesto representa destruir las torres que son un símbolo también del estadio. ¿y qué tanto se va lesionar las canchas de basquet?
Si se va destruir el parque de beisbol para construir un estacionamiento, no es negocio que cada quince días se llene, o, que los cajones se destinen para vehículos oficiales. Además, un estacionamiento de 500 cajones no resuelve la necesidad de aparcamiento. En los días de partido, si van a ir 20 mil personas, al menos 1 mil llevarán automóvil.
La ley de proporciones no compensa. La preservación de los bienes materiales e inmateriales es importante. ¿Qué será de toda la gente que tarde a tarde se reúne a jugar basquet o voli en el estadio?”
En 1956, la sociedad civil se opuso enérgicamente, y fundamentando su postura impidieron que las autoridades estatales donaran el estadio a la recién creada Universidad Autónoma de Tamaulipas. Actualmente, distintas organizaciones civiles y actores fundamentales de la ciudad, ya se han pronunciado al respecto del reciente proyecto de obra pública, que a juzgar por las razones expuestas, atiende sólo a las necesidades de un equipo de futbol profesional y sus seguidores.
La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, que fue publicada en el diario oficial en el año 1972, establece que son monumentos artísticos los bienes muebles e inmuebles que revisten un valor estético relevante, atendiendo a su representatividad, inserción en determinada corriente estilística, grado de innovación, materiales, técnicas utilizadas y otras características análogas, además de su significación en el contexto urbano.
El artículo sexto de la misma ley, obliga a los propietarios de los bienes a conservarlos y en su caso, restaurarlos, previa autorización del Instituto Nacional de Bellas Artes.
“En 1947, el gobernador del estado, el General Raúl Garate ordenó tumbarnos el majestuoso Teatro Juárez que estaba en la plaza.
El teatro era un recinto inaugurado a finales del siglo XIX con capacidad para 1 mil 600 espectadores sentados, cuando Victoria temía 15 mil habitantes. El teatro era más grande que las expectativas del pueblo. Era lujoso al estilo francés, se construyó en la época porfiriana como el de San Luis Potosí, el de Guadalajara, el de Oaxaca, el de Guanajuato. Era un gran teatro pero el general ordenó que lo quitaran para construirnos un edificio que parece cuartel, tipo castrense que se inauguró en 1951. La gente no pudo protestar porque él era general y venía con las botas bien puestas, y a pesar de su obra, debido a esta acción no se le recuerda con un buen pensamiento.”
La Unidad Adolfo Ruiz Cortines ha sido escenario de hechos trascendentes, no sólo para la sociedad tamaulipeca, sino también a nivel nacional. Sus distintos escenarios han mantenido por más de 70 años actividades deportivas, políticas, artísticas, recreativas y de educación. Existen soluciones viables que ayudarán a crecer a la ciudad sin lastimar el patrimonio artístico e intangible que se ha edificado con el tiempo y forma la memoria urbana de Victoria.
“El estadio es el lugar ideal para mantenerlo como centro de recreación. Tampoco hay necesidad de sacrificar el parque Praxedis Balboa para hacerlo un estacionamiento. Lo mejor sería encontrar un lugar ideal, de 20 o 30 hectáreas en donde se lleven a cabo nuevas instalaciones, como se hizo con el estadio Omnilife para el equipo del Guadalajara.
Ciudad Victoria tiene oportunidad de diseñar armónicamente su plan regulador. Hay suficiente terreno, sale más barato cuando se construye con perspectiva de crecimiento. Pasará mejor a la historia un gobierno que construye sin destruir, que forma con visión un nuevo polo de desarrollo.”




