Después de escuchar las advertencia del nuevo gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, de que si la auditoría que se realizará a la gestión anterior arroja corruptelas se aplicará todo el rigor de la ley a los que resulten responsables, los senadores del PRI salieron inmediatamente al quite del ex mandatario de aquella entidad, Rodrigo Medina De la Cruz.
Temen, afirman, que el mandatario vaya a utilizar el combate a la corrupción como bandera de venganza política contra su antecesor en el cargo, como dejó entrever al asumir las riendas del gobierno neoleonés.
Miguel Ángel Chico, por ejemplo, advirtió, que “si se trata de una revancha política, existe un riesgo muy delicado porque los priístas tenemos diputados federales, tenemos senadores y somos la primera fuerza en el Congreso del Estado y como compañeros de partido vamos a buscar que el Bronco no se pase de lo que marca la ley y que caiga en un posible ajuste de cuentas, como se vio en su discurso”.
Como los legisladores del tricolor, los representantes de algunas televisoras de aquella entidad, a las que Rodríguez Calderón les adelantó que no les dará un solo centavo para ensalzar su egolatría, como lo hicieron en la pasada administración estatal, ya empezaron a enderezar las baterías contra el nuevo gobernador, al que, de entrada, acusaron de intolerante por haberles negado el acceso a sus comunicadores a algunos de sus actos, sólo porque lo han criticado o no piensan como él.
Y todo indica que, conforme transcurran los meses, el tiroteo televisivo se intensificará, ya que si el primer gobernador independiente cumple la palabra, los afectados, que dejarán de ganar muchos millones
de pesos por haberle jugado las contras, seguramente no se van a quedar cruzados de brazos.
A propósito de gobernadores sin partido, el golpeteo que el Bronco ha iniciado contra el guía del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador, significa, a decir de no pocos, que Rodríguez Calderón, al igual que otros interesados en las gubernaturas, alcaldías y diputaciones que estarán en juego en el proceso electoral del 2016 e incluso la presidencia en la sucesión del 2018, podrían ser priístas encubiertos que aprovecharán el descontento social que existe contra el gobierno para dividir el voto de castigo y favorecer los triunfos del Revolucionario Institucional.
Desde la óptica de Acción Nacional, sin embargo, aunque las condiciones políticas y sociales están dadas para que en Tamaulipas suceda algo similar a lo ocurrido en Nuevo León, este no surgirá del PAN. Por lo menos eso fue lo que piensa el coordinador de la bancada de legisladores panistas del congreso del Estado, Francisco Elizondo Salazar, quien dice que los aspirantes panistas a la gubernatura, Leticia Salazar Vázquez, Carlos Enrique Cantú Rosas y el senador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, disputarán el cargo en el partido.
Mientras tanto, parece que al ex diputado federal y aspirante a candidato a gobernador de Tamaulipas, Marco Antonio Bernal Gutiérrez, le caló que las primeras encuestas de la carrera por el puesto de Egidio Torre Cantú no lo hayan puesto al frente de la competencia, como pensaban sus simpatizantes, sino en cuarto lugar de la tabla general y dos sitios abajo del ocupado por Baltasar Hinojosa Ochoa, pues ha apretado el paso para tratar de revertir las tendencia desfavorables.
Ayer el ex presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de diputado del Congreso de la Unión realizó una gira por algunas de las poblaciones de la frontera norte del Estado, como fueron las de Matamoros y Reynosa, para escuchar las inquietudes de la sociedad y cambiar la percepción que muchos de ellos tienen de él cuando se habla de la disputa de la gubernatura tamaulipeca.
Pero si los seguidores de Bernal Gutiérrez se desanimaron con el resultado de la primera encuesta, los de Alejandro Guevara Cobos deben de andar peor porque el ex coordinador de giras presidenciales es el colero de la competencia y tendrá que sudar la camiseta para remontar a los aspirantes del PRI y de Acción Nacional que lo superan en las preferencias de los votantes.
En la pelea por las candidaturas de alcalde, por otra parte, empiezan a reducirse las listas de los aspirantes.
