Difícilmente lo ocurrido en el debate del fin de semana pudo haber modificado los niveles de preferencia de alguno de los dos punteros, Baltazar Hinojosa y Francisco Cabeza de Vaca.
Pero, como suele suceder en estos casos, sí dio pie para el crecimiento de los candidatos menores que tuvieron en ese foro una ventana para expresar sus ideas, u ocurrencias para ser más precisos.
En ese sentido se confirma la importancia que va a tener el comportamiento en la recta final de Gustavo Cárdenas, Jorge Valdez, Francisco Chavira y hasta Héctor Garza, quien difícilmente abandonaría la muy obradorista posición “anti PRIAN”.
Si como todo hace indicar, Cabeza de Vaca y Baltazar llegan a la recta final con números muy cercanos, será preciso enamorar a los indecisos y a los votantes de los candidatos que para fines prácticos, no tienen posibilidad de ganar.
“Balta” lo intentará con la advertencia de que el panista es “un peligro para Tamaulipas”, y Cabeza de Vaca pedirá el voto útil para conseguir la alternancia, pintada como la tierra prometida para los tamaulipecos.
La intención de los dos es muy clara: ganar la elección, pero hacerlo con la diferencia de votos necesaria para que el resultado sea inmune a la judicialización que se pronostica.
En una contienda tan pareja, la estrategia de la recta final cobra la mayor importancia. Un desliz puede significar la cantidad de votos que haga la diferencia. Un tiro de precisión que dé en el blanco
puede garantizar el triunfo.
Por eso, si en el PRI tienen pensado incrementar la metralla contra el candidato de Acción Nacional deberán ser muy cuidadosos. Si los disparos no salen con la dirección correcta, no solo lo van a inmunizar, van a terminar por hacerlo víctima lo que puede resultarle muy redituable en términos electorales.
Lo mismo pasa con Cabeza de Vaca. Deberá calcular hasta dónde puede llevar su ofensiva permanente. Pasarse de la raya puede jugarle en contra en una entidad que no está acostumbrada a una confrontación verbal tan intensa en el campo político.
En conclusión, ambos caminarán los próximos 40 días al filo de la cornisa. Con dos vistas privilegiadas: una al acantilado y la otra a la cima de la montaña.
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