19 abril, 2025

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Es un sueño hecho realidad: Farid Matuk

No es el clásico cuento de hadas el que vivió Farid Matuk para convertirse en futbolista profesional; el victorense de los Alebrijes de Oaxaca revela en exclusiva su vida a Oé!

CIUDAD VICTORIA; Tamaulipas.- Cuando Farid conoció el fútbol, su vida se encontraba en una etapa complicada: decidió volver a Victoria para vivir con su padre y separarse de su madre que se quedaba en la Ciudad de México. En la maleta cargaba las ganas de encontrar el calor de hogar, la ilusión de convivir a diario con papá y crecer en un entorno familiar más equilibrado. Tenía apenas 12 años de edad.

Aquel niño que pateó por primera vez un balón en los campos de la Unidad Deportiva Fuego Nuevo bajo las órdenes de Mario Coronado, el sábado 30 de enero de 2016 logró uno de los
objetivos que todo futbolista tiene en mente, pues ese día debutó en la antesala del máximo circuito, con su equipo los Alebrijes en el AscensoMX.

“Son cinco años ya desde que salí de mi casa, mucho esfuerzo y sacrificio, también sufrimiento… el sábado cuando pisé la cancha para debutar, lo que sentí fue una enorme felicidad, la recompensa a todo lo que había pasado”.

18 INOLVIDABLES MINUTOS
Entrevistado en exclusiva por Oé!, Farid Armando Matuk Fernández, relata que se encontraba emocionado con la posibilidad de debutar bajo las órdenes de Flavio Davino quien desde que llegó a Alebrijes de Oaxaca, le hizo saber que le gustaba su estilo de juego, pero sobre todo la entrega que tiene dentro del terreno de juego.

Previo al sábado, fue una semana de mucha esperanza y contacto con el entrenador “La verdad Flavio es un director técnico que tiene muy claro el juego que quiere, nos lo transmite día con día, además nos da mucha confianza, habla mucho con el jugador, trabaja muy bien, tiene muy buena relación con los jugadores y desde que llegué me dijo lo que él estaba buscando, que quería alguien atrevido que fuera para delante sin importar nada, entonces me dijo que si lo hacía bien podía debutar con el equipo esta semana, entonces entrené como él me lo pedía y entonces Gracias a Dios se dio la oportunidad de debutar” cuenta Matuk.

Al minuto 72, Davino llama al volante por derecha de la camiseta #92 que hacía trabajos precompetitivos en la zona de calentamiento, era el victorense de 21 años que en ese momento liberó todos los nervios y la tarjeta indicaba que el cambio sería nada menos que por el goleador Víctor Lojero.

“Al medio tiempo ya me habían dicho que iba a entrar, ‘El Quesos’ González me dijo que iba a sentir nervios como previniéndome de lo que iba a pasar, pero ya cuando me habló el profe estaba calmado, un poco ansioso, me dio las indicaciones, me preguntó que si estaba listo y le dije que sí” añade “ya cuando estaba en la línea sentí gran calma porque iba a lograr una de las metas más importantes que me he fijado y ya dentro del campo se me olvidó que era mi debut, yo sólo quería hacer lo mejor, demostrar por que estuve aguantando los cinco años fuera de mi casa, lejos de mi familia, de mis amigos, sentí una enorme felicidad” dice con la voz entrecortada.

En los 18 minutos que estuvo dentro del campo en el juego contra Mineros, Farid buscó siempre ir al frente, inclusive estuvo cerca de hacer un gol “cuando viene el centro pedía que la peinaran, entonces se dio, me cayó el balón y como venía le pegué, ya cuando voltee a ver el balón iba a gol pero el portero estaba bien ubicado y rechazó… ¡pero ya iba para adentro!”, sostiene en la charla desde Oaxaca.

Farid recuerda que cuando Alebrijes era dirigido por Ricardo Rayas, tuvo la oportunidad de salir algunas veces a banca, ante Chiapas y Morelia en CopaMX y frente al San Luis en liga, pero no se dio la oportunidad de debutar.

DE VICTORIA A CANADÁ
Suponer la historia de éxito de Farid sin conocerle, nos llevará a cuestiones un tanto lógicas, pero seguramente equivocadas, pues no es la típica historia del jugador surgido del llano para después ver cristalizado su sueño… es una larga historia que comienza con un divorcio.

“Yo tenía como cuatro años de edad cuando mis papás se divorcian, mi mamá decide irse de Victoria y radiqué mi infancia en Acapulco, Guadalajara y la Ciudad de México, debido al trabajo de mi madre, entonces yo sólo iba para allá (Ciudad Victoria) en las vacaciones, tengo grandes recuerdos, los cursos de verano en el planetario, mi papá siempre me traía en todos lados” comenta.

