16 diciembre, 2025

16 diciembre, 2025

Crónica urbana

Al menos nos queda la luna

Crónica urbana

Blanca, colgada de una gris, amarilla prendida a la orilla de la noche.

Es una luna diferente de febrero que pisa los escalones de marzo.

Es la luna de ojeras que avecina a la primavera porque no pasó el invierno por aquí.

La luna moneda en mi cama, la luna aterrizada en mi corazón que se vuelve viejo. Ya hace varias décadas visitamos la luna con nuestros zapatos de astronauta que compramos al gran vendedor de calzado que se llamaba don Ramón Alvite, mancuerna con otro grande del zapato, don Lino Guevara.

La luna era azul y roja y la pudimos acercar a nuestros ojos en la mirada por los famosos e inolvidables astronautas norteamericanos.

Pero ya don Julio Verne en sus viajes estelares la visitaba y otros viejos zorros del espacio como Galileo y Copernics ya merendaban con ella.

Mirar la luna ayuda a contener la angustia, el llanto en estos días de zozobra. Días inolvidables de la tragedia y hasta la comedia en que vivimos de los políticos y de los encargados de cuidar nuestras vidas, sus vidas, lector.

Pues bien, la luna está en calma y como que chistea, como que nos guiñe el ojo de amarillo huevo para decirnos que hay un trazo de esperanza en el cielo y que no estamos solos en el firmamento del mal y el odio.

Que la luna está como si fuera el aura de Jesucristo cuidando los sueños de mi ciudad, tu ciudad.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS