Heliódoro Amaro Buruato: pareciera que éste extraño nombre, es prófugo de “Cien Años de Soledad”, o de algún otro libro escrito por García Márquez. Pero lo anterior no es producto de ningún texto literario. Es alguien real, tan palpable como la vergüenza para sus hermanos de logia, por utilizar el máximo cargo masónico, como herramienta de impunidad y de lucro, en el ejercicio de la función pública.
¿Masón grado 33?. Por menos que eso, Juárez y los líderes de la revolución francesa se estarían revolcando en sus tumbas. Buruato es un “coyote”, un depredador de las esperanzas campesinas, y uno de los villanos más representativos de la tragedia agraria, de las últimas décadas.
Su historia representa la burla más cruel para los principios de honradez, trazados como la columna principal del rito masónico. ¿Cómo es posible que, una persona investida de una autoridad tan relevante en la masonería, símbolo de madurez y humanismo, sea al mismo tiempo, un infractor de las normas y de las leyes?
¿Acaso, el “venerable maestro” Buruato, es dueño de una doble personalidad, como la del “Extraño caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde”, la novela escrita por Louis Robert Stevenson, donde se pone de manifiesto el trastorno psiquiátrico de una persona que actúa con dos identidades opuestas? Aparenta ser Jekyll el científico, el humanista, pero se convierte en Hyde el delincuente.
Pues bien, ha llegado el momento de que, la comunidad masónica, conozca al Buruato infractor, al “Tartufo” o impostor, que cobijado en su falsa piel de moralidad, ha pasado por el servicio público, dejando una estela de impunidad, y un expediente que avergonzaría, al más modesto de los aprendices, en los círculos liberales de Tamaulipas.
Actualmente se desempeña como Director de Asuntos Agrarios, en la Secretaría General de Gobierno. Sin embargo, dado el peso de su oscura hoja de servicio, no debería de estar en esa posición
estratégica, desde la cual se ventilan los asuntos de gestoría y de justicia, más relevantes del sector campesino en la entidad.
Para que se dé usted una idea de la “fichita” que se encarga de este tema tan importante, ahí le van los siguientes datos:
El tres de noviembre del 2004, Amaro Buruato fue inhabilitado como funcionario de la reforma agraria. Mediante una investigación del Órgano Interno de Control, se le abrió el expediente R-36/2003, fincándole responsabilidades, en términos administrativos.
Posteriormente, el 3 de diciembre del 2004, mediante el mismo mecanismo interno, Buruato volvió a ser objeto de una inhabilitación, misma que quedó debidamente asentada en el expediente R-38/2003. Como bien se puede observar, el citado funcionario, ingresó al selecto club de los reincidentes. Pero, contra viento y marea, sus “palancas” lo mantuvieron en el cargo.
Amparado en esa burbuja de complicidades, las transgresiones de Buruato, siguieron de frente: entre 2003 y 2005, el actual Director de Asuntos Agrarios de la Secretaría General de Gobierno, se hizo acreedor a una amonestación pública, una inhabilitación y a su destitución, todo lo anterior, en su carácter de funcionario de la Reforma Agraria y del Registro Agrario Nacional.
Lo peor de todo, es que ahora, este personaje de la picarezca agraria tamaulipeca, amenaza con integrarse a las campañas electorales. Seguramente, pretende seguir engañando con su “charola” de masón Grado 33, con la intención de seguir medrando a costillas de su alto rango en los círculos liberales.
Por lo demás, dicen que un verdadero masón, se puede reconocer, de la misma manera que se distingue el oro de la pirita u oropel. A éste último se le conoce como el oro de los tontos.
De tal suerte, que Buruato puede seguir con su fraudulenta jerarquía de un Grado 33, marca patito, utilizado para trepar por las pendientes de la nómina. Pero, por ese camino, sembrado de influyentismos y compadrazgos, jamás obtendrá el respeto de sus hermanos masones. Será todo lo contrario.
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El gobernador Egidio Torre Cantú, acaba de destinar una fuerte inversión para prevenir los delitos, pero también para castigar a los infractores. Lo anterior fue declarado ayer por el líder del Congreso Ramiro Ramos Salinas, mismo que subrayó el apoyo que Tamaulipas está recibiendo por parte del Presidente Enrique Peña Nieto, en materia de seguridad y de otros temas, de carácter social y económico.
Por otra parte, el que sigue incansable, recorriendo el municipio es el candidato priista a la alcaldía Óscar Almaraz, mismo que, en el 191 aniversario de la capitalidad victorense, aseguró que, durante su ayuntamiento, esta ciudad estará a la altura de las grandes urbes capitalinas del país.
