Por todos es conocido el nivel que tiene Carlos “El Gullit” Peña para jugar fútbol, desde pequeño demostró ese talento que Dios le dio para brillar dentro de una cancha, ya sea en “La Borjita”, en la Unidad Deportiva o en algún empastado de cualquier parte del país representando a Tamaulipas, en esa etapa de su vida siempre jugando como delantero.
En Pachuca lo moldearon física y mentalmente en su proceso de inferiores, trabajaba como uno de los delanteros de las categorías formativas, pero conforme fue creciendo le fueron encontrando un lugar un poco más atrás de los nueves.
Llegó a León cuando el entrenador era el histórico para la Fiera, Milton Queiroz ’Tita’, en ese tiempo también lo metían atrás de los atacantes y daba en Liga de Ascenso a cuenta gotas muestras de su fútbol, jugando ahí pasaba poco con el victorense.
Fue hasta que se cruzó por su camino Gustavo Matosas cuando encontró la posición en la cancha donde rompería paradigmas y sería un poderoso elemento a la hora de ofender, le dio la indicación de jugar como doble cinco, quince metros más atrás de donde estaba acostumbrado a participar.
Aunque al principio a Peña no le gustaba mucho la idea, le causaba fastidio ser contención, pero el uruguayo le indicó “Para mí un enlace es Maradona, si puedes jugar como Maradona te pongo ahí”. Entonces el de Ciudad Victoria le fue agarrando el gusto a jugar en la mitad de la cancha, a llegar desde atrás por sorpresa con la potencia que le caracteriza y que tiene como mayor argumento en el terreno de juego.
Además a su lado tenía uno de los mejores contenciones que ha surgido en el balompié azteca, “El Gallito” Vázquez, quien realiza una labor que en ocasiones es invisible para muchos, pero en realidad es quien le da el soporte al equipo donde participe.
Como contención “Gullit” aportó para que León ascendiera, incluso marcó goles, uno de ellos en la final contra Correcaminos, también fue pieza indiscutida en los verdes cuando fueron bicampeones en el 2013 y 2014, en esos torneos marcó doce goles, incluso llegó a la Selección y fue al Mundial de Brasil.
Pero para el presente torneo arribó tras una transacción millonaria a las Chivas Rayadas de Guadalajara, donde los directivos y aficionados querían que fuera el salvador que viniera a darles el protagonismo y fútbol que hace tiempo escasea. Todo pintaba de maravilla, estaba ya en uno de los grandes de México, con mucha proyección y hasta llamando la atención supuestamente en Europa.
Pero ¡oh sorpresa!, nadie contaba con que al señor Matias Almeyda se le iba a ocurrir ponerlo fuera de lugar, en una posición donde no había brillado en los últimos cuatro años de su vida, lo regresó al lugar donde “Tita” lo utilizaba y ustedes saben lo que está pasando. Las condiciones de Carlos Alberto son de potencia, son físicas, de velocidad, no tanto de habilidad, para él es “la muerte” jugar de espaldas y más si ni siquiera le tienen la confianza para darle el balón.
Que ha bajado de juego, sí, que no ha sido la solución de Chivas, también estoy de acuerdo, pero una explicación a eso es que lo tienen fuera de lugar, aparte sin un “Gallito” a un lado a quien acompañar y con un entorno lleno de desconfianza por lo que se está jugando El Rebaño.
Por otro lado hay muchos comentarios sobre la vida privada de Peña, medios nacionales aseguran que se ha descuidado, que es inestable, cosa que sí es un problema, pues para que tenga su mejor nivel, por sus condiciones naturales, es indispensable andar bien físicamente.
No se le puede cargar todo a un jugador, el problema del Guadalajara es de años y ese no precisamente está en la cancha o el banquillo, está afuera y no usa calcetines.
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