Contrario a lo que pasó en las dos úlimas batallas electorales por la gubernatura, esta vez, serán los candidatos a alcaldes los que den el triunfo al candidato a gobernador. Y es que el escenario del 2016 está tan confuso y complicado, que el partido que quiera ganar el poder estatal deberá enviar al menos a las 5 alcaldías grandes (Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria, Tampico) a los mejores hombres o mujeres que garanticen la victoria y que ésta sea contundente. Y si quieren amarrar el triunfo sin objeciones, entonces deben incluir candidatos de muchos peso en Mante, Madero, Río Bravo, San Fernando y Valle Hermoso, municipios que en números electorales contribuyen e influyen en el resultado electoral para la elección de gobernador.
Pudiera creerse que el hecho de que el PRI cuente con una amplia lista de aspirantes, tiene ventaja sobre los demás para ganar la gubernatura. Pero no, eso es una quimera; un engaño. Los sondeos, al menos hasta hoy, revela que ninguna de las cartas que trae el tricolor gana la elección, aun cuando haya una estructura y un voto duro.
En la elección del 2004, el factor Eugenio remolcó a muchos alcaldes y les arrimó grandes cantidades de votos. Igual pasó con el efecto Rodolfo antes de su tragedia y que refrendó el triunfo de Egidio en el 2010. Los malos candidatos a las presidencias municipales en ese entonces, se vieron beneficiados por el voto de los candidatos a la gubernatura.
Esta vez, será al revés, por eso hoy debe preocupar más a los partidos, y sobre todo al PRI que está en el poder, por mandar a las mejores cartas.
Ni amigos, ni compadres, ni recomendados. Que se postule al que realmente gana la elección. Ese debe ser el acuerdo.
El asunto se complica más porque a estas alturas, cuando no se sabe quién será el candidato a gobernador, tampoco se sabe quién será el que decida las candidaturas a las alcaldías. La regla dice que gobernador que llega pone, pero el panorama está tan incierto, que hace pensar que el que se va, en este caso Egidio, va meter mano en algunos municipios. Seguramente que le asiste ese derecho, más cuando los aspirantes a sucederlo en el cargo, no traen la fuerza política necesaria para llegar e imponer todo.
Y si a esa complejidad se le agrega el asunto de la equidad en la candidaturas, la cosa se complica más porque hay muchas mujeres que quieren, pero no garantizan los triunfos que se necesiten para hacer ganar al candidato a gobernador. Y a estas alturas el viejerío está desbocado, que si no se le cumplen las expectativas en cuotas y espacios, los partidos se meterían en un lío grueso.
Algunos operadores priistas, curtidos en procesos electorales, afirman que falta tiempo y que en cuento se defina el candidato a gobernador, las calabazas se van a acomodar, cosa que se antoja imposible, pues esta elección es atípica e impredecible. Esta vez no valen ni estructuras ni votos duros. La competencia es real. Nunca en la historia electoral de Tamaulipas hubo escenarios tan complejos como ahora, y jugar con el «librito» de que todo a su tiempo, es irresponsable.
Por tanto, como vienen las cosas, para ganar la gubernatura, se necesitan candidatos a las alcaldías ganadores que ayuden y le metan muchos votos al candidato a gobernador.
Talachazos
¿Y LA CAPITAL?.-En dos últimas elecciones, Victoria es acechada por la oposición. Gustavo Cárdenas ha metido en serios apuros al priismo victorense, de tal modo que si va de nuevo por la alcaldía, ésta puede ir a parar a sus manos. Ante eso, necesita el PRI un candidato o candidata que gane. Y las apuestas apuntan hacia Óscar Almaraz, que en todos los sondeos, dicen, es el único que le puede ganar a Gustavo. El ex secretario de Finanzas está armando y sumando de tal manera que si los dioses no se equivocan, por ahí viene la jugada.
ROBANDO CÁMARA.-Aparte de Marco Bernal, que ayer se encumbró como secretario general Adjunto del PRI nacional, el que robó cámara en grande en el evento de Manlio Fabio, fue el líder del Congreso, Ramiro Ramos, que también se mantiene en la cúpula tricolor y fue de los pocos privilegiados en el álbum de fotografías del sonorense. Ramiro no para. Sabe que el que persevera alcanza y a eso le apuesta todos los días.