Hay en varios municipios y distritos, ejemplos de monarquía aldeana
Una vez descalificados sus ‘precandidatos’, el PAN recula con vileza
Y ningún colaborador del abanderado priista ¡se atreve a responder!
La alternancia en Tamaulipas, que imputan a mamotreto de Mitofsky
El nepotismo es una de las viejas prácticas que más se han criticado a los hombres del poder. Y aunque en realidad se trata de la preferencia que tienen los funcionarios públicos para dar empleos a sus familiares y amigos, sin importar el mérito que estos tengan para ocupar el cargo conferido, igual aplicaría al imponer como precandidatos a diputados o alcaldes a sus cónyuges, hijos, sobrinos, hermanos, cuñados y cuanta parentela resulte directamente beneficiada.
Como ahora ocurre, en pleno proceso electoral.
No obstante, los aludidos arguyen que fueron las fuerzas vivas de su partido quienes seleccionaron abanderados ‘democráticamente’, en todos los casos, olvidando que el pueblo no es tonto y difícilmente nos tragaríamos el cuento de que así fue, cuando el tráfico de influencias y los remedos de un monarquismo aldeano, tanto como el chantaje bajo la amenaza de irse a la oposición, mucho tuvieron qué ver al negociar posiciones.
Y que conste, me refiero a los próceres de los nueve partidos con derecho a las prerrogativas de ley que se cubren con los impuestos de los contribuyentes cumplidores, quienes también son los que pagan el millonario gasto que representa una contienda comicial.
Lamentablemente en México, aunque el tráfico de influencias está penado, no se castiga conforme a derecho (como en Francia, España, Portugal, Perú, Bélgica, Brasil, Argentina, Rumania, Colombia, Cuba y Venezuela), aun cuando es una práctica ilegal o al menos moralmente objetable, consistente en utilizar la influencia personal en el ámbito del poder público (a través de conexiones con funcionarios) y con el fin de obtener favores o tratamiento preferencial.
En cuestiones políticas, obviamente se gestionan conexiones con amistades o conocidos para tener información; o con las personas que ejerzan autoridad o tengan poder de decisión. Y a menudo esto ocurre a cambio de un pago en dinero o en especie u otorgando algún tipo de privilegio.
Por otra parte, bajo el amago de trasladar sus capitales políticos a otros partidos, en caso de no ver cumplidos sus caprichos, los jefes de los grupos de interés municipales que, de una u otra forma, mantienen el control de la comarca, logran su objetivo de ser ellos, precisamente, quienes decidan los relevos.
Esa práctica, supongo, imperó en las negociaciones para nominar precandidatos a un buen número de alcaldías y diputaciones locales a jugarse en las urnas el próximo cinco de junio, como en la ‘repartición’ de las candidaturas plurinominales al Poder Legislativo.
Y sobre todo cuando en las listas figuran parientes directos de los hombres y las mujeres que actualmente ejercen el poder municipal, en la administración pública (federal, estatal y municipal), el Congreso de la Unión, la Cámara de Diputados local, las estructuras directivas de los partidos políticos, o, simple y llanamente, son parte de grupos que aún comandan los ex gobernadores.
Como fuere la práctica del nepotismo, tráfico de influencias y todo intento de monarquía aldeana, surge en este proceso, según aprecio.
Algunos ejemplos
Una vez concretadas las precandidaturas llamadas de unidad, que, en el sentido estricto de la palabra, son imposiciones, surge cualquier tipo de conjeturas a lo largo y ancho de la geografía tamaulipeca.
Pero mi intención no es aburrirlo con tanto rollo, así que doy paso al cúmulo de ejemplos del supuesto nepotismo, tráfico de influencias y ejercicio aldeanamente ‘monárquico’ con que el tricolor resolvió ciertas nominaciones.
1) Héctor Martín Canales González, quien juega por la alcaldía de Nuevo Laredo (PRI), está casado con una prima del ex alcalde Ramón Garza Barrios –incluso fue su tesorero en el Ayuntamiento–, y esto es precisamente lo que causa suspicacias, en el sentido de que ‘Moncho’ hizo valer su influencia para eliminar a Yahleel Abdala Carmona.
2) En Reynosa, Amira Gricelda Gómez Tueme –heredera de uno de los cacicazgos municipales más cuestionados–, no pudo colocar a su hijo (Carlos Solís Gómez) como precandidato a la alcaldía, merced a su desacuerdo con el empresario Ramiro Garza Cantú, pero logró la nominación (para su vástago) a una curul de mayoría relativa.
3) Altamira seguiría bajo el control de un clan familiar al ser electa como precandidata priista a la alcaldía Griselda Carrillo Reyes, hija de Sergio Carrillo Estrada (qepd) y sobrina de Pedro, quienes presidieron el ayuntamiento.
