19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

Laberintos del poder

“Mira quién me dice…”

Laberintos del poder

Los domingos, es una opinión personal derivada de su perfil de descanso y relajamiento, se vale hablar y escribir de todo.

Por eso, empiezo estas líneas con un tema usualmente alejado de la política, aunque también con frecuencia asediado por ésta cuando se trata de llamar la atención para, como se dice en forma coloquial,
“quedar bien”.

El tema al cual me refiero, es el deporte.

En los días cercanos tal vez usted haya leído o escuchado sobre la advertencia del Comité Olímpico Internacional hacia México, en la cual se le avisa a las autoridades nacionales deportivas, que deben alejarse de los subsidios gubernamentales, si quieren que nuestro país participe en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en Brasil.

Es una advertencia con sabor, aroma y textura de amenaza, en la cual asoman las raíces de la política en lugar de las bases estrictamente deportivas que en teoría la justifican. Y la verdad, no la entiendo.

Tengo los años suficientes, más de los que me gustaría reconocer, para recordar con claridad la historia moderna de estos eventos. Desde niño me acostumbré a que sólo los representativos de Estados Unidos y de vez en cuando de Inglaterra, rivalizaban en poderío con los países del entonces llamado “bloque comunista”, en donde la Unión Soviética –ahora de unión tiene sólo añoranzas– era el eterno adversario a vencer con sus portentosas cargas de oro y plata en las medallas obtenidas. Junto a la URSS de aquellos tiempos, brillaban también los polacos, búlgaros, rumanos, alemanes orientales y
checoslovacos. Todos cortados con la misma tijera política: el socialismo.

En América, además de los estadounidenses, México lograba traer dos o tres medallas, casi siempre de plata y bronce. El oro se perseguía sólo en boxeo y en forma esporádica en atletismo. La otra nación con orgullo latino era Cuba.

¿Qué tenían en común los países del bloque socialista además de su sistema de gobierno?

Lo mismo por lo cual hoy el COI tiene a México con la soga en el cuello: Todos sus atletas recibían un generoso subsidio gubernamental. Todos eran en los hechos servidores públicos por el sueldo que recibían, pero en lugar de ser soldadores, maestros, obreros u oficinistas como formalmente se les presentaba, dedicaban todo su tiempo a la práctica de una disciplina deportiva. Directivos y deportistas vivían pues, del subsidio oficial.

Durante décadas, a ninguna autoridad internacional se le ocurrió cuestionar a esos países por esa tramposa manera de mantener el “amateurismo” de sus representantes en esas justas. Todos lo sabían y todos jugaban al perverso juego del “Tío Lolo” para fingir que creían la farsa que presentaban esos competidores, especialmente los soviéticos.

Y hoy, por efecto de algún encanto moralizador, a México lo colocan en el banquillo de los acusados por presuntamente recibir el deporte olímpico azteca, apoyos oficiales.

Vaya con los directivos del Comité Olímpico Internacional. Es una vergüenza que después de haber vivido a placer durante medio siglo en el espeso lodo de la simulación, ahora se les ocurra que el único país que comete esa violación es precisamente el nuestro. No les gustó otro pájaro bermejo.

Me recuerdan así, una vieja frase popular, en la cual sólo reemplazo un término por su crudeza:

“Mira quién me dice prostituta, Chucha, la de las arracadas…”

Twitter: @LABERINTOS_HOY

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