Viviendo con su mamá, el gusto por el deporte ya lo traía, pues asegura “yo practicaba el tae kwon do, de hecho en un año gané 19 medallas de oro y todos me decían que iba a ser el próximo campeón” relata mientras ríe “pero todo cambió cuando llegué a Victoria”.

“Cuando cumplo 12 años le digo a mi mamá que quiero irme a vivir con mi papá a Victoria, para ella fue muy difícil, pero yo ya lo tenía decidido, entonces todo se dio para poder irme para allá y ahí fue donde empecé a conocer el fútbol, deporte que mi papá siempre me inculcó con mucha disciplina y dedicación” sostiene el ahora jugador del AscensoMX.

Así, Farid Armando se integró por primera vez de manera formal a un equipo con el Pachuca SUTSPET de Mario Coronado, “El profe Mario fue mi primer entrenador, me sentía muy a gusto, en realidad hacía lo que me gustaba, en su escuelita que tiene en Upysset, ahí realmente empecé a jugar fútbol” recuerda.

Después emigró a Pumas SCT bajo el mando de Rafael Zárate de la Rosa y recuerda con gusto “no se me olvidan esos agarrones con Estudiantes, ahí me enfrenté a Orlando García y Leo Franco que me da mucho gusto verlos que ahora ya están con Correcaminos también en la liga de ascenso, de todo corazón les deseo mucho éxito a esos canijos y estoy seguro que les irá bien” expresa.

A la par militó con el equipo del Colegio José de Escandón La Salle, donde siempre fue seleccionado.

A los 16 años, recibió una llamada de su madre con una propuesta que le cambiaría la vida; “mi mamá me dijo que tenía la oportunidad de irme a estudiar a Canadá y no lo pensé, acepté y sobre todo porque ella estaba haciendo un gran esfuerzo por darme esa posibilidad y ahí fue donde realmente le tomé todavía más cariño al fútbol”.

Farid se instaló en Richmond, British Columbia, a 15 minutos en tren de Vancouver, pues desde antes de irse pidió “que fuera un lugar donde no hiciera mucho frío”.

“Ahí llegué a vivir y mi mejor amigo de Canadá era un chavo hijo de salvadoreños, aunque él nacido en Canadá, me ayudó mucho para poder aprender más rápido inglés y adaptarme, entonces fuimos a las pruebas para pertenecer al equipo de la escuela y quedamos, todo porque en el tiempo libre me la pasaba jugando fútbol y aproveché esa oportunidad que fue aparte una etapa muy bonita, pues ganamos a nivel ciudad y en el estado fuimos cuarto lugar” relata.

“Después fuimos a hacer pruebas con la Selección de Richmond, que ya es un nivel semiprofesional, le gustó mucho al profe como jugaba y me dice que sí quedé, pero me informa que para pertenecer al equipo tenía que cubrir una cuota de mil dólares mensuales, me sentí triste pero le dije que no podía, mi mamá con mucho esfuerzo me mandaba cien dólares a la quincena así que para mi era imposible” recuerda con una memoria sin falla alguna.

Las condiciones que Farid mostró no podían ser desperdiciadas por el equipo de Richmond, por lo que el entrenador se comunicó con él para darle una gran noticia, “me informa que seré becado para jugar en el equipo por lo que no tenía que pagar nada, fue increíble todo lo que pasé, llegué al equipo y me dieron todo, uniformes, pants, chamarras, tachones, todo, yo estaba encantado y mejor aún después todo lo que sucedió fue realmente extraordinario, con ese equipo ganamos todo, éramos como el Barcelona -dice entre risas- quedamos campeones en la ciudad, en el estado y a nivel nacional”.

Esa racha de campeonatos ubicó al victorense como una de las principales figuras dentro del equipo canadiense, por lo que recibió ofertas para recibir una beca por parte de dos universidades, una en Vancouver y otra en Seattle, en Estados Unidos.

“Platiqué con mi mamá y estaba muy contenta, arreglé todos los papeles porque teníamos el plan perfecto, yo estudiaría un año más de high school e iría a la Universidad becado” parecía todo miel sobre hojuelas.

La suerte cambió cuando una situación económica detuvo los sueños del futbolista; “la señora con la vivía en Canadá pidió más dinero y pues ya no podíamos pagar más y no es algo fácil de decidir el cambiar de residencia pues ellos, eran una familia hindú y tenían los documentos que los avalaban para que yo viviera con ellos, entonces era todo un proceso legal que ya no pudimos realizar” esto mientras él se encontraba de vacaciones en México, por lo que ya no volvió a Canadá, contaba con 17 años de edad.

