Tamaulipas, como otros Estados del país, vive una especie de euforia independentista, pero no por la conmemoración del 205 aniversario de la independencia, sino por el creciente interés de los políticos de recurrir a una candidatura independiente o ciudadana para buscar gubernaturas, diputaciones locales y alcaldías en el proceso electoral del 2016.
En las filas del PRI aquellos aspirantes a puestos de elección popular que saben que no tienen posibilidades de obtener la postulación, amagan con que si los jerarcas del partido los dejan fuera de la competencia a la hora de las definiciones, optarían por la vía independiente para disputar algunos de los cargos que estarán en juego en los comicios del año que viene.
Ricardo Manzur Oudié, por ejemplo, ya tiene varios meses promoviendo sus pretensiones como aspirantes sin partido a la presidencia municipal. A sabiendas de que no tiene la menor oportunidad de ser seleccionado para defender la camiseta tricolor en la próxima sucesión política, el ex director del Centro de Salud afirma que disputará el puesto de Mario Neri Castilla como abanderado sin partido.
A pesar de que ni cuando contaba con el respaldo del gobernador Tomás Yárrington Ruvalcava consiguió que el tricolor le asignara la candidatura a alcalde, ahora que sus mejores momentos han pasado parece que la idea de hacer un poco de ruido tiene como finalidad que los jerarcas priístas no se vayan a olvidar de él a la hora de resolver las nominaciones y le ofrezcan cualquier cosa, una candidatura de regidor, por ejemplo, que es lo más a que puede aspirar el profesionista en las actuales circunstancias.
La realidad es que para convertirse en un candidato independiente competitivo, con los arreos políticos necesarios para pelear al tú por tú al PRI y al PAN el ayuntamiento o las curules del Congreso del Estado no basta ser carismático, se requieren recursos económicos suficientes para realizar una campaña electoral decorosa que le permita recorrer la mayoría de las colonias, convivir con los electores y organizar reuniones o mítines para dar a conocer su oferta política a la sociedad, actividades que cuestan una buena lana.
En Altamira, a propósito, el diputado Carlos González Toral parece tan determinado en vencer en el proceso selectivo interno a la ahora delegada de la Sedesol del Gobierno del Estado en el municipio, Griselda Carrillo Reyes, la favorita para obtener la postulación, que si no se le hace podría irse por la libre y lo mismo hace suponer la señora Alma Laura Amparán, en el caso de que el Revolucionario Institucional prescindiera de ellos al momento de elegir a los candidatos.
El legislador sabe que si no se le hace ahora la candidatura, va a pasar mucho tiempo para que vuelva a presentárse- les una coyuntura como la actual, pero también que si no tiene éxito en su empresa, seguramente el partido le garantizaría continuar en la nómina pero sólo si acepta disciplinarse y apoyar a quien, al final de cuentas, sea el elegido.
También debe de estar consciente lo que les sucede a los priistas que deciden ponerse a las patadas con Sansón, como él mismo comprobó cuando era regidor durante la gestión del alcalde Javier Gil Ortiz en la que fue echado del cabildo por jugarle las contras al entonces titular del ayuntamiento.
En Tampico la única que podría atreverse a correr el riesgo de buscar el gobierno de la ciudad como candidata independiente es la Delegada de la Sedesol Estatal en el sur de la entidad, Magdalena Peraza Guerra. Además del fuerte respaldo social, la Maestra posee la habilidad política para sortear ese tipo de dificultades o, en su defecto, negociar productivamente la renuncia a sus aspiraciones políticas.
Gracias a ello, Magda abandonó las filas del PRI para llegar a la alcaldía con la camiseta del PAN, luego dejó colgado de la brocha al Partido Acción Nacional para apoyar la candidatura de alcalde del priísta Gustavo Torre Salinas y en la pasada elección de diputados federales se adhirió a la campaña de Mercedes del Carmen Guillén Vicente, y sigue en la nómina del gobierno.
