Dentro del proceloso mar que significa la función pública en el Estado, durante décadas una institución ha estado, podría decirse, en relativa calma.
Me refiero a la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
El ayer plagado de abusos administrativos y académicos, así como de violentas reyertas por el poder, algunas vividas por el autor de estas líneas en su paso por sus aulas, parecían haber quedado como una página doblada en una difícil etapa de acomodamiento. Insisto: Parecían.
¿Por qué esta percepción?
El presente arroja nubes de tormenta, reales o fabricadas, pero nubes al fin, sobre la casa de estudios y su actual administración rectoral, que aplicó desde los primeros meses una operación de limpieza que despejó el escenario universitario de cacicazgos directivos en facultades, de docentes que cobraban sólo por firmar y de irregularidades en los sistemas de becas –entre otras cosas– que causaban en
general un quebranto económico y académico para la UAT.
Y como siempre sucede, quien pone orden es el malo de la película, el enemigo, el odioso.
Hoy la institución vive una fase complicada, en la cual los grupos tradicionales de poder –algunos incrustados todavía en las escuelas– intentan rescatar canonjías. Tienen los recursos para esa aventura: dinero, alianzas y sobre todo, tienen a su favor el resentimiento anti rectoral de los despedidos o afectados.
No andan con nimiedades los orquestadores de ese movimiento. Desde un mes atrás se puso en marcha un plan de convencimiento entre consejeros asambleístas, en pequeños grupos y con otros de manera individual, para influir en la necesidad de convocar a una Asamblea General donde se plantearan los cambios radicales registrados por la comunidad uateña y presionar para el surgimiento de un consenso que dé marcha atrás a esas medidas. No han logrado avanzar lo deseable para sus impulsores, pero no sólo no han quitado el dedo del renglón, sino que ahora la meta es sugerir la remoción del rector como solución.
En esta misma semana, circuló el rumor de que el rector, Enrique Etienne, sería reemplazado por el Secretario General, Juan Salinas. Dieron hasta fecha y hora: El pasado martes, a las 21:45 horas. Todo quedó en eso, en rumor, pero resulta claro que el camino universitario estatal está tapizado con piedras filosas.
Hasta dónde puedan llegar los instigadores de este movimiento está por definirse. Su destino depende de dos factores: Primero, de la decisión de quienes desde afuera empujan la rebelión; segundo: de la capacidad de reacción del rector y del apoyo que logre de la auténtica colectividad estudiantil y docente.
Ojalá que mi querida UAT supere este escollo. Ojalá que siga el aseo interior que encabeza Enrique Etienne. Los alumnos, los padres de estos y la sociedad tamaulipeca en general, merecemos una universidad de excelencia, no de concesiones graciosas…
EDUCACIÓN, EL TESORO
Hoy en Tampico, se llevará a cabo uno de los foros más importantes en la campaña de Baltazar Hinojosa, candidato del PRI a Gobernador del Estado. Es el Foro sobre educación.
Tal vez para muchos –y con razón– la seguridad sea el tema prioritario para Tamaulipas, pero la mejor manera de remontar a mediano y largo plazo este grave problema es precisamente a través de ese valor universal que es el conocimiento, la preparación académica, la capacitación profesional.
En lo personal, me parece que este encuentro será una piedra angular del trabajo que realizará Baltazar, si logra que el voto lo lleve al poder sexenal. En un reflejo del campo, es sembrar hoy para cosechar mejores tamaulipecos mañana.
Sin duda, es afortunada la frase con la cual anunció este foro: “Seré”, dijo, “el gobernador de la educación”…
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