1.- Tamaulipas necesita que el próximo Gobernador del Estado sea un ciudadano conciliador y equilibrado, para que se eleve por encima de las clases sociales y de los grupos de poder y sea el árbitro justo e imparcial de nuestras diferencias.
2.- Tamaulipas requiere de un gobernante honesto y honorable, para que la función pública sostenga la credibilidad moral que ha ganado frente al pueblo.
3.- Tamaulipas demanda que el próximo mandatario sea un auténtico líder, pero no de los caciques y delincuentes que proliferan en el estado, sino de las fuerzas productivas que contribuyen al progreso.
4.- Tamaulipas reclama que el próximo gobernante pregone la honradez con el ejemplo, y que a la vez sea el juez severo e inflexible de los corruptos y prevaricadores.
5.- Tamaulipas no necesita de un caudillo; sólo requiere de un honesto coordinador de sus esfuerzos. No requiere de un jefe de pandilla ni de un líder sustentado en las vanas promesas, los discursos y la palabrería.
6.- Tamaulipas desea que el próximo gobernante no presuma de ser un “iluminado”, un “profeta” o un “mesías”, porque no habría dinero suficiente para pagar sus extravagancias y locuras.
7.- Tamaulipas espera que el próximo jefe del Ejecutivo sea un hombre con palabra de honor, para que haga honor a los compromisos contraídos con el pueblo.
8.- Tamaulipas no requiere de un demagogo, o de un fabricante de ilusiones. Tampoco necesita de sabios, genios o “iluminados”. Espera a un gobernante serio, probo, austero y respetuoso de los derechos de las personas y de las instituciones públicas y privadas.
9.- Tamaulipas pretende que el próximo gobernante sea veraz y congruente. Que sus palabras correspondan a sus hechos y que sus hechos respalden a sus palabras. Que el lenguaje de la mentira no enturbie las relaciones entre el gobierno y los ciudadanos.
10.- Tamaulipas demanda que su próximo gobernante construya su prestigio con buenas obras y valiosas acciones, y no con encuestas maquilladas o publicidad mediática pagada a precio de oro con el dinero del pueblo.
11.- Tamaulipas exige un gobernante que repudie el nepotismo, a fin de que los nexos familiares no invadan la esfera pública con propósitos indebidos o afanes de riqueza.
12.-Tamaulipas está urgido de un gobernante que construya para el hombre, pero también dentro del hombre. Que predique los valores con el ejemplo, para que las nuevas generaciones transiten hacia una cultura de la vocación y no del lucro.