Hace algunas lunas que pasamos por las aulas de la UAT y para ser honesta no todos los recuerdos son gratos, más que logros académicos de nuestra Universidad se recuerda como muchos muchachos que infringían la ley corrían a refugiarse al centro universitario, sabían que al cruzar los arcos no había autoridad que les alcanzara, ni siquiera la universitaria porque actuaban bajo el consentimiento de quienes manejaban los grupos porriles.
Razón por la que hoy da gusto conocer todo lo que se está haciendo en y por la UAT, es grato enterarse que nuestra máxima casa de estudios ya no es la misma de ayer, que ha cambiado y mucho, no sólo es gracias a los adelantos tecnológicos que se ve que la Universidad Autónoma de Tamaulipas le puede hablar de tú a las mejores del mundo, es la oferta académica, infraestructura, comportamiento de sus estudiantes, responsabilidad de sus catedráticos, el compromiso con la sociedad, los hechos que hablan por sí solos, la percepción de la gente para la institución.
Se ve una UAT muy distinta, de entrada, ya no es el último recurso para los reprobados de otras universidades, hoy es una institución exigente y competitiva donde los jóvenes se preparan para tomar retos, enfrentar al mundo, y pueden gritar “yo soy orgullosamente estudiante o egresado de la Universidad Autónoma de Tamaulipas”.
Atrás se ha quedado la mala reputación, el bajo nivel académico, la desacreditación que pesaba sobre los hombros de la UAT y sus estudiantes, hoy los egresados de nuestra máxima casa de estudios tiene excelentes ofertas laborales hasta en el extranjero, de hecho son buscados y muchos catalogados como los mejores profesionistas quedando en el olvido aquellos tiempos en que algunas empresas alertaban a quienes habían estudiado en la Universidad Autónoma de Tamaulipas se abstuvieran de solicitar empleo para que se evitaran la vergüenza de no ser contratados.
Ahora los catedráticos y directivos de la UAT dicen que no sólo se utilizan todas las herramientas y tecnología de punta para el bien de los estudiantes, se preocupan por preparar profesionistas, se ocupan de que éstos sean buenos seres humanos, universitarios con valor que contribuyan a que se tengan mejores sociedades para fortalecimiento de un mejor Estado y grandeza de una nación.
¿Por qué le comentamos todo esto?, pues porque el pasado jueves el rector ENRIQUE CARLOS ETIENNE rindió su segundo informe al frente de la máxima casa de estudios de Tamaulipas y quizá si hubieran sido palabras no hubiéramos creído mucho los logros que se enumeraban, pero la evidencia fue clara, las imágenes lo reflejaban y a decir verdad la percepción de la gente en la calle lo siente, los estudiantes lo enfatizan, se constata con el prestigio y logros que tiene hoy la UAT, una UAT que es reconocida y galardonada en otras latitudes marca la diferencia entre el antes y el ahora.
Seguramente muchos de los que estudiamos en la UAT hace ya más de 25 años, o la misma ciudadanía de aquellos tiempos, tendrá más presente los comentarios que se hacían de la universidad y sus estudiantes que los logros de la misma y triunfos de sus egresados.
Da alegría que ahora se hable de logros, de cosas buenas en lugar de que se diga como se decía antes, “inscríbete en la UAT no te mueras y algún día te graduarás”, tristes eran los comentarios para las facultades, como el de la carrera de Relaciones Públicas para las muchachas era el MMC, mientras me caso, o que los muchachos de Derecho entraban para aprender asuntos chuecos.
Más que hablar de algún logro de la facultad, se decía que los estudiantes de Ciencias de la Educación se sentían intelectuales, músicos, poetas pero la mayoría estaban un poco locos.
Comercio y administración no se quedaba atrás, a pesar de ser una de las que mejor prestigio tenían, se le conocía más porque se mencionaba que en esa facultad estaban las chicas bonitas pero igual los chicos finitos, tanto que hasta al equipo de futbol americano le llamaban sus rivales “las margaritas salvajes” .
Sin duda alguna en aquellos tiempos la facultad era la de mayor prestigio y reconocimiento nacional e internacional era la de Veterinaria, así se marcaba porque en ella estaban jóvenes de diferentes estados, principalmente de Chihuahua y Coahuila, además de extranjeros, pero no era tanto por sus adelantos sino porque solo existían dos o tres en todo México y no había en países latinoamericanos universidades con esa especialidad ya adelantada.
Claro que de la facultad de veterinaria era de la que más se hablaba en la capital del Estado, no por sus grandes proezas, porque la verdad quizá no tenía mucho chiste que los jóvenes se fotografiaran sacrificando cerdos o vacas en el lecho del río San Marcos o matar perros o gatos callejeros para sus experimentos de laboratorio, sino porque las muchachas, sobre todo las casamenteras, año con año esperaban la llegada de los nuevos estudiantes de esa institución, el asistir al baile de novatos se convertía casi en una tradición para ver desfilar a los chicos que eran catalogados como los más guapos y varoniles, claro, andaban de vaqueros y sombrero, así es que llamativos eran.
Eso era lo que se vivía y sentía de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en tiempos pasados donde el porrismo era lo que más destacaba en lugar de buenas acciones, reconocimientos académicos o aciertos universitarios, razón por la que se aplaude que hoy la UAT esté en otros estadios, renovada, vigorizada y sus estudiantes son universitarios con valor.