13 diciembre, 2025

13 diciembre, 2025

Laberintos del poder

¿Así somos?

LABERINTOS DEL PODER

Como de costumbre, el domingo es oportunidad para librarnos un poco de la política. No por nada este día fue elegido por El Creador como jornada de descanso.

Con esta visión, prefiero escribir sobre un tema que nos atañe a todos quienes vivimos en esta ciudad. Muchos desde que nacieron y otros como su servidor, con algunas décadas en la
espalda desde que Victoria, por circunstancias que no vienen al caso, me eligió como uno de sus hijos adoptivos.

El tema es el perfil de los victorenses. Con una disculpa anticipada por si lastimo involuntariamente susceptibilidades, lo expongo.

En el curso de la semana que recién concluye, una charla con un empresario potosino –¡Ah, el querido San Luis Potosí! – me dejó una extraña sensación. No me alcanzan mis entretelas para definirla, pero por lo menos sí puedo contar entre sus efectos, la preocupación.

El hombre es un inversionista inmobiliario. La empresa que representa cuenta en su haber con dos o tres fraccionamientos construidos en Victoria y en el presente levanta uno más. No es esto lo notable sino la percepción que, me confió, tienen nuestros vecinos de la capital tamaulipeca y de sus habitantes.

Lo dijo en una frase:

“Victoria es para nosotros la ciudad más difícil del país para vender casas…”
En principio la opinión me desconcertó y después casi me convenció. Puede usted no coincidir con la óptica del capitalista potosino, pero la dejo sobre la mesa. Ahí va.

“Victoria”, dijo, “es una ciudad cuya economía tiene una clase dominante, que es la media. Media baja, media promedio o media alta, pero media. Y eso, es un dolor de cabeza”.
Explicó esa óptica:

“Si construimos una residencia de lujo no suele haber problemas y si construimos una casa pequeña de interés social, es raro que surjan complicaciones. Los dos extremos son sencillos de resolver, porque en la primera los dueños pagan sin chistar por lo que piden y en las segundas lo que quieren sus dueños es contar con un patrimonio. Pero las casas de tipo medio…vaya que nos hacen sufrir…”

Los compradores de ese nivel económico, apuntó, son todo un reto en Victoria. Desde la primera entrevista se dicen encantados con el diseño original pero de inmediato tratan de modificarlo. Quieren más a la izquierda o más a la derecha una ventana, piden que se alargue una recámara, reclaman que el vecino tiene 30 centímetros más en su patio trasero, nunca están de acuerdo con los colores y después de cumplirles en lo posible sus demandas, el resultado es casi siempre el mismo: “Me gusta, pero no sé que tiene que no me llena,,,”

El empresario jura que no es una percepción personal o del grupo con el cual trabaja. Es, dice, una fisonomía social propia de Victoria, que se desprende de su clase media, que quiere tener la mejor casa pero sin pagar un precio alto, quiere ser diferente pero sin cambiar su estilo, quiere primera calidad pero sin que se altere su presupuesto y termina por no saber qué es lo quiere. Al final, puntualizó, son pocos quienes aceptan estar completamente satisfechos.

Después de esta radiografía “por encimita”, podemos tratar de analizar nuestras actitudes, las de nuestros vecinos, las de nuestros clientes o las de los compañeros de trabajo. Usted se conoce a sí mismo y conoce a quienes le rodean en sus diversos entornos.

¿Está usted de acuerdo en que así somos los victorenses?
La verdad, en varios casos, no puedo menos que admitirlo…

Twitter: @LABERINTOS_HOY

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS