20 diciembre, 2025

20 diciembre, 2025

Cuadrante político

Asistencialismo social, engarrotado

Cuadrante Político

Desde que el modelo keynesiano y populista dejó de existir, el Estado neoliberal mexicano, escenario de la alternancia PRI-PAN, ha tenido  en el llamado asistencialismo social su  expresión política clientelar más cercana al pasado histórico del Estado benefactor, ejercido  hasta la década de los ochentas.

El mimetismo priísta y su gran capacidad de adaptación a los cambios globales dio inicio formalmente con Miguel de la Madrid, pero fue  Carlos Salinas de Gortari, su brutal ejecutor, desmantelando violentamente las estructuras de un corporativismo sindical, dadivoso y corrupto. Aunque hoy, a la distancia, la voraz plutocracia mexicana ha resultado mucho peor.

Hasta los 70s y los 80s, las campañas electorales eran sinónimo de regalías sociales y de fandango matraquero, casi comparado con los carnavales brasileños. Uno de sus más genuinos exponentes lo fue el senador Salvador Barragán  Camacho, hombre de las confianzas quinistas. Chava fue  congruente con el populismo petrolero, y su campaña para senador estuvo marcada por el alegre apoyo a las clases populares.

La llegada al poder de los boys de Chicago, Harvard y Yale, coincidió plenamente con las certificaciones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Daba así inicio la época de las consultorías financieras, la productividad y las grandes inversiones de capitales extranjeros. México dejaba de ser una isla económica para incorporarse al tren de la modernidad. Pero eso sólo ocurrió en los discursos. En la práctica, muchas cosas  siguieron siendo iguales…o todavía más atroces.

En lo económico, en lugar de ejercerse un liberalismo de abierta competencia empresarial, heredero del capitalismo inglés, lo que sucedió fue el nacimiento de monopolios en ramas claves de la producción. Las telecomunicaciones de SLIM, las televisoras de Azcárraga y de Salinas Pliego. Las minas de plata de los Bailleres, entre otros.

Las grandes ganancias en millones de dólares  fueron para un grupo privilegiado de diez familias mexicanas. Y en el otro extremo, surgieron los programas de Procampo, 70 o 65 y más, traducidas como expresiones de la caridad  y la misericordia estatal. La filantropía elevada a rango constitucional,  ha alcanzado en el gobierno de Peña Nieto, su punto más alto, en el programa Sin Hambre.

Pero… ¿Cuáles son las nuevas reglas para ejercer este asistencialismo social, revisado  desde las vitrinas del capitalismo internacional? Para ello, tendríamos que echar un vistazo a lo que sucedió con la política en los tiempos globales. En el México de la alternancia política y del pluripartidismo, la competencia  por el poder se ha vuelto cada vez más disputada en términos electorales.

Las últimas elecciones por la Presidencia de la República y por las gubernaturas, han arrojado números que hablan por sí solos, sobre la feroz competencia por los principales cargos de elección popular. En consecuencia, al reformismo económico ha correspondido  también un reformismo político, cuya más  reciente expresión es una nueva ley federal electoral.

Las reglas para la disputa del poder, se han vuelto más rígidas. Y dentro de ese formato han surgido parámetros de vigilancia y control sin precedentes, dirigidos hacia las políticas  públicas destinadas a las masas agobiadas por la crisis. Se busca evitar que los programas  emanados del Estado mexicano incidan en la  decisión ciudadana, y que los recursos públicos, no sean objeto de condicionamiento entre los votantes.

En la actualidad, algunas de las dependencias claves objetos del monitoreo, son la SEDESOL, la SEDATU y algunas más. Es así como los comicios de junio próximo en 12 estados de la república, se perfilan como los más vigilados y escrutados en la historia. En el fondo de todo esto, el sistema político mexicano busca  comportarse como un país de primer mundo.
Pero en  la realidad exhibe sus miserias y sus contradicciones.

En México, las mayorías están educadas en la democracia del hambre. Así las han acostumbrado desde el poder, tanto priístas, como panistas. En su momento los gobiernos de Fox y de Calderón medraron electoralmente con los apoyos sedesoleros y de oportunidades. De tal  suerte que, la veda o la cuarentena como se le llame, a la prohibición de hacer uso del apoyo social desde el gobierno, es una reverenda farsa.

POSDATA: Hoy en el Colegio de Tamaulipas estamos convocados a un desayuno y a una reunión de trabajo. Agradecemos a Ruy Matías  Canales su invitación a un foro del pensamiento  científico, del humanismo y de la reflexión social.

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