Algo estaba muy claro con Agustín Basave, ex consejero de Luis Donaldo Colosio, en la presidencia nacional del PRD: el partido se encaminaba a una alianza electoral con el PAN en la elección presidencial de 2018.
Sin embargo, el diputado federal no soportó la incesante presión de las tribus del sol azteca y presentó su renuncia a la dirigencia.
La llegada de la ex aeromoza Alejandra Barrales al liderazgo nacional perredista representa la posibilidad de mantenerse en la ruta de las alianzas electorales, pero… no se sabe si con el PAN o con Morena.
Incluso, existe el escenario de que el perredismo apueste todas sus canicas y se la juegue con la candidatura de Miguel Angel Mancera, quien ya expresó que le gustaría ser presidente de la república.
El problema para el PRD y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México es que se encuentran abajo en las encuestas respecto a los principales aspirantes a la silla presidencial: Andrés Manuel López Obrador, de Morena; Margarita Zavala, del PAN; y Miguel Angel Osorio Chong, del PRI.
A la lista se debe añadir el proyecto de Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como ‘El Bronco’, ‘presunto’ gobernador de Nuevo León, pero que en realidad se la pasa viajando por todo el país con el objetivo de construir su candidatura independiente en pos de Los Pinos.
El tiempo ya se convirtió en un factor en contra para la Revolución Democrática y su aspirante más aventajado: se ubica en el cuarto lugar de los sondeos de opinión pública y se antoja difícil que supere esa posición en los meses por venir ante el fortalecimiento de Acción Nacional y el posicionamiento de ‘El Peje’ y su Morena.
En ese contexto, a un año de que comiencen a desgranarse las definiciones en la lucha por la presidencia de México, el PRD enfrenta un dilema:
– Establecer una alianza electoral con el PAN, tal como lo hizo en la contienda por varias gubernaturas el pasado 5 de junio (ejemplo, Veracruz).
– O buscar una coalición con Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional a través de un amplio frente de izquierda…
El dilema no es poca cosa. La decisión representa, ni más ni menos, la posibilidad de acceder, por medio de una alianza, a la silla presidencial en 2018.
Si bien con AMLO existe una identificación de origen ideológico, con el PAN se enarbola la bandera de sacar al PRI, una vez más, de Los Pinos… con la debida y justa repartición del gabinete y del presupuesto federal.
Pero ‘el sistema’ priista también juega en la configuración de escenarios electorales para el PRD. Al priismo peñanietista sólo le queda un escenario para ganar la presidencia de la república: evitar la polarización entre dos opciones partidistas a través de la fragmentación del voto.
Es decir, entre más candidatos con cierto peso e influencia que compitan por el Poder Ejecutivo, el sufragio se dividiría en porcentajes menores y, en ese contexto, el Revolucionario Institucional apostaría a conseguir el triunfo en las urnas por medio de su ‘mítica’ estructura territorial.
Para decirlo en términos porcentuales, el PRI buscaría mantenerse en Los Pinos con una cantidad que podría fluctuar entre el 27 y el 31 por ciento de la votación total. Aún así, el tricolor la tiene harto complicada.
Entre la serie de posibles escenarios, si el PRD decide jugársela con la candidatura de Miguel Angel Mancera, no sólo es un hecho que el sol azteca iría directo a la derrota en la elección presidencial, sino que perdería algo muy valioso y que detenta desde hace 19 años: la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
En una factible alianza electoral con el PAN, los perredistas podrían negociar la candidatura en el ex Distrito Federal… situación que no estaría del todo clara si buscan una coalición con la Morena de López Obrador, partido que va arriba en todas las encuestas en la CdMx.
En la lucha por la capital del país, la propia Alejandra Barrales tiene su ‘corazoncito’. Y bien sabe que el PRD no puede ganar esa decisiva elección por sí solo, pero… ¿qué tal si va en alianza con el PAN… en contra del proyecto de ‘El Peje’?…
Esto apenas comienza y los escenarios son múltiples rumbo al proceso electoral presidencial de 2018, donde, seguramente, se registrarán volteretas, sorpresas y traiciones.