CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Con el tema “Stand by me” de Oasis al fondo de la charla, los recuerdos escritos de 1 mil 169 usuarios de Facebook en el muro de “La Buena Vida Café”, se antoja regresar el tiempo…
La Buena Vida, fue la casa de Raúl Valdez, y la casa de muchos en Victoria, que entonces buscando un espacio de pertenencia encontraron en la esquina del 19 Morelos un lugar para expresar el arte y hasta los sentimientos.
Hoy, las nuevas generaciones de jóvenes “vintage”, narran que han escuchado de ese lugar, hablan de él como una leyenda, porque desde el año 2010, la vida nocturna de Victoria se terminó.
Ahora buscan a Raúl Valdez, el regio que fue su propietario para no dejar morir el recuerdo.
“La Buena Vida”, nace el 7 de noviembre de 2003, Larisa y yo decidimos abrir un espacio de cocina italiana, en Victoria sólo había uno en la ciudad, por cierto, muy bueno en la calle Carrera y en unión con Jesús de los Santos que andaba buscando entonces un espacio para sus clases de yoga. Por mucho tiempo estuvimos buscando un espacio adecuado, hasta que dimos con esta casona antigua en la esquina del 19 Morelos que fue el espacio del INAH, tiempo antes”, dice Raúl Valdez con el brillo en los ojos como si hubiera encontrado otra vez aquel lugar.
Las paredes de sillar tuvieron espacio para exposiciones, el sitio favorito fue también el corredor, el comedor para disfrutar las pastas y un buen vino, o la parte trasera para escuchar propuestas únicas donde no pudieron faltar los talentos victorenses y donde muchos aún nostálgicos recuerdan “El Farol” de Daniela Romero, explica Raúl, quien se encargaba de poner el buen sazón, combinando los platillos italianos con los mexicanos…
“La salsa arrabiata y la marinada, luego se nos ocurrió introducir baguettes, eran guisos mexicanos, carne asada y otros que aun no hacía Subway, era algo en pan, bien aderezada con una súper ensalada, eso era tener en un bocado todo y nosotros teníamos la cochinita pibil que funcionó muy bien, el pollo frito con paprika… los mariscos llegaron luego porque cuando le cocinaba a ciertos amigos ellos decían debes introducir esto al menú y así comenzamos los domingos a venderlos”.
Luego, como si se tratara de la fuerza enigmática de una conjunción de estrellas, de esas que realizan cambios inesperados en la Tierra, La Buena Vida, comenzó a mutar…
Había otros planes en la vida de todos aquellos noctámbulos.
Larisa y Raúl ya tenían un terreno para continuar sus proyectos …
“Pero yo nunca quise cerrar “La Buena Vida” para tener otro espacio, si me llamaba la atención el marisco, una cocina con la que crecí en mi familia. Mientras construíamos lo que ahora es “Los Lichis”, llega el propietario del 19, el licenciado Tito Reséndez que iba a ocupar el lugar, así que comenzó a sonar la despedida.
Pasaron dos meses más para poner la fecha de entrega del local, entre ellas las mil y una despedida para “La Buena Vida”, hasta que el 1 de marzo de 2011, llegó el final…
Más de una vez lloró Raúl por ver cerradas las puertas de “La Buena Vida”, ahora lo admite, y confiesa con seriedad: “Necesité realmente tiempo para recuperarme, era mi casa, para mí fue muy muy duro”.
Ahora muchos de aquellos amantes de “La Buena Vida” llegan a “Los Lichis”, siguen a Raúl y ahora se percata que la nostalgia de aquel tiempo toca a la puerta…
“No sé qué pasó, es extraño, la página de Face de “La Buena Vida” nunca la cerré y últimamente pasa que hay 14 likes en un día, ni yo checo la página, pero ellos están ahí, sobre todo jóvenes que vienen a buscar ¿qué fue La Buena Vida?, porque les comentaron que hubo un lugar así, pero que nunca fueron… Entonces creo que hay algo ahí muy fuerte con ese espacio y los que estuvimos ahí todo ese tiempo lo extrañamos”, dice Raúl ahora bajo el techo de palma de “Los Lichis”, que ya se apunta como otro lugar de los favoritos.




