Una de las escenas más relevantes de la Historia del Arte es la Pasión.
La escena de mayor impacto emocional en el cristianismo. Su representación ha sido extraordinaria en sus múltiples variaciones y conceptualista de la escena por los más importantes artistas del mundo.
Artistas de ayer que son atados por el tiempo indivisible que contiene los momentos culminantes de un episodio religioso. Asiste con maestría y humildad, asiste con dedicación e inteligencia critica.
Así encontramos esa presencia trágica en los artistas flamencos quienes verdaderamente abordan la escena como el sentimiento crítico, desgarrado acompañado de su colorido de abundante calor de lo humano.
Los personajes de los pintores flamencos son personajes desquiciados, enérgicos, enloquecidos, trastornados por la escena que revienta a la condición humana pero que advierte la condición divina de Cristo.
Son inquietantes todas las representaciones de los artistas flamencos, tanto en la tela como en sus retablos. Son dibujos maestros en los que predominan los gestos, las contorsiones, la Piedad, la tristeza, el ser humano en los personajes que rodean a la imagen cristiana central.
Mientras que para los artistas del Renacimiento hay un orden compositivo que concuerda con la vida cristiana y su color es más discreto, la pintura flamenca es más crítica, más audaz en la representación de La Pasión.
El Renacimiento ciertamente enaltece al cristianismo. Con una indiscutible belleza en su composición y colorido. Y que utilizan un lenguaje criptico en el enfoque representativo.
Pero lo flamenco es lo trágico, lo interior del ser humano y en el caso de Cristo, la revelación de un ser humano que tiene mucho de lo divino y es sometido al pincel del ser humano. La Pasión es el gran tema en el arte cristiano que ha producido extraordinarias obras maestras.




