Tal parece que el Pacto de Unidad entre quienes aspiraron a la candidatura tricolor por la gubernatura no ha tenido los efectos esperados, toda vez que apenas se conoció la decisión final y cada cual de los derrotados retomó el camino hacia otros proyectos que garanticen su permanencia en la política. Excepto Enrique Cárdenas del Avellano, quien ha preferido compartir su frustración con la almohada y Ramiro Ramos Salinas dispuesto a batallar con lo que resta del Congreso local sin alterar su compromiso original.
De manera que el Pacto de Unidad no ha pasado de ser “amor de una noche invernal”, donde el presunto apoyo rumbo al cargo sexenal más solicitado apenas quedó en una que otra foto de dibujadas sonrisas o franco enojo como el caso de Cárdenas del Avellano.
Actitud digna de éste, quien tras dejar constancia de su inconformidad retirose a meditar sobre lo que pudo ser y no fue, al menos por ahora.
Por su parte, el PAN amenaza con “el coco” Cabeza de Vaca logrando intimidar a un PRI que si contara con el respaldo y unidad de los ex aspirantes a la gubernatura y sus respectivos grupos “otro gallo le cantaría”. En tanto los rumores de “inminente” cambio en el CDE tricolor cada vez son más fuertes y frecuentes. Todo depende, dicen, de la pronta recuperación de Humberto “Betico” Valdez.
¿Y LAS LEYES DE REFORMA?
Preocupa al escribidor la imagen del presidente Peña Nieto comulgando. No por su inclinación religiosa muy personal, privada y respetable como la de cualquiera, sino porque además de extraña pareciera una renuncia oficial al laicismo del estado mexicano. Y esto es grave de toda gravedad, en considerando que la lucha cercana ya a los dos siglos, desde la que protagonizaron liberales y conservadores y luego el juarismo y las Leyes de Reforma, está al punto de quedar solo como referencia histórica y no como una forma de gobierno ratificada desde entonces, a pesar de las tormentas ideológicas que no faltaron y que tuvieran su más lastimosa expresión en la guerra cristera de 1926-29.
El asunto es serio digo, y no se justifica ni siquiera por la difícil situación que enfrenta el poder, toda vez que esto rebasa la intención publicitaria colocando a las instituciones en una situación inédita que debiera ser analizada y sobre todo reflexionada por quienes nos representan desde el poder legislativo en todos sus niveles.
Estamos de acuerdo en que Francisco Papa es una mercancía de fácil venta. Ya lo vimos desde la recepción en el aeropuerto, cómo es que la visita del Sumo Pontífice ha sido aprovechada al máximo, incluso con exageración como sucedió este domingo en el estado de México. Y es que los reflectores son compartidos con claro objetivo propagandístico. Tampoco es coincidencia que al jefe de El Vaticano lo hayan arropado en escenarios impresionantes que comprometen y desvían sus deseos de hablar con franqueza de los males que aquejan a las mayorías.
Usted dirá que el Papa no puede ser tan ingenuo como para caer en el juego oficial y tiene razón; sin embargo, no debemos olvidar que también es político por lo que de ninguna manera se enfrentaría al poder. Ha sucedido hasta con gobiernos de franca tendencia comunista donde Francisco ha obtenido dividendos de orden social reflejados en el incremento de creyentes de su religión.
ESCENAS DE TELENOVELA
Está claro por otra parte, que busca la reconciliación de algunas regiones con el catolicismo como en Chiapas por ejemplo, aunque hasta ahora lo más importante tiene que ver con las relaciones políticas. Es de conocimiento público que por aquellos andurriales el imperialismo yanqui utiliza a gran costo ciertas sectas religiosas que le permiten manipuleo ideológico desde hace muchos años. Por supuesto es una forma sutil de invasión que seguramente no es ignorado por el supremo gobierno.
El asunto es que la visita del Papa es ampliamente aprovechada por el poder, tanto que algunas escenas son muy similares a las de cualquier telenovela en una mezcla de protagonismo y activismo con actores de verdad y en tiempo real. Podría no ser una estrategia desesperada, aunque sí muy bien planeada al estilo del PRI. El problema es que resulte, tomando en cuenta que para la salvación del sistema no basta la bendición papal. Recordéis que durante la visita de Juan Pablo 11 todo fue canto y alegría, ahora son puras mentadas de la mayoría que se cansó de esperar.
Quedamos en que con la presencia de Francisco y la actitud de la clase política parecieran estar en riesgo las instituciones y sobre todo la laicidad del estado mexicano y no vemos que aparezcan los feroces defensores de nuestra historia, como si la luz de los reflectores borraran la tradición de casi dos siglos que incluyen confrontaciones fraternas que costaron miles de vidas. No crea que el columnista es ateo o algo similar, por el contrario es creyente y por herencia familiar profundamente guadalupano, pero eso sí, con la convicción de que “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Eso le ha permitido mantener una conciencia más o menos tranquila…hasta ha de creer.
En concluyendo, hasta ahora los discursos del Francisco Papa no van más allá del compromiso político. Menciona la pobreza, marginación e injusticia y hasta pide perdón por el maltrato a los indígenas en un discurso terso y cautivador que no concreta responsabilidades, aunque de vez en cuando asusta con “el diablo” que en México es importante pero nada más en las pastorelas aunque de vez en cuando aparece en partidos políticos como el PRI.
Y hasta la próxima.