4) María Magdalena Peraza Guerra –hoy postulada por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y antes por el PRI y PAN–, juega por tercera en el proceso por la alcaldía de Tampico; y ése es un caso de chantaje político, pues amenazó con chaquetear nuevamente para obtener la nominación. Lo peor del asunto es que el PRI le tiene tanto miedo que cedió a su capricho.
5) En Ciudad Madero, Humberto Silva Barreda, fue designado por el tricolor precandidato a la alcaldía, sólo por representar al sindicato petrolero, que, en la actualidad, significa un menor número de votos si lo comparamos con la cifra que podría aportar la sociedad en conjunto y eso, lector amigo, lleva a suponer que hubo chantaje de por medio.
6) Jaumave es harto ilustrativo del nepotismo, pues Olga Lidia de la Rosa, la precandidata priista, es hermana del ex alcalde Alfredo (de los mismos apellidos) y cuñada de José Guiño Cardiel.
7) En Gustavo Díaz Ordaz, la precandidata a munícipe, Margarita Perales Salazar, es la esposa del alcalde en funciones (Jorge Refugio Longoria Olivares), pero eso no impidió que el PRI la postulara.
8) Mónica Saldívar Quintana, quien ya es la precandidata priista a la alcaldía de Jiménez, es la esposa del edil José Guadalupe Saucedo y sobrina política del ex alcalde Mauricio Salazar.
9) Edelmira García Delgado, quien va por la alcaldía de Camargo, es media hermana del munícipe actual: Blas López García.
Hasta aquí, por hoy, para no aburrirlos, repito, pero de que hay en el tintero más pruebas del nepotismo, tráfico de influencias e intentos de monarquía aldeana, claro que las hay.
Y en colaboración posterior las citaré puntualmente.
Agresión albiceleste
Como era de esperarse, el Partido Acción Nacional (PAN) responde al Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) con acusaciones simplonas y carentes de sustento, por (éste) desconocer a Francisco Javier García Cabeza de Vaca y Francisco Elizondo Salazar como precandidatos (al Poder Ejecutivo estatal).
El argumento del cuerpo colegiado, es que ambos incumplieron el requisito de haberse separado de sus cargos públicos al menos un día antes de registrarse –establecido en el artículo 221 de la Ley Electoral (estatal)–, según se ha comprobado con documentos fehacientes.
Sin embargo el Comité Directivo Estatal (CDE) que preside César Augusto Verástegui Ostos amaga con ganar la calle para ‘presionar’ al Instituto Nacional Electoral (INE) a que atraiga el proceso, puesto que, considera, hay parcialidad.
Y como responsable directo señala al consejero presidente Jesús Eduardo Hernández Anguiano, “porque no está a la altura de lo que la ley y la democracia exigen; su actuación deja mucho deja qué desear; y está al servicio del PRI”.
Por si fuera poco, el viernes que nos antecede divulgó que, en los estrados del Ietam, apareció una queja contra el precandidato del PRI, por actos anticipados de campaña. Concretamente, en eventos donde se supone que sólo habría delegados convencionistas.
Esa denuncia difícilmente procederá, puesto que las fotografías y testimonios carecen de fechas y horarios en que se levantaron.
Como quiera Acción Nacional insiste en atacar en otras instancias al abanderado priista sin que aparezca, hasta hoy, un defensor (suyo), que, a la mano tenga la ley electoral, domine ésta y responda a tantas injurias.
Esto me lleva a suponer que de toda la pléyade de políticos que a su sombra se mueven y autopromueven, pocos son los que en verdad traen la camiseta bien puesta.
De otra forma ya habrían respondido a la agresión, sin esperar un embate más estridente ni la orden superior para enfrentarlo.
Más cuando el rival ha lanzado la amenaza de enlodar el proceso (como tanto acostumbra) y pelear en los tribunales lo que no es capaz de obtener en las urnas, como se ha demostrado al menos en las más recientes contiendas.
En fin, el juego sucio apenas acaricia su primera etapa en la justa para elegir Gobernador.
Descalificaciones
Fuentes dignas de todo crédito me advierten que aquí, en la geografía tamaulipeca, se fragua una campaña de descrédito en contra de los funcionarios del Gobierno estatal y de los
precandidatos priistas que juegan en el actual hándicap, como parte de una maniobra electorera (más) del membrete albiceleste.
En circunstancias normales, rumores como éste no impactarían negativamente en la opinión pública, por sólo ser tácticas recurrentes para mendigar espacios en la prensa al través de estruendos políticos con miras a destacar personalidades.
