Creo como muchos que la imagen del presidente Enrique Peña Nieto está muy deteriorada, no hace falta hacer el gran análisis, basta con referirse a las encuestas para darse cuenta de que la mayoría de los mexicanos desaprueba a su gobierno, pero más allá de la imagen, bien valdría la pena sopesar cuál ha sido la actitud del mexiquense a la hora de las decisiones de Estado y las de la administración del poder, para darnos cuenta de que no es de los que se deja imponer, ni quitar.
Así es mis queridos boes, el tema viene al dedillo con los tiempos políticos que se acercan para Tamaulipas y que culminarán con la elección del próximo gobernador; el que sustituirá al ingeniero Egidio Torre Cantú.
La discusión en los cafés y en otras mesas de los grillos es en torno a quién va a decidir al candidato del PRI para el año que entra en Tamaulipas.
Los jaloneos van entre que si es decisión del Presidente, porque en el PRI es la regla y la otra que indica que será un tema de casa por dos cosas, una porque el Presidente está débil y dos porque el equipo local ganó todo en la contienda pasada, cuando los del D.F veían un escenario de derrota general.
Viendo las dos posiciones estaría difícil cantearse hacia alguna, por eso es mejor que miremos a la personalidad de Peña Nieto para ver qué tanto afloja el poder en sus manos a pesar de la imagen.
En principio podemos recurrir a la situación de su gabinete, ahí los dos principales hombres del inquilino de Los Pinos han sido víctimas de campañas intensas de golpeteo no sólo de medios nacionales, sino de los del mundo por la falta de resultados.
A Miguel Ángel Osorio Chong ‘acá y en China’ lo hacen responsable de la falta de resultados contundentes en la lucha contra la inseguridad, principal oferta de EPN durante su campaña, le han atizado además por la falta de resultados y el desaseo en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, tema que marcó a la actual administración y más recientemente porque renta una casa en el D.F que cuesta mensualmente casi lo que gana en la SEGOB.
El otro es Luis Videgaray, a la vista de todos incapaz de hacer que la economía mexicana funcione, sus noticias son siempre malas, por la inflación, por el precio del dólar, por la falta de crecimiento y claro por la casa que le compró también a precio de ganga al tamaulipeco dueño de HIGA.
No se diga la cuestionada Rosario Robles, el ineficiente y cansado Jesús Murillo Karam que se fue más sucio que un palo de gallinero.
Ojo, en todos los casos y muchos más, ni todos los periodicazos, ni las presiones internacionales, ni las exigencias de la oposición o las evidencias hicieron que cayera alguno de los funcionarios a los que la opinión pública sentó en el banquillo de los acusados y declaró culpables pudieron ser tirados.
¿Qué estoy diciendo?, fácil que el Presidente es, como cada quien lo quiera llamar, firme, obstinado, aferrado, terco, no comparte el poder, nada dejado y demás sinónimos políticos.
De ahí que desde este punto de vista la decisión sobre el que será candidato a la gubernatura en Tamaulipas es una incógnita, eso sí, apostaría a que en Los Pinos llevan mano, por lo narrado líneas arriba.
Creo sin embargo, que al final y pese a su personalidad, habrá una negociación y que el abanderado tricolor será por consenso entre ambos bandos, porque ambos saben que el candidato necesitará del apoyo de los de aquí y de los de allá si quiere ganar.
En ese sentido insisto en lo que ya había dicho en este espacio hace algunas colaboraciones, para la final sólo hay cuatro: los Alejandros Etienne y Guevara (por cierto estos dos ya tienen un acuerdo de suma para el que sea designado entre ambos), más Baltazar Hinojosa y Marco Bernal, pero para la final final, las apuestas van hacia los tocayos.
Madero, ¿para los petroleros otra vez?…
Al interior del grupo de los petroleros ya está decidido: no van a dejar el poder y alistan todas las baterías para imponer a Humberto Oliva como candidato a la alcaldía de Madero.
Han decidido incluso no exponer a Karen Romero al golpeteo político, por lo que su participación en la contienda que viene será de apoyo a los cabíamos tricolores de la llamada urbe petrolera.
¿Qué si es arriesgada la apuesta?, lo es, porque Oliva no es Esdras Romero que antes de ser electo alcalde ya había sido probado en las urnas como diputado local, tenía ya más tiempo en el liderazgo de la Sección Uno y su exposición en los medios era mucho mayor.
Pero además Esdras no enfrentaba una crisis petrolera como la que tiene que sortear Oliva caracterizada por despidos de cientos de empleados de empresas contratistas de Pemex y que forzosamente tienen que tener el visto bueno de su ‘liderazgo’.
Además, hoy el grupo petrolero enfrentará una seria oposición a seguir en el poder político, porque ahí está el diputado local Erasmo González y el propio Lupe González que están aferrados a no aceptar quedar fuera. Incluso se habla de que desde su ‘exilio’ Sergio Posadas no anda muy contento con el proyecto sindical. Veremos en que acaba.
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