Más que en ninguna otra parte del país, las elecciones locales de Tamaulipas, filosófica y políticamente responden a un pragmatismo radical, de profundas raíces estadounidenses.
Esto quiere decir que tanto el PRI como el PAN están jugando estrictamente en función de los resultados, desechando cualquier otra consideración.
A Charles Sanders y John Dewey se les atribuye la creación de este enfoque sobre la actividad humana, cuyo eje se encuentra más allá de toda idea caprichosa o aventurada, y se centra solamente en lo que funciona.
Para el caso que nos ocupa, los estrategas de los dos partidos que se disputan el poder del palacio de gobierno, están cuidando de llevar el máximo de votos posibles para su causa. Bajo semejante visión, constatamos que todos los instrumentos de la inteligencia partidaria, toda la experiencia que sus cuadros puedan poseer, y las cualidades de los abanderados a cargos de elección popular, se han dado en torno a un propósito de orden hegemónico: conseguir el éxito de la gubernatura, haciendo a un lado la vieja cultura de los compadrazgos y los afectos, como ocurrió en el pasado.
Hipotéticamente, se considera que, en las próximas elecciones locales de junio, el PRI defenderá su permanencia en el poder, con todo lo que tiene de sus mejores cuadros. Pero no solo con los mejores, sino con los que justo en este momento, le garantizan el triunfo. Puede haber otros que también trabajaron para ser candidatos y de hecho los hay, pero la mirada acuciosa de los que deciden, seleccionó a los más fuertes, a los más útiles para una tarea concreta llamada elección local de junio del 2016. Así de sencillo.
Esa es la explicación por la que algunos nombres importantes se cayeron. Y también a esto se debe que, en algunos casos como Tampico, por encima de la polémica, fuese enviada una candidata que, en la visión de los evaluadores, era la más capaz para jalar votos. En otras palabras, los que deciden el tema priísta en el estado, han optado por evitar el riesgo, e ir a la segura.
Al menos esto es lo que se observa en esta etapa preliminar de la selección interna. Si se equivocan, habrá fallado el instinto de vencer a toda costa.
La aplicación de la estrategia pragmática, se puede ver claramente en ciudades como Reynosa, Nuevo Laredo, Matamoros, Tampico, Madero, Altamira y ciudad Victoria.
Se trata de las siete ciudades más importantes de la entidad. Luego vienen otras de tipo medio como Mante, San Fernando, Valle Hermoso, Río Bravo y Miguel Alemán. En todas ellas se ha aplicado el mismo método.
En lo que se refiere al PAN, sus afanes de beneficiarse con los llamados escurrimientos priístas, responde inequívocamente a una postura de orden pragmático. Otra expresión azul que confirma esta tendencia, es la proclividad a postular candidaturas externas, lo cual nos dice que el cabecismo ha preferido sacrificar candidaturas panistas, para jugársela con cuadros ajenos a sus siglas y sus colores.
Lo anterior ha provocado desde luego, el descontento entre algunos grupos del PAN, que se sienten desplazados, y que ya desde ahora han decidido irse por la libre, y retirarle su apoyo al candidato blanquiazul a la gubernatura.
En conclusión, el pragmatismo le está dando hasta ahora, mayores y mejores resultados al PRI, que al PAN.
El pragmatismo, es una teoría surgida de las entrañas del poder económico en los Estados Unidos. De esta manera, los hombres ponen en juego sus máximas capacidades en materia de operatividad.
Hasta lo que va de esta historia que culminará el cinco de junio próximo, los que han demostrado un mejor olfato pragmático, son los del PRI. Así se ven.
EL SUB MARCOS, (GALEANO), SAMUEL RUIZ Y EL PAPA FRANCISCO
Si la elección del Papa Francisco Primero hubiese sido 20 años atrás, seguramente el destino de la guerrilla zapatista en Chiapas, hubiese sido mucho mejor.
Hoy, el papa jesuita que les arrancó el poder a los reaccionarios del Vaticano, estuvo orando ante la tumba del obispo Samuel Ruiz, en su tiempo perseguido por la Santa Sede y arrinconado por la iglesia mexicana, alineada con el capital internacional.
La reivindicación de las luchas indígenas y el credo del Sub comandante tampiqueño Sebastián Guillén Vicente, encuentran en el Papa Bergoglio a su más firme aliado estratégico. Hoy no se sabe dónde se ha ido el tamaulipeco Marcos. Pero donde quiera que se encuentre, debe estar contento porque finalmente, el mundo empieza a girar hacia una nueva concepción de humanismo y de democracia.
Políticamente, lo que sigue podría ser el triunfo de la izquierda en la elección del 2018. El problema es que sus liderazgos no están unificados.
¿Lo logrará Andrés Manuel López Obrador?.




