Algunos de los aspirantes priístas a ser presidentes municipales en el marco del 2016, no se caracterizan por su discreción.
Varios de ellos han comentado “en petit comité” que el delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Fernando de las Fuentes Hernández, les ha advertido que “ni se les ocurra pensar” que podrán reelegirse por otro mandato consecutivo, tras cumplir los dos años que en esta ocasión será el tiempo oficial de esas administraciones públicas.
Quisiera pensar que el señor De las Fuentes es un hombre de buena fe, pero la mayoría de quienes lo han escuchado lo califican de ingenuo. Y lamentablemente, coincido con ellos.
Todos, todos sin excepción, de quienes tienen en su agenda buscar una alcaldía en el 2016, tienen un proyecto de cinco años en sus respectivas responsabilidades públicas. Pensar que una vez en el poder los ediles se cruzarán de brazos, mirarán a la luna, silbarán “Amorcito Corazón” y no armarán –o por lo menos tratarán de hacerlo– un esquema proselitista propio para que sume un lustro su papel como mandamás de su municipio, es también pensar que existe Santa Clos o su versión mexicana, los Reyes Magos.
Nadie de esos prospectos que tenga una brizna de sentido político, una vez ungidos como alcaldes, dejará de perseguir ese objetivo. Caray, si ese es precisamente el Premio Mayor de ese proceso electoral.
Debería mejor el señor Delegado luchar porque quienes postulen sean las mejores mujeres y mejores hombres para tratar de garantizar buenas gestiones. Más nos vale a los gobernados, porque a buena parte de ellos los veremos rindiendo informes durante cinco años…
EL ORIGEN DEL RUMOR
En la antesala de la definición de candidatos, la “guerra” preelectoral tiene muchos rostros. Uno de ellos es el rumor.
Ayer se registró en el Estado un caso más de esa naturaleza. Un intento de “albazo” empezó a gestarse desde temprano en los círculos políticos priístas, a través del cual se corrió la especie de que el PRI estatal y el Delegado del CEN habían iniciado acercamientos con los aspirantes a Gobernador, para darles la primera “línea” rumbo al 2016 y pedirles –o exigirles– disciplina en torno a la decisión sexenal.
De acuerdo a los difusores de la versión –cierta o falsa– los primeros que ya se sentaron a la mesa con ese objetivo fueron Ramiro Ramos y Alejandro Etienne, para pedirles su adhesión al proyecto de Baltazar Hinojosa.
Integrantes de los equipos de los tres personajes, es lógico, negaron tales reuniones, aunque de alguna manera Marco Antonio Bernal y el propio Baltazar hayan anticipado en sendas entrevistas que sucederá algo semejante, “a favor de quien decida el partido”, conforme a sus palabras.
Cuidado. El problema no es el esparcimiento alegre de especulaciones, sino dónde tienen su origen éstas. De saberlo y actuar, el PRI podría vacunarse desde ahora contra manipulaciones comunicacionales como la descrita y cuidarse de los intereses de algunos grupos, que intentan contaminar el ambiente previo a la elección alentando la percepción de un “dedazo” en la decisión tricolor sobre quién lo representará en la sucesión gubernamental, cuando ese partido ha intentado en los años cercanos alejarse de esa imagen, como es precisamente el caso del relevo tamaulipeco.
Los enemigos, deben recordarlo, no siempre son los que están fuera de casa…
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