Pero en el contexto actual, me parece una atrocidad
Sobre todo cuando hay retrógradas que buscan la descomposición del sistema. Entes coludidos con gavillas enfermas de poder que quizás quisieran ver a Tamaulipas nuevamente hundido en la pobreza, el atraso, la anarquía y la inseguridad, cuando menos.
Sólo así podría entenderse la arremetida difamatoria, que, estoy seguro, no hará mella en el ánimo del precandidato priista al relevo sexenal ni en el comportamiento político de los tamaulipecos, por conocer de antemano la procedencia del golpeteo, que, seguramente, habrá de arreciar al arrancar las campañas político-electorales (en abril tres), recrudecerse durante el proceso y hacer crisis en la víspera y/o día de la jornada comicial (cinco de junio).
Inclusive, para agredir a Tamaulipas, al Gobernador, funcionarios de la administración pública e incluso a los candidatos a presidentes municipales y diputados locales, los Maquiavelo(s) de guarache procurarían trasladar su pueril conducta hasta la Ciudad de México, tratando de engatusar a los medios de comunicación masiva (mal) llamados nacionales, que mucho se prestan al juego a través de los gatilleros del sistema.
No obstante esa operación podría abortar, pues sus maquinadores principales empiezan a quedar al descubierto y, en unos días más, podrían ser blancos del escarnio provocado por su propia tenebrosidad.
En los últimos días, también, se han hecho circular (vía internet) los más descabellados rumores en contra de la estructura del partido tricolor, con la única finalidad de ir preparando el terreno para la arremetida en serio y en serie que se daría a partir del mes próximo.
Y para ello, también, la ultraderecha se vale de quintacolumnistas que por su misma falta de oficio no acostumbran confirmar la veracidad de las versiones tendenciosas, aunque hay otros colegas más profesionales que hacen caso omiso a ese juego sucio.
Por tanto, hay que abrir bien los ojos pa’ no hacer eco a mentiras.
¿Verdad?
Riesgo de alternancia
Según versiones que se reproducen copiosamente en la internet, hace días Roy Alberto Campos Esquerra (presidente de Consulta Mitofsky), ante alumnos de ciencias políticas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (Itam), hizo un temerario vaticinio: que en cinco de las doce entidades donde se elegirá gobernador en 2016, habría alternancia.
Estas son: Durango, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz.
Pero obviamente él, ni los reproductores del pronóstico, sustentan con argumentos convincentes su apreciación –aun cuando ésta derive de un supuesto muestreo, elaborado en los primeros días del mes que cursamos–, por lo que, estimo: podría tratarse de un ardid más, de los que acostumbra armar en todo inicio de contiendas electorales.
De esta forma atraparía los apetitosos peces que, todavía, no han contratado sus servicios.
Por esto no me sorprendería que, en lo sucesivo, la encuestadora publicara otro documento, donde cambie notablemente su percepción, pues así lo ha hecho durante las dos décadas de su existencia.
Lo que si me extraña, es que en su página electrónica todavía no aparezca la medición a que Roy Campos hizo referencia en el Itam; ni que haya admitido o desmentido mediáticamente su vaticinio sobre los riegos de alternancia en los cinco estados.
¿Habrá sido entonces una volada de los periodistas?
No lo creo, pues los términos utilizados en los comentarios son de carácter técnico y muy raramente forman parte del lenguaje escrito del grueso de mis colegas, por lo que, estimo, esa información fue filtrada, con la aviesa intención de enrarecer el ambiente político-electoral.
En fin… cada quien es libre de sacar sus propias conclusiones.
Caso doméstico
Por lo que a Tamaulipas respecta, dudo que realmente se corra riesgo de una alternancia gubernamental –al menos en este proceso–, pues el Revolucionario Institucional (PRI) tiene un abanderado fuerte y experimentado –en materia política, tanto como en la administración pública–, cuya empatía con la sociedad rebasa cualquier expectativa.
Su hoja de servicios es garantía de ello y, por si fuera poco, basta observar su compenetración con la estructura partidista y escuchar los comentarios que (en la calle) se vierten sobre su figura, para entender que es Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa la única opción que tenemos, si el propósito es transitar hacia un desarrollo sustentable y sostenido, a lo largo de los seis años que vienen.
Él se muestra decidido a involucrar a todos en su proyecto –así lo ha manifestado en cada reunión de trabajo–, y esto, aparte de su gran don de gente, es lo que más confianza despierta en el conglomerado.
De ahí que considere ociosos los intentos de querer asustarlo con el petate del muerto (léase la versión de la alternancia gubernamental) divulgado al través de la internet; y aun cuando, el ex senador Pancho García, Gustavo Adolfo Cárdenas Gutiérrez y/o Jorge Osvaldo Valdés Vargas, compartan la apreciación de Consulta Mitofsky.
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