En Tamaulipas coexisten muchas ciudades importantes. Es tal su trascendencia que sé no entendería al Estado sin una de ellas. Todas tienen un peso y un valor específicos.
Pero aunque a algunos no les guste, Ciudad Victoria posee una relevancia especial. No se desprende ese perfil de su volumen demográfico o de su impacto económico. Esos dos factores, muy alejados de Reynosa o de Tampico, ciertamente no son sus atributos básicos.
Sin embargo, la capital, sede de los poderes gubernamentales, posee un atractivo aroma propio.
En términos electorales, perderla o ganarla en su control político o administrativo, dependiendo del triunfo o la derrota, puede ser una fortuna o una tragedia. Especialmente para quien le corresponda gobernar al Estado.
Basta recordar el aciago trienio que sufrió el entonces gobernador Manuel Cavazos Lerma con Gustavo Cárdenas Gutiérrez, como presidente municipal emanado de Acción Nacional. Un día sí y otro también, la confrontación cotidiana alcanzó niveles catastróficos tanto para el mandatario estatal como para el jefe de la comuna. Cavazos “ganó” perdiendo gran parte de su imagen y Gustavo “perdió” ganando una enorme simpatía popular.
¿Cuál será la historia actual de Ciudad Victoria?
En este año, cuatro candidatos buscarán la alcaldía capitalina en la que sin duda será la elección más competida por el dominio político de este municipio. Mónica Dávila –las mujeres primero– por Movimiento Ciudadano; Óscar Almaraz por el PRI, Arturo Soto por el PAN y el médico Xicoténcatl González.
En la opinión de su servidor, ninguno de ellos puede ser menospreciado.
No hay duda de que la trayectoria del priísta Óscar Almaraz y la estructura de su partido lo hacen puntero en la encuesta de arranque, pero en el caso de Arturo Soto el nutrido panismo victorense vota en bloque sin pensar en perfiles; en el de Mónica Dávila es una figura que goza de alta estimación social y su apellido de casada –Cárdenas– llevará miles de votos a las urnas; mientras que Xicoténcatl representa una corriente de simpatía popular auténtica que podría decidir la suerte de otros contendientes.
No. No son circunstancias ideales para preparar un día de campo. Para ningún candidato ni para partido alguno.
Sería cómodo dejarse llevar por la lógica y elucubrar en Victoria un escenario de una nueva victoria priísta, porque la trayectoria brillante de su candidato así lo anticipa.
Pero en la política, como asienta el terrible Pepito en un popular chiste, la lógica puede fallar…
EL GENERAL Y EL CAPITÁN
Ayer dieron a conocer el equipo de colaboradores que el candidato del PRI a gobernador, Baltazar Hinojosa Ochoa, utilizará para buscar el triunfo electoral en este año.
Muchos nombres, muchos apellidos –¿demasiados?– la mayoría conocidos y otros no tanto. Una gran parte muy competente, otros en la medianía y algunos más envueltos en la duda razonable que surge de un evidente desconocimiento de su trabajo político.
Si bastarán o sobrarán es una incógnita, pero me viene a la mente una vieja anécdota para ilustrar este paisaje priísta. La referiré si me permite:
En plena batalla, un general mandó a un capitán a tomar una colina. “Vaya”, le dijo, “con cien hombres y tome esa posición”.
El capitán se cuadró ante su superior y le respondió: “Mi general, con todo respeto, nomás deme diez, porque con más, me hago bolas…”
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