WASHINGTON, Estados Unidos.- El presidente estadunidense Barack Obama presentó este martes un esperado plan para clausurar el polémico centro de detención militar de Guantánamo, indicando que la prisión contraría la seguridad nacional y los valores del país.
«Se trata de cerrar un capítulo en nuestra historia y de tomar las lecciones que hemos aprendido desde el 11 de septiembre y que deben guiar nuestro país en el futuro», dijo Obama en la Casa Blanca.
«Cuando está claro que algo no funciona y no mejora nuestra seguridad, debemos cambiar de curso», añadió Obama, llamando al Congreso, controlado por la oposición republicana, a analizar su propuesta con «justicia, incluso en un año electoral».
«Por muchos años ha sido claro que el centro de detención de Guantánamo no mejora nuestra seguridad nacional. La socava», apuntó.
La Casa Blanca identificó 13 posibles instalaciones en Estados Unidos donde podrían trasladarse algunos de los prisioneros los considerados demasiado peligrosos para liberar actualmente detenidos en Guantánamo.
Unos 91 sospechosos de terrorismo permanecen detenidos en prisión ubicada en una base militar estadunidense en el sureste de Cuba, que en su pico albergó a 700 reos y se ha convertido en un sinónimo de tortura y detención indefinida.
Según el plan, unos 35 prisioneros ya fueron autorizados a ser enviados a otros países en los próximos meses.
Otro grupo, entre 30 y 60, serían trasladados a las instalaciones en suelo estadunidense, bajo custodia del Departamento de Defensa.
Obama reconoció los temores de algunos estadounidenses pero les aseguró que el plan permitirá «garantizar nuestra seguridad, mantener nuestros valores en el mundo y ahorrar mucho dinero en el proceso».
El plan fue presentado este martes al Congreso, donde el partido Republicano que controla las dos cámaras ha prohibido los traslados de esos detenidos a Estados Unidos argumentando cuestiones de seguridad.
La Casa Blanca no nombró las instalaciones pero presentó los costos estimados del plan, un último intento de Obama por honrar una antigua promesa de campaña antes de que abandone el cargo en menos de un año.




