No debe compararse el proceso electoral actual con otras contiendas
De doce gubernaturas en juego, hay en cinco problemas para el PRI
Manlio Fabio está obligado a respetarse como el dirigente incluyente
Aparecen encuestas al por mayor en hándicap tamaulipeco 2015-16
En lo personal, muy en claro tengo que ninguna contienda electoral es igual a otra, por lo que resulta ocioso fincar estimaciones en el pasado aún cuando el partido en el poder (ejecutivo o legislativo) haya ganado popularidad y/o perdido credibilidad, en su ejercicio constitucional.
Sobre todo porque en todo proceso aparecen factores de decisión directa –como el voto, pese a los enjuagues de quienes dve antemano, por intereses comunes, hayan acordado triunfos y derrotas–, lo mismo que indirectas (en complicidad con la autoridad electoral), para alterar, obscenamente, el escrutinio real.
La sociedad civil ya no deja engatusarse por las dirigencias de los partidos –hasta el grado de considerarlos inútiles para representarla–, y de eso existe constancia, por lo que la lucha para conservar el poder gubernamental o acceder a éste en las 12 entidades donde habrán de desarrollarse comicios en el 2016, debiera envolver sólo a los políticos de tiempo completo y/o líderes sociales con renombre estatal.
De otra forma se correría el riesgo de que, ante la abstención, los, las e indefinidos personajes (menos impopulares) arribaran al poder y, hasta eso, avalados por minorías ciudadanas, como ha ocurrido en los años más recientes.
Así lo reflejan, prueban y lo comprueban los escrutinios que obran en poder de los archivos ‘muertos’, por lo que resulta irrebatible e inútil impugnar el hecho.
Sobre todo, cuando de comparar cifras se trata, ya que en ningún caso la votación registró una participación ciudadana arriba del 50 % y de ése porcentaje los ganadores de la contienda (en turno) alcanzaron la mayoría de votos, estimándose en promedio cerca del 25 por ciento del padrón que significa precisamente más/menos una cuarta parte su aceptación, ante la
omisión del grueso del conglomerado.
Por eso insisto: inútil resultaría todo proyecto sin antes convencer al electorado mediante un trabajo territorial, político-administrativo, y/o en posiciones de elección popular que avalen trayectorias, so pena de resultar su interés permitido aunque separado, de la balanza partidista con que debiera aquilatarse el peso real de cada aspirante.
Calendario electoral
El calendario electoral del año próximo refiere procesos en 13 estados de la República Mexicana, aunque en Baja California sólo se renovará al Congreso local y sus ayuntamientos (cinco).
Pero los comicios que más atrapan la atención, son, sin embargo, los 12 en que habrán de elegirse gobernador, diputados y presidentes municipales: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Quintana Roo; Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Desde luego cada contienda tiene lo suyo.
Y hasta eso, importantes le resultan (en lo doméstico) al señor de de Los Pinos para la convalidación de su régimen, como al tricolor que en manos está de Manlio Fabio Beltrones Rivera –quien también debe actuar con inteligencia anteponiendo el interés institucional a su afecto personal–, so pena de personificar la sentencia que “los carniceros de hoy serán las reses de mañana”, en su objetivo sucesorio.
Complicaciones
De esas 12 gubernaturas que están en juego, dos están en manos del Partido Acción Nacional (PAN): Puebla (Rafael Moreno Valle Rosas) y Sinaloa (Mario López Valdés).
Oaxaca aparece en poder del Movimiento Ciudadano, con Gabino Cué Monteagudo; y las otras nueve las usufructúan priistas.
Sin embargo, para el tricolor, se vislumbran problemas graves allá en Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo y Veracruz, simple y llanamente porque (los mandatarios) Carlos Lozano de la Torre, César Duarte Jáquez, Jorge Herrera Caldera, Francisco Olvera Ruiz y Javier Duarte de Ochoa, han sido señalados de cometer actos de corrupción y peculado.
Político de cuidado
Manlio Fabio Beltrones Rivera es uno de los contados políticos priistas que saben de qué lado masca la iguana.
Dicho en otras palabras, muy en claro tiene su proyecto y aunque se deja acompañar por amigos (suyos), aduladores, oportunistas y, en ocasiones, del enemigo (bajo el principio de que ‘vale más mantenerlo de cerca que alejado’), no pierde el piso ni el paso.
