A casi un mes de que venza el plazo constitucional para emitir las leyes generales que establezcan las bases del Sistema Nacional Anticorrupción y el nuevo modelo de responsabilidades administrativas, la discusión entre organizaciones de la sociedad civil y las Comisiones unidas de Anticorrupción y Participación Ciudadana, Justicia y Estudios Legislativos del Senado de la República, se encuentra
inmersa en una lucha en el medio campo, donde las primeras buscan encontrarle el hueco a la férrea media y defensiva de los legisladores.
En la reunión del 11 de abril, el senador perredista Alejandro Encinas adelantó que veía muy difícil concluir en el plazo legal los trabajos para emitir la legislación secundaria en este periodo y declaró “el principal problema de este país, no es la corrupción, ese es uno de los síntomas, el principal problema es la impunidad”, lo que encierra dos grandes problemas.
El primero, es el tiempo para cumplir. Quedan poco más de 720 horas para que fenezca el término. ¿Se logrará?
El segundo tiene que ver con el “tuya, mía, te la presto” sobre si el problema es la impunidad o la corrupción. Discusión a mi gusto estéril. Quizá es cierto lo que dice el senador y lo que otros afirman en el sentido que no se necesitan más leyes sino aplicar las que ya existen.
Sin embargo, lo que ciertos actores políticos aún no entienden (o tal vez sí) es que el modelo existente de combate a la corrupción ha quedado obsoleto, como si Edgardo Codesal quisiera pitar la final de Rusia 2018 a sus 64 años.
Luego entonces, aprobar la legislación secundaria de la mano de lo que proponen el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y Transparencia Mexicana no es cosa menor. No se trata de concluir si fue primero la gallina (corrupción) o el huevo (impunidad) sino de dar un borrón y cuenta nueva al sistema fallido que ha generado que México sea percibido a nivel mundial como un país altamente corrupto y que, efectivamente, se investigue imparcialmente y se apliquen las sanciones por más indeseables políticamente que sean.
En pocas palabras, tomadas del argot político “se trata de mandar un mensaje”.
A esta altura del partido, no se vislumbra quién pueda ser el primero en romper la red de la portería legislativa, por eso “apesta” a tiempos extras.
A OJO DE BUEN CUBERO
El día 26 de abril de 2016 a punto de entrar al “tiempo de compensación” pero dentro del término, el Congreso de Tamaulipas aprobó la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado: HYPERLINK “http://www.congresotamaulipas.gob.mx/Parlamentario/Archivos/Decretos/Dec-948-Ley de Transparencia final.pdf”http://www.congresotamaulipas.gob.mx/Parlamentario/Archivos/Decretos/Dec-948-
Ley%20de%20Transparencia%20final.pdf
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