A PICAR PIEDRA
Cuando regresa a Victoria, su papá tuvo una profunda plática con él; “recuerdo que me preguntó, ‘hijo, cuanta gente crees que vive en el mundo’… no pues un chingo apá’, le contesté y me dice, ‘bueno, te la voy a poner más fácil, ¿cuántos equipos hay en México?… no pues en Primera División 18 y 14 en el ascenso y así más para abajo, entonces él me pregunta ‘y cuántos niños crees que quieren jugar ahí’, me quedé pensando y sabía que iba a ser difícil, me preguntó que si quería seguir en ese camino y contesté convencido que sí”.

Así, Farid llega a la escuela de Cruz Azul en Victoria, donde le anuncian que habría una visoría en La Noria por lo que se alistó para viajar a México donde estaría a prueba.

De 800 jugadores que acudieron pasó todos los filtros hasta que quedaron tres nada más, “estos tres íbamos a estar a prueba una semana, la prueba final sería en un juego contra Chiapas, ese día cumplí 18 años, ahí la verdad no me se me dieron las cosas y no quedé, tuve que regresar a Victoria”.

Apenas llegó a Victoria, todavía no deshacía su maleta cuando recibió la llamada de Manuel Barrera, el que fuera preparador físico con Ricardo Antonio La Volpe para invitarlo a formar parte de un proyecto que tenía en la Ciudad de México.

“Él conformó un grupo de chavos para prepararnos físicamente y estar listos por si surgía una oportunidad, entonces volví a vivir con mi mamá allá, un día un funcionario de la delegación Xochimilco le comenta que quería a todo el grupo para formar un equipo en Tercera División y nos fuimos todos, así fue como debuté en el profesionalismo con los Dragones de Xochimilco”.

Por su edad era el último año que podía jugar en esta división, por lo que al terminar la temporada tenía que buscar acomodo en un equipo de Segunda División, fui con Pumas, pasé todos los filtros y al final le dijeron que no, lo mismo con Reynosa, parecía que se quedaba y en el último corte para afuera; la paciencia se le agotó al victorense.

“Yo ya me había resignado, pero me habla el profe y me pide como favor que vaya a una última prueba, era en Huixquilucan, con los San Román en el Proyecto Tecamachalco, la verdad yo ya no quería ir pero la forma en cómo me lo pidió el profe me hizo ir” confiesa.

Ahí se encontró con Mario García, quien de inmediato quedó prendado de la forma de jugar del victorense y fue fichado por Tecamachalco para convertirse en jugador de Liga Premier de la Segunda División.

Esta franquicia fue vendida por la familia San Román a una empresa de Oaxaca, que se llevó al equipo a aquel estado, donde se convirtieron en filial de los Alebrijes lo que le abrió la puerta al equipo donde ahora tiene la posibilidad de pertenecer de manera definitiva, según lo que le ha informado la directiva.

“Este torneo lo inicié lesionado de la ingle, pero me enfoqué mucho en mi recuperación y jugué las jornadas dos y tres en Segunda División, la cuarta ya debuté con Alebrijes y mañana (hoy martes) voy de titular contra Chiapas en la CopaMX” revela a Oé!.

VALIÓ LA PENA SUFRIR
Con cinco años de su andanza, de haber salido de Victoria y una vida de vaivenes, Farid Matuk asegura que está satisfecho todo lo que pasó “Fue una felicidad enorme la que sentí cuando debuté, que al terminar el juego rompí en llanto, me ganó el sentimiento, mucha gente cree que es fácil, pero cada quien tiene una historia y esta es la mía, lloré al recordad mi infancia, recordar cuando llegamos a vivir a México en un departamento de apenas cuatro por diez metros, donde mi mamá no tenía nada más que para una cobija y una almohada que era donde dormíamos, mi mamá se dedicaba mucho a trabajar que me dejaba en la primaria a las cinco y media de la mañana, cuando las clases empezaban a las ocho, le pagaba a alguien para que me cuidara y cuando me fui con mi papá todo era diferente, él iba y venía todos los días a un ejido en Jaumave y hacía dos horas y media para llegar hasta allá, pudiéndose quedar a vivir ahí, él prefería regresar a diario para estar conmigo y con mi hermana” confesó.

Hoy Farid da gracias a Dios y no desiste en seguir soñando: “últimamente me visualizo haciendo las jugadas que intentaré en el partido, pero también me veo pisando canchas de Primera y vistiendo la camiseta de la Selección Nacional, ese es mi mayor sueño, yo quiero ser motivo de orgullo para Ciudad Victoria, para mi familia y lo voy a conseguir”.

Y reitera… “no ha sido fácil, pero no por eso me rendí, claro, hubo veces en las que pensé tirar la toalla, pero aquí sigo, el sábado estando en el campo, ver mi entorno, a mis compañeros, sé que todo ha valido la pena, que esta es una gran recompensa y que quiero continuar”.

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