Su institucionalidad es, precisamente, su don más preciado. Y me queda en claro que (ésta) la abrevó de su maestro Fernando Gutiérrez Barrios (qepd).
Por eso no se deja sorprender por quienes ya huelen a muerto.
Y de ahí que conjeture, entonces, que al incluir en su equipo de colaboradores a Marco Antonio Bernal Gutiérrez y al diputado local Ramiro Ramos Salinas, lo hizo para cuidar, desde su trinchera, el proceso selectivo del candidato gubernamental de Tamaulipas, so pena de que una mala decisión le complique al tricolor el escenario estatal.
Las encuestas
En la última semana fueron divulgados a través de las redes sociales y la prensa los resultados de supuestas encuestas relacionadas con el proceso electoral del estado.
Pero la opinión pública no ha caído en el juego de sus promotores y en lugar de darles credibilidad empieza a pitorrearse de ellas, pese a que varias son las que atinan en su apreciación.
Usted bien sabe que todos procesos electorales se distinguen por la recurrencia a medir las preferencias ciudadanas, aunque las cifras de estos diagnósticos no se repitan fielmente en el escrutinio.
Ésa práctica sin embargo, permite a los partidos ajustar, modificar o incrementar su actividad proselitista, a fin de consolidar la tendencia observada o remontarla, según sea el caso.
En función de esas mismas estadísticas las dirigencias partidistas determinan cómo ganar más espacios en los medios de comunicación masiva –si acaso creen necesario redoblar esfuerzos en el contacto con los posibles electores–, e incluso pueden realizar ajustes en las áreas que no hayan cumplido las metas trazadas (hasta el momento de la medición).
Así ha sido la costumbre desde que aparecieron en la palestra los estudios de opinión, por lo que el hándicap estatal 2015-16 es medido desde hace meses, aunque no todos los sondeos son confiables.
También es una práctica que al conocer los porcentajes y sobre todo las conclusiones de estos, ningún equipo político se quede con los brazos cruzados.
Unos por haber decrecido en ánimo popular y otros por perseguir victorias más holgadas que las pronosticadas por los resultados de los estudios de posicionamiento.
Ahora bien, pese a existir otras técnicas de investigación que recogen las preferencias y tendencias de los individuos en edad de votar, las encuestas son mayormente utilizadas en tanto que combinan en la aplicación y codificación, como en la interpretación de datos, procedimientos que permitirían acceder a una radiografía de la realidad más amplia en un período determinado.
Claro, siempre y cuando se apliquen correctamente y el resultado no sea maquillado.
Quienes se encargan de planear, diseñar, aplicar e interpretar las encuestas, son empresas que se han especializado para ello; y es a través de los años y la certeza de sus resultados como encuentran sitio en un mercado que se significa por la frenética competencia.
Lamentablemente, para ellos, las empresas encuestadoras han perdido mucha credibilidad.
A tal grado que su contratación (formal) podría ser menor en este proceso.
Mercado atractivo
En toda coyuntura electoral proliferan los membretes (con nombres rimbombantes) que se ostentan como serios y confiables encuestadores en relación a los datos que exhiben –resultado de la consulta ciudadana–, pero sé que muchos de ellos carecen de domicilio fijo, aunque circulan profusamente por el correo electrónico y páginas en la internet, ofertando ‘la contundencia del dato’, la identidad de sus contratantes y hasta los montos económicos que cobran por practicar cada estudio.
Sin embargo, existe la fundada sospecha de que el grueso de esas firmas encuestadoras son ‘patito’, ya que en la presentación de su trabajo no especifican los requisitos mínimos que demanda un estudio sociológico.
En apariencia, ninguna de ellas se conduce a partir de la aplicación de metodologías y técnicas científicas, ya que se dice venden su trabajo a la medida del cliente.
Obviamente, sin observar la menor responsabilidad, con respecto a los candidatos y posibles electores.
La antítesis de estas organizaciones ‘patito’ es representada por otras empresas que se distinguen por su seriedad, experiencia y el profesionalismo con el que levantan las muestras.
Lo anterior tiene qué ver con una postura de principios y objetividad, que, aunados al riguroso procedimiento metodológico aplicado, constituyen el soporte de su confiabilidad.
Por tanto, señores aspirantes a las candidaturas, lo mejor es que pidan autorización a sus dirigentes partidistas antes de contratar estudios para medir su presencia en las
demarcaciones, pues sé, por experiencia, que las estadísticas no influyen en el electorado a la hora de emitir su voto.
