El jueves próximo, cuando el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, comparezca ante el Congreso, cuatro oradores del PRI subirán a tribuna para defender la información y los planteamientos del poderoso ministro de las finanzas nacionales. Uno de ellos será el tamaulipeco Baltazar Hinojosa Ochoa. Esto nos da una idea muy clara de la cercanía que el
matamorense tiene con quien se encarga del manejo financiero en el gobierno de la república.
Balta se encuentra entre los dos finalistas para ocupar la Presidencia de la influyente Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. El importante cargo se decidirá ante el pleno y pasará por la Junta de Coordinación Política. Dicho tema habrá de resolverse ya, sin excusa ni pretextos la próxima semana.
Pero hay otro ángulo relacionado con el encumbrado tamaulipeco: nos referimos a la cartera de Secretario de Organización que mantiene en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Se sabe que hasta el momento, el dirigente Manlio Fabio Beltrones no ha acordado con el Presidente Peña Nieto, y que finalmente será el mismo titular del ejecutivo, en su calidad de jefe político del priísmo, quien habrá de decidir los cambios que se realicen, fundamentalmente en dos Secretarías: la de organización y la electoral.
Mientras tanto, nos enteramos que, como para seguir enviando señales de fuerza en el hándicap tamaulipeco, BHO acaba de impulsar como Subsecretario de Desarrollo Social en el estado de Sonora a quien hasta ahora se desempeñaba como su secretario particular, Alejandro Corral.
EL 2016 TRAE EL CHIP DEL 2012
Para quienes construyen sus análisis, fundados en los posibles desenlaces internos del proceso priísta, rumbo al 2016, valdría la pena recordarles que el calendario electoral del año próximo en nuestro estado, no es hijo del 2015, sino del 2012. La memoria numérica de la elección presidencial sigue vigente para efectos de saldos y evaluaciones. De hecho, los comicios de hace tres años y el nacimiento de un nuevo grupo en el poder federal, constituyen el punto de partida que nos permitirá entender toda una línea de tiempo, con su terminal del 2018.
A partir de este enfoque, podremos entender las dinámicas de las élites políticas del PRI, mismas que ven el futuro tamaulipeco, no desde la limitada perspectiva del año venidero, sino que lo conciben, en función de sus alcances y repercusiones de la sucesión peñista, en tres años más. Resulta comprensible entonces que los grupos centrales del poder en el país, vayan a tratar de impulsar a algunos de sus cuadros más sobresalientes.
Pero también hay otra vertiente, no menos interesante: en la historia del retorno del PRI a Los Pinos, podemos ver a un Presidente de la República que no se empecina por imponer a uno de los suyos. Y que le apuesta en primer término, a la efectividad de los candidatos que él personalmente conoce. Aunque también podría suceder que las encuestas internas lo convenzan sobre la necesidad de confiar en un priísta que jamás ha estado en su cercanía.
¿Quiénes son los políticos más conocidos de EPN en Tamaulipas? Alejandro Guevara, Baltazar Hinojosa, Paloma Guillén y Marco Antonio Bernal. Estas son las cuatro cartas más conocidas para el Presidente. Cada una con sus virtudes y sus defectos. Todos ellos, sin excepción, a pesar de no ser nominados en el 2016, seguirán en el barco del poder, rumbo al puerto del 2018. De todos ellos, podríamos decir que el que se mueve con mayor determinación y afanes de conseguir el éxito en la empresa, es el mantense. El resto guarda cautelosa prudencia.
Bajo este escenario, ¿qué es lo que le queda a un priísta como Alejandro Etienne? Dado que la carrera política del alcalde victorense se ubica en Tamaulipas, su estrategia se orienta a convencer al Presidente de la República, por la vía de las encuestas y el posicionamiento. En eso es que está empeñado el abogado tamaulipeco. Desde el palacio del 17 ha buscado desplegar su proyecto de posicionamiento estatal. Pero no sabemos si el tiempo y sus circunstancias capitalinas le alcancen para lograrlo.
A propósito de este punto, valdría la pena echar un vistazo a la capital tamaulipeca, en relación con su potencial de votos priístas. Tenemos así que en el 2012, ciudad Victoria se ganó con Enrique Cárdenas del Avellano, siendo alcalde Miguel González Salum. Solo Mante y Vicky ranch se salvaron de la debacle, ante el huracán azul, hace tres años.
Extendiéndonos en el pasado, hasta 2006, en las intermedias de Calderón, González Salum gana la diputación en el ombligo político, y Cárdenas del Avellano triunfa en Mante.
Enrique Cárdenas trae un historial de gallo ganador. Y ha cantado en todos los gallineros donde lo han colocado.




