Mientras que él insiste en que tiene las manos limpias, todas las señales indican que el gobernador Javier Duarte, de Veracruz, será sacrificado por su propio partido de cara a las elecciones del 5 de junio donde se va a elegir también a su sustituto, igual que otra docena de mandatarios estatales.
Así es mis queridos boes, saber qué ha motivado la embestida tricolor en contra de su propio gobernador es un misterio que seguramente no se va a develar, pero lo que es un hecho es que el pecado que debió haber cometido con los de su propia filia priista debe ser muy mayor, porque el ataque en su contra es virulento, con tintes hasta pasionales por lo sangriento.
Y digo de un pecado con los suyos, porque en el PRI nacional son capaces de tapar, cubrir o encubrir cualquier acto de corrupción por mayor que sea.
Echemos un vistazo al caso de Nuevo León donde Rodrigo Medina descaradamente se convirtió en todo un potentado de los bienes raíces en su propio estado y en Texas, entre muchas otras linduras que le deberían tener en la cárcel y los tricolores no han dicho una sola palabra en su contra.
Es más, todo indica que al ex gobernador de Nuevo León se le protege desde Los Pinos, tal y como pasó con el corruptazo de Humberto Moreira, que desapareció cientos de millones de pesos del erario de Coahuila, fue detenido en España y defendido por el gobierno federal priista hasta traerlo de nuevo libre a México.
¿Qué se comió indebido Javier Duarte?, vaya usted a saber, porque si bien la propia Auditoría Superior de la Federación ha dicho que en el ejercicio del 2014 el gobernador veracruzano desvió uno de cada tres pesos del presupuesto o los invirtió mal o los gastó peor, no es más corrupto que Medina y Moreira.
La diferencia en el trato para sus gobernadores corruptos es muy diferente con Duarte, al que ya la Auditoría tacha de delincuente y el propio Manlio Fabio Beltrones señala como mal gobernante y advierte que en esa entidad hay que corregir el rumbo.
Me da la impresión que Duarte será la ofrenda que el PRI-Gobierno entregará a los dioses de cara al proceso electoral de mediados de año en espera de que sirva para apaciguar la furia de un pueblo hastiado de la corrupción, pero sobre todo de la impunidad.
Duarte será el ejemplo que lanzará el gobierno de Enrique Peña Nieto para intentar convencernos a todos de que su mandato es de leyes, de castigo al mal funcionario sin importar el partido al que pertenezca.
Duarte es la ofrenda perfecta para el PRI, un tipo que transpira corrupción, que tiene a su pueblo sumido en el subdesarrollo, ególatra y torpe a la vez.
Pero hay otro ingrediente que hace a Duarte un bocado deseado por los dioses anticorrupción; es el gobernador ‘mata-periodistas’ porque es en su entidad donde la profesión es de mayor riesgo, donde ha habido más de una docena de muertos y decenas de atentados y ataques en contra de los comunicadores.
Los estrategas del PRI saben que poner en bandeja de plata la cabeza de Duarte es carnita para los medios locales y nacionales que se suenen victimizados por su gobierno.
Duarte es el político o uno de los políticos a los que la mayoría de los analistas, la mayoría de los activistas y las INGS defensoras de los derechos humanos y de la libertad de expresión quisieran ver tras las rejas.
En el tricolor saben por lo tanto que el tipo es nota nacional, saben además que Veracruz con un gobierno tan desastroso como el del indeseable Duarte difícilmente se mantendrá en el poder y tal vez con su ‘ejecución’ mediática y seguramente judicial hace un último intento de no entregar el gobierno a los panistas.
Duarte además es el ejemplo que tal vez se quiera mandar desde Los Pinos al resto de sus gobernadores para que eviten despacharse con la cuchara grande y no compartir el botín.
Veremos hasta dónde llevan los del PRI el linchamiento contra Duarte, porque los dichos de Beltrones son una señal de que el señor gobernador huele a presidio.
Ahora que si sólo se trata de una estrategia mediática y llegamos a junio con el gobernador en libertad, los priistas le habrán dado al PAN y PRD un tema más para la campaña y serán señalados de proteger al mata-periodistas, al corrupto.
¿Y los diputados?
Ya sé, los diputados federales por Tamaulipas (la mayoría del PRI) andan en la tulla pura, pero alguien tendría que avisarles que del presupuesto histórico que nos presumían el año pasado para este 2016 ya no queda más que migajas.
Un solo dato para los legisladores, sólo para el sur están parados proyectos por más de 235 millones de pesos de obras que están o tendrían que estar en proceso en Tampico y Altamira y que no han llegado.
Lástima, no hay quien defienda a Tamaulipas; los señores y las señoras diputadas andan en la grilla y los intereses comunes les valen gorro.
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