Los contratantes
En los procesos inter partidistas para seleccionar candidatos a la gubernatura, ayuntamientos y Congreso local, nada podría evitar que quienes tengan más saliva traguen más pinole, como los aspirantes que en la administración pública, el Poder Legislativo, en sus feudos doctrinarios y a través de sus testaferros (ya) manipulan encuestas y sondeos de opinión –o bien buscan a los consejeros políticos por aquello de que los vayan a necesitar–, y han empezado a torcer las preferencias a favor de ellos mismos pagando a empresas desconocidas y/o no tan serias, cuyos estudios de opinión les resultan favorables.
Los medios de comunicación masiva, por su parte, han abierto sus espacios a todos los aspirantes de todos los partidos y han dado cuenta de las inconformidades entre las bases, que una vez más son utilizadas con el rollo de que ahora sí, en verdad, cada partido hará una selección democrática de sus candidatos, cuando estamos viendo que algunas de las viejas prácticas de la imposición tienden otra vez a manifestarse.
En los procesos internos (para designar abanderados) que están a más/menos de un mes por iniciar, de igual surgen aspirantes cuya soberbia los hace creer que sólo ellos, nadie más, poseen cualidades y méritos suficientes para alcanzar la nominación.
Así ocurre en cuando menos tres de los nueve partidos con registro oficial, que, por cierto, ya han comenzado a recibir las prerrogativas mensuales de ley por parte del Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam).
De otra forma ya se hubiesen puesto de acuerdo para no lastimarse y pugnar, pujar y empujar para que todos los candidatos resulten de unidad y así impedir, por supuesto, que el divisionismo acelere su propia agonía como las instituciones más representantes del pueblo que dicen ser.
Priistas acelerados
Hay en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aspirantes con ‘pedigrí’ que, incluso, miran con malos ojos al actual comité estatal, dando la impresión de que no les conviene que se mantenga la cohesión en la estructura ni entre sus cuadros. Menos una alianza entre los grupos de interés, que han hecho del membrete, en algunos municipios, el escenario de todo un sainete político.
Muestra de ello es que esos expertos lanzan buscapiés sin saber, a ciencia cierta, en qué términos se emitirá la convocatoria para llevar a cabo la selección de candidatos, y hasta se dan el lujo de jugar con los tiempos y formas como si de ellos dependiera la gran decisión.
Durante los recorridos que realizan por los 22 distritos y/o los 43 municipios de la entidad, los aspirantes a las candidaturas, día tras día, se comprometen a respetar las formas y los tiempos para seleccionar candidatos.
De dientes para afuera, claro está, porque en la práctica andan tan acelerados como los panistas y perredistas.
Es más, hasta se dan el lujo de adelantar que su nominación será de unidad –siempre y cuando ellos resulten favorecidos–, pero ésta habrá de definirse en diciembre venidero, cuando el Consejo Político Estatal (CPN) reciba la instrucción del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que es el que en realidad determina los términos en que saldrá publicada la convocatoria.
No antes, ni a capricho de los aspirantes.
Información objetiva
Una sociedad bien informada, como la nuestra, poco caso hace a las injurias de quienes anhelan el poder que les está negado. Ya por no confiar en la oposición, o, porque simple y llanamente, tampoco está dispuesta a dejarse engañar, otra vez, con acusaciones simplonas producidas al calor de la impotencia
Por ello esta ciudadanía bien informada, en lo sucesivo, podría dar real sustento a la política y restarle poder a las camarillas, a la filtración, al rumor y otros instrumentos de política arcaica.
Los tamaulipecos ya no deseamos confusión.
Todos merecemos estar enterados del alcance y los objetivos de las acciones partidistas Y me refiero a los nueve membretes.
Por eso la prensa objetiva muchas veces soslaya reproducir cuanto señalamiento hacen con fines electoreros.
Nada para nadie
Resulta claro que hasta hoy ningún aspirante a las candidaturas a la gubernatura, ayuntamientos y diputaciones locales ha sudado en serio la camiseta.
Y sí, por el contrario, sólo han generado hartazgo por exhibir bajos niveles de competencia.
Ocurre porque los aspirantes le apuestan más al trabajo ajeno que al propio y, sobre todo, han sustituido el debate con desplantes de autosuficiencia.
Tan es así que hacen como que practican una política de altura, pero tras bambalinas esconden sus verdaderas intenciones.
Usted lo ha visto
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