El sábado se cumplió un año de la desaparición de 43 jóvenes normalistas, el caso ha pegado en la opinión pública internacional porque tiene los ingredientes exactos: Mal manejo del caso por parte del gobierno de Guerrero y del federal de Enrique Peña Nieto, la probable intromisión de la policía y del ejército y la posible convivencia de éstos con grupos
delictivos para hacerles daño; las víctimas, hijos de familias que por generaciones y generaciones han estado viviendo en la pobreza.
A todo eso se suma la testarudez de funcionarios como Jesús Murillo Karam que pensaron en que su palabra sería la única que creerían los deudos de los jóvenes, que se resisten a aceptar que los asesinaron.
Ahora las notas periodísticas dejan escapar una nueva versión en el sentido de que algunos de los jóvenes pertenecían a un grupo delictivo, si fuese así, al gobierno ya le hubiera convenido decirlo, así lo ha hecho desde la administración de Felipe Calderón en que la muerte de personas inocenes y las desapariciones siempre se cubre con el velo de la acusación velada de que estaban involucrados con grupos de la delincuencia organizada y que por eso “les pasó lo que les pasó”.
Ahora mismo veo a un gobierno federal entrampado en su propia testarudez y falta de profesionalismo, en el país del “ahí se va”, sigue imperando esa forma de trabajar, “ahí se va, al cabo que es gente pobre”.
Resulta lógico pensar que si algunos de los muchachos estaban relacionados con la delincuencia organizada pues hay que buscarle relación con su familia, verificar cómo viven, si tienen lujos y comodidades, esa es una pista fácil de seguir, nada más es cuestión de visitar los 43 domicilios para constatar la posibilidad de que el familiar desaparecido perteneciera a grupos delictivos.
En este caso también se ve la mano de los partidos políticos, tanto del PRD como del PRI, no hay que olvidar que Ángel Aguirre, el gobernador que renunció cuando el asunto ardía era priísta y se fue con el PRD con el que ganó la elección.
Ahí hay mucha tela de donde cortar y ninguna autoridad ha llamado a cuentas a este gobernador Priísta-Perredista. ¿Por qué?
HACIENDO PUNTOS
Ramiro Ramos, en su calidad representante de la Conferencia Nacional de Legisladores Locales Priístas, dijo que este organismo se adhiere a la propuesta de la Conferencia
Permanente de Congresos Locales que propuso entregar la medalla al mérito legislativo a Felipe Solís Acero, subsecretario de enlace de la Secretaría de Gobernación.
La presea se le entregará en Puebla, en el marco de séptima asamblea nacional de la Copecol a celebrarse los días 8 y 9 de octubre del presente año. Ramiro aprovecha sus encomiendas aparte de encabezar la Coordinación Política del Congreso local para moverse y hacer puntos con los que están cerca del poder central del priísmo.
HALAGO PARA EL DR. TREVIÑO
En su reciente visita a Tamaulipas Mercedes Juan López, secretaria de Salud federal, hizo un reconocimiento a su compañero de andanzas en la medicina, al doctor Norberto Treviño, destacando el esfuerzo aplicado que ha llevado a esta entidad a ocupar por tercer año consecutivo el primer lugar nacional en la estrategia “Caminando a la Excelencia”.
Felicidades al secretario que ha permanecido en el cargo durante el presente sexenio; para cumplir con este compromiso dejó su casa en el D.F., a la que tal vez volverá cuando termine su encomienda el año entrante. Habrá que ver qué nuevos derroteros le esperan en su trayectoria profesional.
Hoy se reconoce a otro médico, también hijo de un ex gobernador, coincidentemente, me refiero a Américo Villarreal, quien desarrolla una labor cercana a la gente, aparte de su actividad profesional procura atender demandas de personas necesitadas. Recientemente regaló pares de zapatos a un grupo de estudiantes de escasos recursos. El hijo del ingeniero Américo tiene entre sus actividades escalar montañas como el Aconcagua y el Mont Blanc y anda entusiasmado con subir el Everest, me dicen.
Mi reconocimento a ambos.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx